‘El único que saca partido del capitalismo es el estafador, y se hace millonario en seguida.’
J. Dos Passos
Ante la economía de plataformas digitales, hay un sector que propone revalorizar el concepto de lucha de clases debido a que el autoempleo elimina al poseedor de los medios de producción, distinto al trabajador, ya que este tiene su moto o su auto, y presta un servicio.
Esta forma de economía que los hace parecer como socios, encubre la explotación de los trabajadores, ya que sí existen medios de producción tal y como los explica Marx, y no son los instrumentos de transporte, sino la plataforma digital en sí, los algoritmos de asignación entre oferta y demanda; además de las bases de datos en manos de empresas trasnacionales que encontraron en esta vía un medio para la evasión fiscal y el incumplimiento de las obligaciones laborales establecidas por las leyes.
Y la plusvalía, esa diferencia entre el valor del producto total y el salario ganado por los trabajadores esta en esa cuota de adhesión unilateral que se quedan los propietarios de las plataformas que hacen de intermediarios entre el cliente y el prestador del servicio como un pasivo y constituye el capital acumulado.
Por eso es importante el reconocimiento que hace el Gobierno de la República, a través de la iniciativa de reforma a la ley Federal del Trabajo que propone la Presidenta Claudia Sheinbaum con el propósito de incluir en la Seguridad Social a los repartidores afiliados a las plataformas digitales.
En principio se garantizaría que los 658 mil trabajadoras y trabajadores de aplicaciones digitales en México, tengan acceso a la atención médica, al seguro contra accidentes de trabajo, al pago de utilidades, al acceso al crédito de vivienda y de manera destacada el derecho a ser protegidas y protegides por los protocolos con perspectiva de género para la atención de los casos de acoso y hostigamiento.
Está bien que queramos como clientes la comodidad que nos brinda una plataforma para poder acceder al transporte de alimentos y de nosotras mismas.
Pero debemos hacerlo con la perspectiva de las y los repartidores; el ínfimo salario que reciben, la ausencia de garantías laborales, ver los afanes perpetuos del proletariado y por ellas y ellos construir no un monumento a la nostalgia que atrape el eco de las consignas sino un mundo nuevo que trasforme el hambre y el frío en un patria digna para todas, todos y todes.
Más sobre esta sección Más en Coahuila