Internacional
Por Excélsior
Publicado el jueves, 21 de noviembre del 2024 a las 15:52
Perú.- La Policía de Perú arrestó a un ciudadano surcoreano en el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez de Lima, quien intentaba salir del país con 320 tarántulas, 110 ciempiés y nueve hormigas bala escondidos en bolsas herméticas atadas a su abdomen.
El detenido, de 28 años, planeaba viajar a Corea del Sur con escala en Francia, según reportó el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor).
Los insectos, extraídos ilegalmente de la región amazónica de Madre de Dios, fueron confiscados y se encuentran bajo custodia de las autoridades. Este caso resalta la gravedad del tráfico ilegal de fauna silvestre, una actividad ilícita que genera millones de dólares a nivel global.
La Fiscalía de Delitos Ambientales de Perú ha iniciado una investigación, recordando que este tipo de delitos están regulados por la Ley Forestal y de Fauna Silvestre (Ley N.º 29763). Según esta normativa, la caza, captura y comercialización no autorizada de fauna constituye una infracción grave.
Las sanciones por tráfico de animales oscilan entre 10 y 5000 Unidades Impositivas Tributarias (UIT), dependiendo de la especie y su categoría de amenaza. Para especies en peligro de extinción, como muchas de las involucradas en este caso, las penalidades son más severas.
Las autoridades del aeropuerto colocaron las tarántulas en envases de plástico y los insectos permanecieron en los tubos en los que el hombre los transportaba.
El tráfico ilegal de animales en aeropuertos es una problemática global que amenaza la biodiversidad y fomenta el comercio clandestino, afectando a más de 4 mil especies. Los animales más traficados incluyen reptiles como tortugas y lagartos, mamíferos exóticos, aves, insectos y anfibios.
Estos suelen transportarse ocultos en equipajes o dentro del cuerpo de los traficantes, lo que pone en riesgo su vida y aumenta el sufrimiento de los animales.
Entre los casos más reportados están los loros, iguanas y serpientes, muchas veces camuflados en maletas con doble fondo. Otro ejemplo destacado es el tráfico de tarántulas y hormigas bala, que son buscadas por coleccionistas y como mascotas exóticas.
Los traficantes recurren a métodos extremos, como encapsular especies en tubos plásticos o bolsas selladas, lo que pone en peligro su supervivencia durante el traslado.
En los aeropuertos, los sistemas de seguridad y los escáneres juegan un papel crucial para detectar estas actividades. Sin embargo, el comercio ilegal persiste debido a la alta demanda y las ganancias multimillonarias.
Las sanciones por tráfico de animales incluyen multas y penas de cárcel, dependiendo de las leyes locales y la especie afectada. En Perú, por ejemplo, la Ley Forestal y de Fauna Silvestre regula estas infracciones, con multas que pueden superar los mil 300 dólares por unidad tributaria.
La colaboración internacional es esencial para combatir este delito, destacando la importancia de convenios como CITES, que busca proteger especies amenazadas mediante el comercio regulado.
Además, programas de concienciación para pasajeros y operadores aéreos pueden ayudar a reducir la demanda y el transporte ilegal.
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