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Por Grupo Zócalo
Publicado el lunes, 2 de diciembre del 2024 a las 09:22
Ciudad de México.- El mexicano Juan Pablo Sánchez cortó una oreja en la quinta corrida del serial “Celebra tu pasión”, que se llevó cabo este domingo en la Monumental Plaza México, en la capital del país, mientras que el español Juan Ortega y el mexicano Diego Silveti no obtuvieron trofeos.
Las ganaderías de Montecristo y Pozo Hondo enviaron un encierro sin trapío ni casta. Se registró media entrada en el coso que tiene un aforo para 41 mil personas.
El español Juan Ortega demostró cierto poder de convocatoria. Nada más destacable se pudo salvar de su confirmación mexicana. Primero con un toro sin trapío ni casta, y un público dando oles a capotazos incompletos y abruptos.
Después, en su actuación de muleta, aupada por los presentes desde los pases de tanteo, mostró desconfianza ante la falta de nobleza del Montecristo. Citó en descarado paralelo teniendo que corregir posición tras cada pase.
Ya con la mano siniestra, un buen natural, mal animó al espada a continuar su faena por el pitón izquierdo.
No completó una buena actuación a pesar de los muchos y sentidos oles que se oyeron en los tendidos debido a un efectista trincherazo saliendo del paso.
Volvió Ortega a la mano derecha con el objetivo de realizar un toreo encimista, sin asomarse, que resultó un gasto de tiempo para perpetrar pases insustanciales.
Su confirmación finalizó con estocada trasera y descabellos. Dio una vuelta al ruedo protestada.
Ortega cerró plaza con un ejemplar de Pozo Hondo manso y reservón. Nada pudo hacer el sevillano que de nuevo se extendió sin motivo con un bovino parado.
La única oreja de la tarde fue para el mexicano Juan Pablo Sánchez, quien realizó una faena, sobre el pitón cercano, con la cualidad de mantener en el centro del ruedo sin mover la pierna a un descastado.
Juan Pablo sometió al Montecristo obligándole a transitar ceñido. Tras mandar templo con un derechazo de trazo lento y hondo, rubricó con estocada en lo alto para una oreja más merecida por su buena lidia.
Al primer Pozo Hondo, que se desvaneció repentinamente y quedó en forma reposada, lo tuvieron que levantar las cuadrillas, lo pasaportó profesionalmente al primer intento.
Para Diego Silveti fue el tercero que saltó al callejón. No mostró daño alguno pero las mayoritarias protestas, iniciadas por la falta de trapío, inclinaron al juez devolver lo que antes aceptó.
Apareció en su lugar otro Pozo Hondo, que fue de discurrir errático, de boxeador noqueado, y Silveti se ausentó más que justificarse.
Con el quinto Silveti se limitó a dejar pasar los minutos ante un Pozo Hondo manso y confuso.
Fue el final de una mala corrida en la que se echaron atrás, antes del sorteo, tres toros de Montecristo y en su lugar saltaron al ruedo un trío de calamidades de Pozo Hondo de extraño empleo.
Los ejemplares de Zacatecas se dejaban castigar sin inmutarse, manteniendo la quijada reunida y repentinamente se desplomaban y con ellos las esperanzas de ver seriedad y buen toreo en la Plaza México.
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