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Coahuila

No te elegimos a ti

Por Jorge A. Meléndez

Hace 2 meses

“No te elegimos a ti”.

Palabras que nadie quiere escuchar. Ya sea en una entrevista de trabajo o quizá en una situación todavía más común, cuando se decide quién cubrirá una buena vacante interna.

Ocupar un alto puesto debe de ser una ocasión llena de cosas positivas. Si se elige alguien interno, se generan vibras positivas. Si viene alguien de fuera, se renuevan ideas y estilos.

Pero si se maneja mal, provoca grandes dolores de cabeza.

“Arribismo y machismo, dos grandes obstáculos que tenemos que librar para poder avanzar en nuestros trabajos”.

Así escribió en sus redes sociales hace tiempo una gerente de una empresa industrial tras enterarse de que no fue elegida para cubrir una vacante de un directivo que acababa de salir.

Desde el punto de vista operativo, la candidata interna cumplía los requisitos a cabalidad. La rotación en la empresa era baja, por lo que ese tipo de oportunidades no se presentaban a cada rato.

Ella sentía que el puesto era suyo.

Pero no. Para acabarla de fregar, el elegido era un hombre joven que algún momento trabajó en la empresa. Que emigró a otros lares y tuvo una carrera exitosa.

Regresaba al nido, pero ahora como jefe de la que antes fue su jefa.

Sin duda una situación peliaguda.

El exabrupto de la gerente provocó un jaquecón para todos.

¿Qué lecciones se pueden aprender de esta anécdota? ¿Cómo manejar bien la elección de quién debe llenar una vacante alta?

Iniciemos primero con consejos para la empresa. Para RH o los jefes encargados de este proceso:

1. Definir criterios de selección. Primero, esto mejora el proceso de decisión, lo hace más justo. Pero sobre todo, segundo, es como una vacuna contra algún posible reclamo. Aquí aplica ese refrán: cuentas claras, amistades largas.

2. Entrevistar también a candidat@s internos. Muchas veces no se hace esto porque “ya los conozco”. Y esto es cierto. Sin embargo, hay que ponerse en los zapatos del candidat@. El/La que no resulte elegido podría pensar: ni siquiera me consideraron. La entrevista elimina o reduce esta percepción.

3. Platicar posteriormente con los que no fueron elegidos. Sobre todo si se optó por alguien externo y también si había un candidato(a) interno muy fuerte. Explicar las razones, brindar apoyo para mejorar lo que se requiera mejorar. Mostrar empatía, dando claridad sobre las opciones futuras de crecimiento. OJO, con honestidad: si no hay posibilidades de avance, es importante que la persona lo sepa. Quizá opte por otros lares.

Aun si todo se maneja bien, pueden presentarse problemas como los del caso inicial. Si existe una rebelión muy fuerte, hay que actuar. No hay nada peor para un equipo con un nuevo jefe(a) que la división y la grilla. Se debe cortar de tajo.

Por ejemplo, la empresa de la anécdota habló claramente con la inconforme, que se tomó unos días para pensar todo bien.

Repasemos algunos consejos para los que reciben la triste noticia: no te elegimos a ti. ¿Qué hacer?

a) No encabritarse. Ciertamente, un exabrupto en tus redes sociales no te ayudará nadita. Evita, pues, reaccionar de botepronto, enojad@. Tómate tiempo para pensar las cosas.

b) Definir un plan de ataque. ¿Con quién necesitas hablar? ¿Qué es lo que vas a plantear? ¿Cuáles son tus objetivos de mediano plazo en la empresa? ¿Qué opciones tienes afuera?

c) Conversar con los que tengas que conversar. Preguntar, escuchar y obtener una perspectiva clara de tu futuro. Clave: negociar apoyos necesarios y retroalimentación frecuente.

d) Tomar cartas en el asunto, ya sea para mejorar tu perspectiva interna o bien para planear tu siguiente movimiento.

Este es un approach ingenieril, estratégico.

Es el único que sirve.

Regreso a la historia inicial. La colaboradora regresó… y duró unos meses, pero la herida nunca sanó.

Eventualmente dejó la empresa y buscó mejor suerte en otros lares.

Ojalá que te sirvan estos consejos. Un “no te elegimos a ti” no debe de ser un dolor de cabeza seguro para empresa o colaboradores.

En todo caso, es mejor tomar una aspirina, ¿no?

 

EN POCAS PALABRAS…

“El enojo es un viento que apaga la lámpara de la mente”.

Bob Ingersoll, Político estadunidense

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