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Coahuila

Democracia pluralista

Por Gerardo Hernández

Hace 1 mes

El escritor y periodista Jaime Torres Mendoza lamenta, en la nueva edición del bisemanario Espacio 4, que el fallecimiento de su amigo, el filósofo Gabriel Castillo Suárez, los haya privado de un acalorado debate sobre la conclusión del Gobierno de AMLO. Imagina cómo hubiera iniciado, para disertar luego sobre la democracia.

“Yo hubiera gritado a los cuatro vientos que ¡por fin el día llegó!, el fin de un sexenio mediocre que dejó escasos resultados y, en cambio, muchos cuestionamientos de por medio que no encontraron, ni encontrarán, respuesta. Luego hubiera seguido con el titubeante comienzo de una nueva Administración, a la que parece pesarle demasiado el legado maldito del que se fue con más pena que gloria.

“Pero mi amigo Gabriel ya no está y, naturalmente, no cederé a la seductora tentación de subirme al tren de los que comentan la partida de uno y la llegada de otra, sólo para estar a la moda y no desentonar. Y no lo haré porque esto no es cuestión de cambio de poderes.

“Lo que está en juego en esa transición no es asunto de personajes, sino algo de mucha mayor importancia, que tiene que ver con el tipo de democracia que padecemos, tan carente de ciudadanía, pero con una presencia marcadamente de individuos convertidos en entidades de poder.

“La concepción de la democracia moderna supone como valores supremos la libertad (en su justa expresión) y la igualdad política, enmarcados en un régimen de derecho que arroje como resultado gobiernos de leyes y no gobiernos de caudillos identificados por sus nombres.

“Norberto Bobbio, el gran politólogo italiano que mantiene un debate permanente en torno a la democracia, dice que ésta es un ‘régimen que permite tomar decisiones con el máximo de consenso de los ciudadanos, fundado sobre los principios de libertad, de modo que los ciudadanos puedan elegir (libremente) a sus gobernantes y al mismo tiempo, fundado sobre el principio de Estado de derecho’.

“Es así porque es, precisamente, el Estado de derecho lo que obliga a los gobernantes no sobrepasar su poder y, por el contrario, convoca a ejercerlo en el ámbito de un sistema de normas escritas bien definidas y conocidas por todos.

“Pero la democracia funciona bajo el supuesto de la existencia de otros valores. Por ejemplo, desde la democracia se concibe una sociedad basada en la importancia del ciudadano y del pluralismo en los ámbitos de la vida cotidiana.

“De hecho, la democracia moderna sólo puede ser pensada como una democracia pluralista basada, a su vez, en la tolerancia. Para eso son las reglas, para definir los procedimientos que permitan la convivencia pacífica de distintas ideologías, distintas expresiones religiosas, distintos modos de ser en un mundo marcado por lo que Weber llamaba para estos menesteres ‘politeísmo de los valores’.

“La democracia también supone el sostenimiento vivo de otro valor irrebatible: la no violencia, pues es un régimen que permite ‘contar y no cortar cabezas’ en expresión de Bobbio.

“La pretendida democracia mexicana no contempla en la práctica ninguna de las anteriores consideraciones. Aquí, la democracia es vista como un mercado de la negociación y pactos a oscuras entre los partidos políticos y los diversos grupos que se disputan el poder.

“El complemento de este mercado se da en cada proceso electoral, mediante la conversión del ciudadano elector en un mero cliente, que realiza un ejercicio de compraventa, siempre en favor de un partido político.

»En México, ocurre un fenómeno de naturaleza particular. Para ejemplificar esta particularidad recurro nuevamente a la voz precisa de Bobbio: ‘la fuerza de un partido se mide por el número de votos. Cuanto mayor es el número de votos en el pequeño mercado que se desarrolla entre el partido y los electores, tanto mayor es la fuerza contractual del partido en el gran mercado que se desarrolla en las relaciones de los partidos entre sí; si bien en el gran mercado cuenta no sólo el número de votos que un partido puede poner en el platillo de la balanza, sino también la colocación en el sistema de las alianzas, por lo cual un pequeño partido, cuando es determinante para la formación de una mayoría, tiene un mayor peso específico’”.

 

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