Cuando los aromáticos extremeños subordinados de Cortés llegaron al valle de Anáhuac, se mostraban sorprendidos de la sumisión de los pueblos al régimen azteca, quienes era obvio, eran una cultura menos creativa y sabia, solo tenían a su favor los aztecas que les temían los otros pueblos, pues eran superiores en el tema de la pelea, cualidad heredada al naco arrabalero de CDMX.
Para el nativo náhuatl fue una mejora cambiar de patrón azteca a patrón español, la obligación de trabajar era la misma, pero, la posibilidad de ser sacrificado en rituales era nula, la posibilidad de ser las mujeres poseídas por españoles, eran menos desagradables, agregando la posibilidad de mejora económica, y el ritual exigido de tolerar al ibero era más accesible.
Desde el virreinato hasta el 2018, existieron gobiernos en los que se tenía una superioridad en armas por parte del gobierno, sobre cualquier otro agente ajeno al poder, cualquier grupo contrario a gobierno debía actuar considerando esa verdad y siempre funcionó.
Sin embargo, durante el régimen de Calderón, por un lado, regímenes priistas se coludieron don grupos de crimen, y tuvieron muchos problemas de crimen en sus estados, eso, aunado, a que el gobierno gringo, con una excusa estúpida, proveyó de cientos de miles de armas de asalto a grupos delincuenciales cambiando el balance de la lucha contra el crimen, haciendo obvio que los propietarios de ese negocio criminal son en parte, de aquel lado.
Aún con todo eso, cuando llegaban tropas del ejército, o marina, o policía federal, el crimen organizado huía, o perdía.
Hasta la 4T pudimos presenciar a un crimen organizado en igualdad de posibilidades que las fuerzas del orden, y eso es lo que preocupa, el tener un estado dentro de otro estado.
Todos sospechamos que todos ellos son parte del mismo teatro, pero, considerando que la cultura política mexicana es una de traidores, no suena descabellado pensar que pronto llegaríamos a tener diferentes grupos controlando diferentes regiones del país, en pocas palabras, un caos total.
Y siempre, la reacción pública solo ha sido evitar el daño, no presionar ni elegir a quienes pueden mejorar las cosas, el problema, es que los del poder, eso lo saben.
Hace más de 100 años que hemos visto que el caos, es una gran oportunidad de negocio para inicuos negociantes mundiales, la duda obvia es, si esa conveniencia incluye muchas muertes … Nuestras.
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