La futura presidenta de México, Claudia Sheinbaum, supuestamente de izquierda, empezará su gobierno con el pie izquierdo. Mal augurio. Su postura ante el conflicto diplomático entre España y México es muy mala señal. Una vez más, la exjefa de Gobierno no supo, no quiso o no se atrevió a contrariar la “imbecilidad”, como la llamó Jorge F. Hernández, exagregado cultural de México en España, de no invitar al rey Felipe VI, jefe de Estado de ese país, a su toma de posesión. Por su parte el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, no “logra comprender por qué un gobierno del que pretende ser amigo, como el mexicano, también de ideas progresistas, lo ha llevado a una situación inaceptable”. Como se publicó en el “Templo Mayor” de nuestro periódico: “No es una buena señal que el gobierno de Claudia Sheinbaum inicie con un conflicto internacional y menos con una pifia del tamaño del estadio Santiago Beranbéu, al excluir de la lista de invitados a la ceremonia de investidura presidencial al Rey Felipe VI”. Por ello el gobierno de España decidió no participar en dicho acontecimiento.
¿Cómo interpretarlo? Imbecilidad, idiotez, mediocridad, ignorancia o arrogancia, eso parece esta falta inaceptable por parte de la 4T. ¿Dónde está Juan Ramón de la Fuente, futuro secretario de Relaciones Exteriores y supuestamente muy preparado en lo que se refiere a los asuntos diplomáticos? ¿Por qué el exrector de la UNAM no advirtió a Sheinbaum de la metida de pata y necedad que significa esta omisión tan absurda y ridícula? ¿Por qué Morena y sus aliados se doblan a ese grado tan servil frente a quien ya está a punto de dejar el poder y no obstante sigue incurriendo en “imbecilidades”? ¿Quiere con esto López Obrador una distracción más respecto a la guerra que se lleva a cabo en Sinaloa, a los 200 mil asesinatos que suma el sexenio más violento de la historia de México y al caos en que deja al país? ¿Por qué tantos complejos y resentimientos de parte de Andrés Manuel López Obrador? ¿Por qué en su gobierno se han afectado tanto las relaciones diplomáticas con varios países como Perú y Ecuador, además de afectar la alianza con Estados Unidos y Canadá?
Más que lo que hace AMLO, me preocupa lo que no hace Sheinbaum. Parece como si le hubiera vendido su alma a cambio de la Presidencia. ¿Tan grande es su ambición que opta por guardar silencio en vez de demostrar que a estas alturas es ella la que manda, es ella la próxima Presidenta e inminente comandante y jefa de las Fuerzas Armadas? Lo único que hace es justificar a López Obrador y justificarse a sí misma, como lo hizo en la carta que publicó en la que explica que envió una misiva de invitación “solamente” al presidente del gobierno español, Pedro Sánchez. Seguramente la ideología de la doctora le hace despreciar a la monarquía. Curiosa actitud porque su jefe, “el mejor presidente de México”, insiste en emular a Dinamarca, que cuenta con una de las realezas más antiguas del mundo. (Esto seguro no lo sabe López Obrador). En su misiva la próxima Presidenta se refiere a la carta que envió el mandatario al rey de España en donde le pide que exprese una disculpa “por los agravios causados durante la Conquista de México” con motivo de los 200 años de Independencia del país. “Lamentablemente dicha misiva no mereció respuesta alguna de forma directa, como hubiera correspondido a la mejor práctica diplomática de las relaciones bilaterales. En cambio, parte de la carta (fechada el 1 de marzo de 2019) se filtró en medios de comunicación y posterior a ello, el Ministerio de Asuntos Exteriores de España, realizó un comunicado de prensa. Hasta el momento, esta circunstancia no ha sido aclarada, ni respondida de forma directa al gobierno de México”. Líneas abajo la Presidenta electa se sale por la tangente y menciona que en su gobierno “el reconocimiento de los pueblos indígenas es fundamental”.
Creo que Claudia Sheinbaum no sabe o no le interesa el hecho de que Agustín Lara escribiera la Suite Española, la cual comprende canciones como “Valencia”, “Granada”, “Murcia”, “Toledo”, “Navarra”, “Sevilla” y por supuesto “Madrid”, que esa ciudad la ha tomado como su himno y en la que existe una escultura en el barrio de Lavapiés en honor del compositor.
“Madrid, Madrid, Madrid, en México se piensa mucho en ti, por el sabor que tienen tus verbenas, por tantas cosas buenas que soñamos desde aquí”.
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