El revolucionario Atilano Barrera es puesto en libertad en la población llamada Las Vacas, como se le conocía anteriormente a Ciudad Acuña y se va a Ciudad Porfirio Díaz, comisionado por el Sr. Madero para insurreccionar el distrito de Río Grande. Es traicionado en la hoy Piedras Negras y es encarcelado.
Medio año después, el propio Madero durante su estancia en la ciudad, el 2 de junio de 1911, fecha en que llegó con la revolución triunfante procedente de Ciudad Juárez, liberó a Atilano Barrera y a otros presos políticos encerrados en la cárcel local.
Madero decide iniciar en Ciudad Porfirio Díaz una marcha triunfal hasta la Ciudad de México, para posteriormente ganar las elecciones y gobernar el país.
Este episodio real no es mencionado en las ceremonias del 20 de noviembre, en ninguna parte del país, mucho menos en Coahuila ni en Piedras Negras.
Quizás porque no tuvo éxito, pero el intento infructuoso realizado personalmente por don Francisco Ygnacio Madero (Con “Y”, como aparece en su acta de bautismo), tuvo frutos posteriormente, que es lo que finalmente cuenta.
Definitivamente este episodio es ignorado por nuestras nuevas generaciones, que lo ven como una festividad más, un día en donde no hay clases y algunos es de asueto en su trabajo, el festejo del inicio del movimiento armado que acabó con la dictadura porfiriana, recordando eventos lejanos que no saben, que estuvieron frente a nuestra ciudad desde la margen extranjera.
Que la Revolución Mexicana estuvo a punto de estallar en Piedras Negras, con la honrosa presencia del señor Madero, esto muy pocos lo saben.
En 1996, el ayuntamiento de aquel entonces, después de 86 años de haberse iniciado el movimiento armado, se inauguró en un sitio de la Macroplaza de los Fundadores un monumento a don Francisco I. Madero (sic), una distinción que se le había negado durante todo ese tiempo, a pesar de haber compartido con nuestra gente los peores y mejores momentos de su vida y en una ciudad por la cual tuvo marcada preferencia.
Como un dato extra, a la colonia “Francisco I. Madero” (sic), de las más antiguas de la ciudad, pocos le llaman por este nombre, en cambio es excesivamente conocida como la Mundo Nuevo, una pequeña calle de la colonia Lázaro Cárdenas de dos cuadras de longitud y otra de 12 cuadras de extensión en Villa de Fuente, se llaman “Francisco I. Madero” (sic), calles que no demuestran lo que significó para la historia ni para la ciudad este ilustre personaje; la Macroplaza estuvo a punto de ser bautizada como Francisco I. Madero, pero el cabildo de ese entonces le impuso el de Macroplaza de los Fundadores, el puente internacional No. 2 se propuso que se llamara Francisco I. Madero, para caer esta propuesta ante el nombre actual de Coahuila 2000, parece que el nombre de Madero no tiene éxito en la ciudad, una injusticia que recordamos en el aniversario número 110 del inicio del movimiento armado conocido como la Revolución Mexicana.
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