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Coahuila

Garfield contra el plagio

Por Wendoly Villarreal Villarreal

Hace 1 mes

El gato perezoso de color atigrado que ama la lasaña fue siempre una de mis caricaturas favoritas, desde su canción de entrada hasta el fin de cada episodio lo disfruté sin excepción.

Ya siendo adulta, cuando tomé gusto por leer los periódicos fue que volví a reencontrarme con mi entrañable amigo, ahí, al dar la vuelta a la página en busca de un crucigrama vi las viñetas de Garfield, una franja sencilla de dibujos animados, unos cuantos diálogos y el mismo humor, esbocé una sonrisa y sentí la misma emoción de siempre, felicidad simple y pura.

Tiempo después cuando mi hijo mayor estuvo en edad de ver caricaturas, no dudé en presentarle a mi amigo de la infancia Garfield, generando un vínculo que trasciende por generaciones, que sigue tan vigente hoy como en mi niñez.

Y es por esa sencilla razón que acabo de explicar que es tan importante el tema que aquí se presenta, pues el éxito innegable a nivel mundial de nuestro querido gato perezoso sufrió de lo que muchos sufren en silencio, el plagio.

Comúnmente denominado como piratería, el plagio representa un tumor cancerígeno contra la creatividad, el arte y las reglas de un juego justo. Pues, justo es que el autor que creó la idea diseñó el personaje, su historia y posea sus derechos sea quien reciba las ganancias de su comercialización.

Sin embargo, esto se ve violentado muchas veces de forma flagrante, como un robo en despoblado del que no te puedes defender; por ello es que saltó a la vista del ojo público la disputa sostenida por Paws Incorporated, empresa dueña de los derechos de Garfield contra 3 empresas chinas que literalmente se piratearon las tiras cómicas, violando con ello los derechos de autor.

La batalla legal inició en el Tribunal Popular de Intermediación Número Dos de Pekín, con Paws INC.  contra las empresas Beijing Kewen Book Information Technology Co Ltd, y de Dangdang.com, que es una tienda de Internet china famosa. El punto central de la demanda lo fue que las demandadas publicaron sin permiso libros del cómic Garfield que fueron vendidos en la tienda de internet antes citada.

Además, la accionante pidió una compensación de económica y exigió que la compañía dejara de vender los libros y destruyera sus existencias además de pedir disculpas públicamente. Al final el tribunal falló en favor de la empresa dueña de los derechos de autor de la popular tira cómica, y ordenó pagar 25,000 dólares como compensación por producir ilegalmente los libros de Garfield.

Titulares como: “Garfield, el popular gato protagonista de la tira cómica que lleva su nombre, parece haber derrotado a un grupo de piratas chinos”, acapararon los periódicos mundiales; dejando huella del precedente generado, si bien, la penalización no guardó correspondencia con las ganancias ilícitas que generó el plagio o piratería denunciada, pues las cifras indican que en China, en los últimos años,  el Consejo de Estado calcula el valor de las falsificaciones en 24,000 millones de dólares cada año, mientras multinacionales del sector de la música y el cine señalan que los plagios chinos usurpan más de un 90% de sus beneficios. El representante de Paw Inc., Tang Zhaozhi, señaló estar satisfecho con el veredicto, y dijo que: “Aunque es menos de lo que inicialmente pedimos, el resultado es aceptable”, según informó el diario estatal China Daily.

La piratería, sigue siendo un gran problema en China, pero retumba hasta este lado de nuestro continente, en el que los plagios están a la orden del día, ante la falta de honestidad de los creadores de contenido, de libros, de obras o de tesis, como ha venido evidenciándose recientemente en los sonados caos del expresidente Peña y la multiplagiaria ministra Yasmín Esquivel, que sin pena ni gloria permanece ocupando una silla en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

En retrospectiva, si queremos un mundo diferente, un cambio verdadero, debemos poner nuestro granito de arena, y por lo menos desde nuestras trincheras, evitar premiar la ley del mínimo esfuerzo, el fraude académico, el plagio y consumir piratería, pues lo único que genera es la corrupción y la degeneración de las instituciones.

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