Arte
Por Grupo Zócalo
Publicado el martes, 1 de octubre del 2024 a las 13:17
Ciudad de México.- Andrea Lo Rosso decidió investigar el origen de una pintura que, desde que era niño llamó su atención por su aspecto “horrible” y, que, al parecer, llevaba mucho tiempo olvidada en un empolvado rincón de su casa.
Sin duda encontrar objetos de valor a la hora de acomodar el closet suele ser una situación cotidiana y sorpresiva, sin embargo, para una familia en Italia las cosas llegaron a otro nivel cuando encontraron un verdadero tesoro entre los trebejos que guardaban.
Todo ocurrió cuando Andrea, uno de los integrantes de una familia Lo Rosso originaria de Pompeya, Italia, decidió investigar el origen de una pintura que desde que era niño llamó su atención por su aspecto “horrible” y, que, al parecer, llevaba mucho tiempo olvidada en un empolvado rincón de su casa.
Sin embargo, se trataba de un Picasso original que está valuado en nada menos que 6.6 millones de dólares y que permaneció escondido porque su mamá no lo soportaba y lo consideraba horrendo.
Pero ¿cómo llegó el Picasso a las manos de la familia? Todo comienza en 1962, Luigui Lo Rosso, padre de Andrea, un comerciante de chatarra de Capri, Italia, limpiaba un sótano cuando se topó con esta joya del arte.
“ Mi padre era de Capri y se dedicaba a coleccionar chatarra para venderla casi por nada”, recuerda Andrea, ahora de 60 años.
Lo increíble es que, a pesar de la firma inconfundible en la esquina superior izquierda, Luigi no se dio cuenta de que se trataba del pintor español.
“ Él encontró el cuadro antes de que yo naciera y no tenía ni idea de quién era Picasso, no era una persona muy culta. Mi madre no quería quedárselo, decía que era horrible”, añadió Andrea.
Aunque la esposa de Luigi encontró la pintura horrible, él la puso en un marco barato y la exhibió en la pared de la sala de estar de su casa en Pompeya y la conservó durante décadas.
Andrea sospechó que se trataba de un verdadero Picasso, pero después de muchos años, finalmente decidió trabajar en la verificación de la firma del pintor español.
“ Cuando leía sobre las obras de Picasso en la enciclopedia, miraba la pintura y la comparaba con su firma. Le decía a mi padre que era similar, pero él no la veía”, compartió Andrea.
Así, Andrea decidió buscar la ayuda de varios expertos locales, incluido el reconocido detective de arte Maurizio Seracini, quien decidió investigar a fondo el caso, hasta que finalmente la grafóloga Cinzia Altieri, de la Fundación Arcadia, confirmó que la firma era de Picasso.
Se cree que la obra fue pintada entre 1930 y 1936 y que es un retrato de la amante de Picasso, la fotógrafa y pintora francesa Dora Maar, quien estuvo vinculada al pintor hasta su ruptura en 1945.
Ahora, la Fundación Picasso en Málaga, España, tendrá la palabra final sobre la autenticidad de la pintura, pero hasta entonces, se encuentra actualmente en una bóveda en Milán.
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