“Lo que más domina a la gente es el miedo y se trata de que el miedo cambie de bando, que lo tengan ellos.”
J.L. Sampedro
El martes pasado la presidenta Claudia Sheinbaum, leyó una carta dirigida al presidente electo Donald Trump, en la cual respondió a la amenaza de imponer aranceles del 25% a todos los productos procedentes de nuestro país que lleguen a Estados Unidos.
La Presidenta explicó que elevar los aranceles, no daría como resultado detener la migración ilegal, ni el consumo de fentanilo. “El diálogo es el mejor camino”. Propuso la vía del entendimiento luego de hacer una síntesis del avance que ha tenido en México, el combate a la migración ilegal.
Y es que las mujeres ejercemos con diplomacia, porque hemos aprendido que desde la serenidad podemos ser inflexibles en la defensa de nuestros derechos. Así, la doctora Sheinbaum aclaró cómo una guerra arancelaria dañaría a fabricantes multinacionales como General Motors, Stellantis y Ford Motor Company, quienes han operado en México desde hace más de 80 años.
El tráfico de drogas es un problema multinacional, donde tiene que enfrentarse el consumo y promover la salud pública en los países que la reciben, no sólo impulsar las medidas que se están tomando en nuestro país.
“A un arancel vendrá otro en respuesta y así hasta que pongamos en riesgo empresas comunes”. Dijo, por ello se requiere cooperación y entendimiento recíproco.
El respeto y la dignidad es algo que Mexico se ha ganado y nunca ha perdido. El ejercicio diplomático de la carta es firme y, sin embargo, mantiene una mano tendida. El texto sereno y mesurado es propio de quien sabe de sus fortalezas y en ellas se reconoce. Desde ahí se reitera la intención de hacer negocios con Estados Unidos, pero no a cualquier precio, no a cambio de aceptar faltas de consideración.
Desde el respeto a la soberanía y a la libertad, esa que se construye de conocernos y de conocer nuestra historia para que pueda ser llamada libertad.
No han faltado las voces, ni los silencios de la derecha que ante la amenaza del poderoso, por mezquindad, mientan o intenten de nuevo ponerse como antaño al servicio de un invasor.
Sin embargo, son como espina entre un bosque de patriotas, de raíces valientes que nutren desde la muerte a la vida, desde el amor a la tierra y después de la tierra a la patria, y después de la patria nada. Atentamente.
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