Saltillo
Por Carlos Rodríguez
Publicado el domingo, 24 de noviembre del 2024 a las 06:00
Saltillo, Coah.- Cuando los novios están frente al altar se juran amor eterno, prometen que estarán en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, por lo que el sacerdote dice “que lo que Dios acaba de unir no lo separe el hombre”; sin embargo, los divorcios están a la orden del día.
En Coahuila, la última estadística otorgada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), dice que por cada dos matrimonios hay un divorcio, pero, por increíble que parezca, algunos de ellos quieren casarse otra vez; para su gusto esto es posible incluso por la iglesia, siempre y cuando haya nulidad matrimonial.
“ La diferencia entre el divorcio y la nulidad es que en el divorcio sí hay un consentimiento válido y después ya no, la nulidad significa que el consentimiento desde el primer momento fue nulo, y no hubo nada”, explicó el padre Mario Cruz, encargado del Tribunal Eclesiástico.
El contexto es vital
Perla se casó enamorada de Fabricio, un hombre que parecía un excelente partido; maduro, atento, trabajador. Sin embargo, guardaba un secreto sobre su sexualidad, provocando la separación al poco tiempo, pues Fabricio es gay y tenía otra pareja.
Casos como este pueden obtener la nulidad matrimonial, por lo que la mujer, víctima de un engaño, podría volver a casarse por la iglesia, “porque el primer matrimonio en realidad nunca existió”.
El concepto de nulidad matrimonial significa que no hubo las condiciones necesarias para que la unión se consumara; desde el principio el sacramento estuvo viciado, por lo que no es válido. No se trata de que el matrimonio se anule, sino de que no existió, dice la doctrina católica.
Pero para poder llegar a esa conclusión, se tiene que hacer un escrutinio meticuloso y llevar a cabo un juicio con abogados expertos en derecho canónico, peritos y jueces, para poder discernir si la unión fue legítima o nunca existieron las condiciones para formar “una sola carne”.
Empero, también hay quienes quieren volver a contraer matrimonio por la Iglesia y, para ello, requieren que el anterior sea declarado nulo, así como quienes no quieren casarse pero quieren estar libres “por si llegan a encontrar el amor”, y los que no piensan casarse pero desean tener la certeza de que están en gracia de Dios.
Las más comunes
Existen más de 20 causales que pueden provocar que el matrimonio sea declarado nulo; en la Diócesis de Saltillo, el padre Mario Cruz señaló que la principal es la inmadurez de la persona.
Aquí un elemento clave sería cuando se casan sin la edad mínima requerida por el derecho canónico, que es de 16 años en el hombre y 14 para las mujeres, pero también aquellos que, aunque no sean menores de edad, su pensamiento continuaba siendo “infantil”.
Otra es que la persona haya ocultado su homosexualidad, haciendo la nulidad muy viable, así como cuando uno de los dos cónyuges no están abiertos a la vida, es decir, a tener hijos dentro del matrimonio.
Aquí hay un desacuerdo en algo que la iglesia ve como fundamental en el matrimonio, pues lo que pide la escritura es que la pareja sea fecunda; esta misión de tener hijos es una de las principales razones de la unión conyugal.
“ Buscamos que el matrimonio sea nulo, porque yo en un futuro quiero volver a casarme, me divorcié hace 3 años, fue por común acuerdo porque ella no quiere tener hijos y yo sí. Actualmente, vivo con mi nueva esposa con quien tengo ya dos hijos, pero pues yo quisiera volver a casarme por la iglesia”, contó Federico, a quien llamaremos así porque pidió su anonimato.
La situación de este joven que aún no comienza el proceso ante el Tribunal Eclesiástico tiene matices que lo vuelven complejo, pues su hijo mayor cumplió 3 años, es decir, que lo engendró cuando aún no se separaba completamente de su anterior esposa, y esto podría complicar el proceso.
En este caso lo ideal sería que, antes de comenzar cualquier relación extra marital, se recurra a buscar la nulidad matrimonial para que, una vez conseguida, se pueda obrar sin temor de estar en pecado, aconseja la iglesia.
“ Uno a veces se casa pensando que las cosas se van a acomodar; mi exesposa decía que no sabía si quería tener hijos, yo creí que conforme pasaran los años se iba o yo la iba a convencer”, narró Federico, quien achaca al deterioro de la relación la infidelidad que cometió.
Un proceso de antaño
Aunque a veces se cree que esta figura de la nulidad matrimonial es nueva, en Saltillo el primer matrimonio declarado nulo por el Tribunal Eclesiástico fue en 1966, un 19 de noviembre.
Lo que ha cambiado es que ahora se ha agilizado el protocolo para eficientar los tiempos de este, siendo el cambio más significativo que ahora un solo tribunal puede declarar la nulidad, mientras que antes tenía que obtenerse de parte del tribunal local y uno de una mayor jurisdicción, que en el caso de los coahuilenses era el de Nuevo León.
