Saltillo, Coah.- Pañales para adulto, agua, comida y un galón de gasolina, son los víveres que la experiencia ha enseñado a los automovilistas que recorren el bulevar Venustiano Carranza de norte a sur en hora pico, a llevar en sus vehículos.

Con la instalación de semáforos inteligentes, la cancelación de retornos y la aplicación de vueltas continuas en escuadra, los artífices del urbanismo prometieron reducir el tiempo en el tráfico de esta importante vía, ¿cuánto tiempo se invierte ahora en la hora pico del bulevar Carranza?

Las contingencias ocasionadas por accidentes, lluvia, neblina y reparaciones, complican el tráfico, se vuelve una hora la llegada a casa.

Casi 100 mil vehículos

Según el Instituto Municipal de Planeación, hay más de 400 mil vehículos en Saltillo, de los cuales, casi 100 mil circulan de la calle Canadá hasta el bulevar Francisco Coss de lunes a viernes, de 6 de la tarde a 8 de la noche. 

En ese momento, la hora pico se convierte en una carrera de obstáculos a 10 kilómetros por hora, en donde a pesar de que se tienen que esquivar autos, transporte de personal y choques por alcance, los semáforos inteligentes han logrado que uno siga avanzando, aunque sea, a vuelta de rueda.

Los 4 kilómetros que se recorren desde el Reloj Rotario hasta el retorno de la Secundaria Margarita Maza de Juárez se transitan en 22 minutos, pero donde más se siente el tiempo es en el cruce con el bulevar Hinojosa, a la altura de la Clínica 2 del IMSS, y en la joroba, en la intersección con el periférico Luis Echeverría. 

En esos dos puntos, uno tiene que ver a lo lejos el cambio de luces verdes hasta que por fin pueda seguir avanzando.

Falta de educación vial

Así de impredecible es el trayecto al destino por la entrada norte, y la falta de educación vial complica las cosas: de 10 autos, sólo uno usa las direccionales para cambiar de carril, tardan hasta 7 segundos. para avanzar cuando el semáforo cambia a verde, y la mayoría de los conductores usa su celular mientras maneja, lo que retrasa el tiempo de arranque en los semáforos.

Hay que acostumbrarse

Aún hay muchos despistados queriendo dar vuelta en “U” en la calle Canadá, o queriéndose incorporar al bulevar por la lateral del V. Carranza, pero “a gritos y sombrerazos” y a puros cláxones, desisten de su idea y le tienen que dar por donde indican los señalamientos.

Las caras enfadadas son parte del paisaje, pero también lo son las parvadas de pájaros negros que se posan en los cables de electricidad, observándonos desde arriba sin descifrar qué nos hace estar ahí, detenidos adentro de un artefacto sin avanzar, cuando podríamos bajar a disfrutar de la hermosa puesta de sol que siempre nos regala la ciudad.