Arte
Por Christian García
Publicado el martes, 29 de octubre del 2024 a las 04:44
Saltillo, Coah.- Hay quien dice que la “h” es muda, y quizá lo hacen porque no han escuchado cómo suena en el apellido de la joven pianista María Hanneman, una de las ejecutantes más prometedoras en este instrumento del país, y quien mañana se presentará junto a la Orquesta Filarmónica del Desierto como la solista invitada a esta nueva presentación titulada, precisamente, H.
El ensamble apuesta, en esta continuación de su temporada Opus, por un estruendoso inicio con el Preludio al Tercer Acto de la Ópera Lonhengrin, del alemán Richard Wagner, para continuar con el Concierto para Piano y Orquesta en Re mayor, Número 3, Op. 50, de Dmitri Kabakevski, para finalizar con la Sinfonía Número 2 en Re mayor, Op. 43, de Jean Sibelius.
Sobre esta última composición, Natanel Espinoza, director del ensamble coahuilense, apunta que “Sibelius era realmente un maestro para describir paisajes” entre los que destaca la potencia y la calma dinámica del mar. Según agrega en un video posteado en las redes sociales de la OFDC, el finlandés plasmó en su Sinfonía Número 2 “en su primer movimiento, en sus primeros acordes, es una especie de una visita a un museo y lo comienzas a contemplar: primero vez el marco, luego ves en general la obra y comienzas, poco a poco, a ver los detalles. Es decir, a diferencia de otros compositores como el mismo Beethoven” quien inicia de una forma contundente, Sibelius “de una manera muy elegante se va directo al motivo, se va directo a que contemplemos lo que pensamos que es un paisaje”.
Por otra parte, añade que uno de los aspectos a destacar de la composición es su diálogo instrumental, en el que aparece de forma recurrente una percusión: el timbal, el cual dota a la obra “un estrés o cierta ansiedad, lo cual nos provoca estar siempre al pendiente de lo que va a suceder” debido a su forma “velada” casi fantasmal.
A este se añade “la sección de metales: trompetas o trombones o la tuba. Pero cuando esta sección toca junta, tenemos momentos verdaderamente inolvidables, y lo que en su momento estuvo detrás de la melodía de madera, el timbal, se une a ellos no podemos dejar de sentir la fuerza de la música”, describe el director.
Esta es la segunda vez que María Hanneman se presenta en el Fernando Soler junto a la Orquesta Filarmónica del Desierto. Además representa el regreso al país de la pianista que estuvo de gira por Europa.
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