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Coahuila

Todo pasa nada es permanente

Por Susana Cepeda Islas

Hace 1 mes

Nos gusta vivir en nuestra zona de confort, nos formamos la idea de que siempre vamos a estar ahí, plácidos, cómodos, felices”.

 

Este mensaje no es únicamente para situaciones desesperadas. También es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando te sientas derrotado; también es para cuando te sientas victorioso. No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero

 

Hace algunos años, en una clase de budismo escuché la siguiente frase: “Todo pasa nada es permanente”, los budistas afirman que, en nuestro paso por esta vida, todo, absolutamente todo, cambia constantemente. Todo es impermanencia, frecuentemente olvidamos que vivimos en ella, es decir, significa que todo llega a su fin, de hecho, las cosas terminan constantemente, no hay nada que pueda evitarlo. Estas ideas contrastan con nuestra forma de pensar, porque normalmente nos adueñamos de las personas, objetos, entre otros, los sentimos nuestros, en todo lo que nos rodea existe una apropiación, es mío, me pertenece, queremos conservar todo, nos aferramos a la idea de que es eterno.

Existe una ley que es necesario conocer, que es la Ley de la Impermanencia, que establece que nada en el universo es permanente, es una ley universal, porque es común para todos, sin excepción de ninguno. Esta ley nos enseña que todo es temporal, nosotros no podemos tener el control del cambio y menos aún de la temporalidad, algo importante de destacar es que el cambio contribuye a nuestro crecimiento y evolución, es complicado entender que cuando las cosas se van, es porque ya no son útiles en nuestro camino por esta vida, el ya no poseerlas nos da posibilidad de conocer nuevas y mejores cosas. Esta ley es importante porque contribuye en demasía a dejar ir sin drama, entender que es una gran oportunidad para recibir mejores oportunidades.

Le recomiendo mi estimado lector estudiar la parábola “El Anillo del Rey”, quien dijo: “He mandado hacer un precioso anillo con un diamante dentro. Quiero guardar oculto dentro del anillo, un mensaje que pueda ayudarme en los momentos de desesperación o desorientación. Tiene que ser un mensaje corto, de forma tal, que quepa debajo del diamante de mi anillo”. El mensaje se lo dio un sabio anciano con la siguiente recomendación: “Este mensaje no es únicamente para situaciones desesperadas. También es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando te sientas derrotado; también es para cuando te sientas victorioso. No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero”. El mensaje decía “Esto también pasará”.

Cuando evitamos aferrarnos a conservar las cosas, se nos abre un abanico de oportunidades, podemos experimentar y explorar de una forma auténtica, pero sobre todo nos da la oportunidad de vivir el presente, a no estar pensando en el pasado porque ya no es o en el futuro que no sabemos que vendrá. El aquí y ahora nos abre una gran posibilidad de vivir mejor, a disfrutarlo, a valorar lo que poseemos en ese momento, mientras lo tenemos, porque no sabemos en que momento ya no van a estar en nuestro presente. Nos gusta vivir en nuestra zona de confort, nos formamos la idea de que siempre vamos a estar ahí, plácidos, cómodos, felices.

En la familia, en la escuela, en la sociedad, nos deben explicar, enseñar, advertir que todo cambia, de manera que estemos preparados para entender que nada es para siempre, a estar conscientes de que estamos expuestos a perder objetos, trabajos, salud, seres queridos, bienes, porque estamos expuestos a la fuerza de la naturaleza, a la muerte, a los accidentes, a las crisis económicas, entre otras cosas, porque en el momento menos esperado la vida nos sorprende y de un segundo a otro se presenta tan temido cambio inesperado. Para sobrevivir a estos cambios tenemos que ser más flexibles, adaptables, no resistirnos, aceptarlos. Hay que tener siempre presente que: todo pasa nada es para siempre y pensar que ¡Esto también pasará! Sea bueno o malo. De esta forma no nos amargaremos la vida pensando ¿por qué me paso esto a mí?, olvidamos que estamos expuestos. Así que siempre tenga presente que “Todo pasa nada es permanente”.

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