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Coahuila y su vocación de basurero; dos nuevos casos: Piedras Negras y Ramos Arizpe

Por Luis Carlos Plata

Hace 1 semana

En las últimas dos décadas a Coahuila se le forjó una vocación de basurero, al ser la única entidad en el país con dos CIMARI para confinamiento de residuos tóxicos (uno en General Cepeda y otro en Ramos Arizpe; el primero con capacidad para 541 mil toneladas anuales, y el segundo 715 mil, el más grande de México).

Pero el pasado 15 de julio, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) revalidó esa deshonrosa vocación, al resolver una evaluación de impacto ambiental favorable a Promotora Ambiental de La Laguna, S.A. de C.V., acerca de un “centro de aprovechamiento de residuos peligrosos” en Piedras Negras (del cual se había advertido en este mismo espacio el pasado 20 de febrero).

No sólo eso, el 9 de septiembre, por si fuera poco, la misma dependencia federal autorizó un “centro de aprovechamiento de residuos peligrosos” a favor de GEN Industrial, S.A. de C.V., en Ramos Arizpe.

Ambas empresas beneficiadas, cabe señalar, pertenecen al mismo corporativo neoleonés y fueron aprobadas por 27 y 26 años respectivamente. Es decir, si nada se interpone, funcionarán hasta 2051 y 2050.

En el caso de Piedras Negras, se trata de un proyecto emprendido por PASA (Promotora Ambiental de La Laguna, S.A. de C.V.), para confinar “efluentes industriales contaminados con residuos peligrosos”, y “lodos contaminados con residuos peligrosos”.

Menos dañino al ecosistema, aunque también incluido en el paquete, se menciona la “trituración de lámparas fluorescentes” así como “residuos ácidos y alcalinos, polímeros orgánicos y sales de aluminio y fierro”.

El lugar proyectado para dicha tarea es la colonia Villa de Fuente, conocida allende las fronteras por la inundación de 2004 que provocó 38 muertos y siete desaparecidos, dentro de un “centro de acopio” que ya existe. Sin embargo la geografía no se ha modificado desde entonces. Es una obviedad, por tanto, decir que sigue siendo inundable 20 años después.

La ubicación, por lo demás, es cercana al afluente del río Escondido, en el radio de una zona mixta habitacional a menos de un kilómetro de distancia. Inclusive transita un arroyo a 250 metros de las tentativas instalaciones.

Lo mejor del asunto para PASA es que la obra se realizaría con una inversión mínima: 3 millones 150 mil pesos. Nada, comparado con el dividendo que le redituaría ya que su edificación obedece a “la demanda de los clientes generadores de residuos peligrosos”. Ni siquiera el clásico argumento de generar empleos aplica aquí. Fuera máscaras.

Sin dar detalles para su identificación, en el documento presentado a Semarnat, superficialmente menciona sus potenciales clientes como aquellos que generan contaminación dentro de Coahuila y “estados colindantes”, sin mencionar nombres, lo cual motiva consecuentemente un par de preguntas: ¿Abarca solamente de Nuevo León y Tamaulipas, o también el sur de Texas? ¿Los residuos del fracking entran en la ecuación?

Tras una simple validación oficial, aparentemente de rutina, la operación puede ocultar que nos convirtamos en el patio trasero de Estados Unidos. Todavía más, por supuesto.

El transporte de los contenedores tóxicos y la ruta a seguir hasta la franja fronteriza, es otro factor a tomar en cuenta. De algún lugar a kilómetros de distancia tendrá que llegar un estimado de 5 mil 702 toneladas al año, medida para contabilizar el agua tóxica, y mil 426 toneladas anuales por lo que hace a lodos contaminados.

El trasvase por sí mismo también es peligroso. ¿Y si ocurren accidentes en el trayecto a Piedras Negras, quién se responsabiliza y especialmente quién remedia los daños provocados?

En su exposición de motivos para obtener el permiso explica que, luego de un “proceso de tratamiento” en “tanques de almacenamiento”, realizaría la descarga de las aguas originalmente tóxicas (contaminadas con hidrocarburos, metales pesados, corrosivos, alcalinos y ácidos) a la red de drenaje de Piedras Negras “para reúso en diversos servicios”. Ojo ahí.

 

 

Cortita y al pie

Respecto al nuevo vertedero de Ramos Arizpe, éste consiste en un bodegón en el fraccionamiento Torremolinos, frente al Aeropuerto “Internacional” Plan de Guadalupe.

En un sector industrial, sí, aunque de alta densidad poblacional en su colindancia. Y saldrá realmente barato: 750 mil pesos de inversión para el “tratamiento de residuos peligrosos biológico-infecciosos” y “trituración de lámparas fluorescentes”. Hasta 129 y 389 toneladas al año, en ese orden.

La justificación es el “crecimiento de las actividades industriales”, y la “demanda por parte de los clientes generadores dentro de Coahuila y en sus estados colindantes”. Negocio, pues.

 

 

La última y nos vamos

En defensa de los basureros alguien podría argumentar que mejor es pedir licencia y avisar, antes que tirar los “residuos peligrosos” al caudal de cualquier río pues de alguna manera tendrán que ser desechados por quienes los generan. O que todo proceso industrial invariablemente provoca contaminación y ésta, a su vez, es la consecuencia del desarrollo y progreso.

Lo cierto es que unos asumen los riesgos, y otros se llevan las ganancias. Para eso está Coahuila: para servir de tiradero.

 

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