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Coahuila

EL JOVEN CARRANZA

Por Otto Schober

Hace 3 semanas

La villa de Cuatro Ciénegas fue testigo de la niñez de Venustiano Carranza, quien desde temprana edad ingresó a la escuela primaria de lugar, que terminó en Saltillo bajo la dirección del distinguido educador Miguel López, el que no solo orientaba sus alumnos en el estudio, sino que también les impartía algunas manualidades y reglas de urbanidad con la finalidad de prepararlos para desempeñar algunos oficios en caso de no continuar sus estudios.

Carranza continuó sus estudios e ingresó al centro educativo más importante del norte de México, el Ateneo Fuente, donde de manera brillante cursó dos años de latinidad, llamando la atención de sus mentores por su laboriosidad y alto aprovechamiento.

En 1874, en compañía de su hermano Emilio, ingresó a la escuela nacional preparatoria de la ciudad de México y en sus cuatro años de estadía se consolidó como uno de los alumnos más distinguidos del plantel.

Se preparaba para ingresar a la carrera de medicina cuando una peligrosa e inesperada enfermedad de sus ojos le impidió continuar sus estudios, fue en la época en que cortejó a una hermana del libertador de Cuba, José Martí, la que murió antes de que se presentara su enfermedad.

Tuvo que someterse durante algunos meses al tratamiento del eminente doctor Carmona y Valle, como la enfermedad no cedía y ante el peligro de perder la vista se trasladó a Estados Unidos, donde un notable oculista logró salvar su vista.

La enfermedad obligó al joven Venustiano a abandonar por completo sus estudios que con tanta dedicación había emprendido.

A su regreso se dedicó en su tierra natal a la agricultura y a la ganadería, obteniendo un gran éxito al lado de su padre.

Muy joven contrajo matrimonio con una coterránea, Virginia Salinas, con quien procreó dos hijas, que recibieron una esmerada educación.

Sus conciudadanos empezaron a notar en él sus dotes de organizador y de administrador, eligiéndolo para ocupar la presidencia municipal de Cuatro Ciénegas en 1887, cuando apenas tenía 28 años de edad.

Aceptó con entusiasmo su primer y modesto puesto público, donde demostró sus dotes administrativas y políticas, su espíritu emprendedor y su criterio peculiar que caracteriza a los grandes hombres.

Tuvo graves problemas por la crisis aguda que padecía el erario, pero los resolvió con entusiasmo y resolviendo los problemas a tiempo.

Así empezó su brillante carrera política el joven Venustiano Carranza, a quien recordamos en este mes de la revolución mexicana”.

(Tomado de la columna periodística “Las Cosas de Coahuila”, de Álvaro Canales Santos).

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