Lo primero que se tiene que hacer es llenar un formulario que sirve para configurar la situación en una primera instancia, este documento se llama “libelo”, y de su correcto llenado depende que el caso puede aceptarse o rechazarse.
“ En este momento estamos entre 60 y 70 solicitudes que están trabajando en el libelo, podrían ser aceptados en enero para cumplir el tiempo que nos aconseja el Derecho Canónico”, indicó el cura.
En el libelo se hacen 23 preguntas que hacen referencia desde el consentimiento, la libertad, las condiciones que tenían en el momento en el que se casaron, los problemas que tenían y son preguntas que dan al Tribunal una primera configuración, de como fue la relación y como se dio el primer consentimiento.
Una vez aceptada la solicitud, se comienza un juicio que incluye la presentación del caso, con ayuda de los peritos que recaban pruebas, los abogados, el defensor del vínculo y el juez.
Antes las sentencias tenían que ser confirmadas por un doble tribunal, le llamaban “la doble sentencia”, pero ahora se recurre a la provincia de Monterrey solamente cuando es necesario apelar la sentencia.
Es decir que si el Tribunal de Saltillo declara que no hay elementos para que el matrimonio se declare nulo, todavía hay esperanza de que otro Tribunal si encuentre elementos para ello.
“ Nosotros también apoyamos esta moción porque que nosotros no hallamos encontrado causas de nulidad matrimonial, no quiere decir que no existan y que no puedan encontrarlas otro tribunal”, indicó el religioso.
Un final feliz
Quienes recurren a esta instancia de la Diócesis de Saltillo tienen deseo de volverse a casar, o bien, quieren tener la certeza de vivir en gracia, aún cuando no tengan el deseo por ahora de volverse a casar. Son personas que, por una u otra razón, terminaron su primer matrimonio y quieren comprobar que éste nunca fue llevado a cabo de la manera correcta para empezar de nuevo.
“ Algunos ya quieren tener fecha para volverse a casar, pero una de las condiciones es que mientras estén los procesos de nulidad no pueden tener fecha para el matrimonio; ha habido quienes organizan todo y después comienzan el proceso y entramos en el conflicto de que los procesos no están terminados”, lamentó Cruz. Y la estadística de casos que efectivamente estaban viciados es alta.
“ De 10 procesos que llegan a sentencia, podemos decir que 7 u 8 son favorables, que hay causas de nulidad, y en los que no encontramos suficientes elementos las partes tienen el derecho también de recurrir a una instancia de apelación en Monterrey”, clarificó.
Otras causales
El derecho canónico divide las 23 causales en tres subgrupos, la nulidad por defecto de forma, la que se da porque el matrimonio fue celebrado con algún impedimento y la nulidad por vicio de consentimiento:
Entre las de la nulidad por matrimonio celebrado con impedimento, destaca la impotencia del hombre, es decir, la imposibilidad perpetua de realizar el acto conyugal.
También el vinculo de matrimonio anterior por la Iglesia, es decir, que alguien haya pasado los filtros y se haya casado de nuevo sin previa nulidad matrimonial.
Igualmente, se incluye la nulidad en los casos que se haya casado alguien consagrado a la vida religiosa o al sacerdote, así como por un parentesco legal o consanguinidad.
Dentro de la nulidad con vicio de consentimiento sobresale la incapacidad de asumir las obligaciones esenciales del matrimonio por una causa de naturaleza síquica (esquizofrenia, trastorno de personalidad o alguna otra patología que la pareja desconocía).
Otra es haber contraído matrimonio a la fuerza, obligado u obligada por violencia, o miedo grave por amenazas.
Saturan coahuilenses Tribunal Eclesiástico
Debido a que es un proceso largo y de trabajo extenuante, y a que se acumuló durante la pandemia, en este año el Tribunal contó con apoyo de jueces externos para tratar de desahogar la mayor cantidad de casos.
“ Estamos hablando de que en un año, en este tribunal, se darán al menos 50 sentencias de declaración de nulidad; esperemos que sean las 60, pero según el proceso que llevamos eso es el estimado al menos 50”, explicó el padre Mario Cruz.
Esto significará un incremento de prácticamente un 100% de las sentencias emitidas al año, y aún quedarán 18 procesos más en el escritorio.
Cada año salen entre 25 a 30 sentencias, reiteró el religioso, y ello han tenido la colaboración de jueces de fuera de Saltillo “porque nosotros nos hemos visto con el problema, en años pasados, con la muerte de nuestros jueces en la pandemia”, dijo, hablando de los dos de los tres jueces que ahí laboraban.
A causa del Covid-19, fallecieron el padre Jorge Sepúlveda y el presbítero Eduardo Rodríguez, por lo que tras varios meses en que estuvo incompleto el cuerpo colegial se nombró a los padres Tomás Ramos y Raúl Ramos como jueces.
“ El proceso era muy rápido, el chiste es que cuando llegaban a la sentencia no había juez, entonces hoy en día hemos tratado ya de equilibrar el proceso con la sentencia”, lamentó.
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