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Adictos

Por Juan Latapí

Hace 3 horas

A diario por todos lados, sin distinguir razas, ni credos, ni clases sociales, edades y prácticamente las 24 horas del día, la conexión digital a los teléfonos celulares avanza generando una dependencia que poco a poco se ha ido transformando en una adicción y hasta en un trastorno compulsivo.

Se ve en las calles, peatones absortos en su celular, conductores manejando y texteando a la vez, grupos de jóvenes ensimismados frente a la pantalla, muchas personas con el celular en la mano por todos lados, en la escuela, en el trabajo, a la hora de la comida, al acostarse e incluso hasta en el baño. Ya es una adicción.

La Organización Mundial de la Salud aún no reconoce la adicción al celular como un trastorno en su Clasificación Internacional de Enfermedades, a diferencia de los videojuegos que si están incluidos, pero no tarda en incluir la adicción a los celulares. Se estima que un tercio de los usuarios de celulares están en alto riesgo de sufrir una adicción grave, principalmente entre los más jóvenes, según un estudio publicado en la revista International Journal of Mental Health and Addiction.

Como todas las adicciones, en algunos casos se presenta un fuerte síndrome de abstinencia cuando se priva a los usuarios de sus celulares, aunque con síntomas menos físicos que el de la adicción a algunas sustancias, pero psicológicamente igual de intenso.

Entre los síntomas de esta adicción está el llamado FOMO (por sus siglas en inglés, fear of missing out) que genera ansiedad constante por no estar al tanto de lo que sucede, principalmente en las redes sociales. Este síntoma se define como el temor generalizado a que otros puedan estar teniendo experiencias gratificantes de las que uno está ausente.

Dicha ansiedad aparece cuando uno no está conectado a las redes sociales y, en consecuencia, no puede enterarse de lo que están haciendo los demás. Y como las redes sociales funcionan las 24 horas del día es imposible estar al corriente de todo lo que sucede en ellas. Además, todo va pasando a una velocidad de vértigo y, en muchos casos, no deja huella. Si no se sigue lo que ha sucedido en un momento determinado, se habrá perdido, ya que por mucho que se intente controlar lo que está pasando en las redes, no se puede estar al tanto de todo. Los síntomas que surgen con esa dependencia son la ansiedad, la irritabilidad, el malestar e incluso depresión. Así mismo, al generarse la adicción los usuarios de redes sociales son fácilmente manipulados por fake news y engañados con información tendenciosa.

Otro de los síntomas ocasionados por la adicción a los celulares es el phubbing (vocablo compuesto por phone y snubbing, no hacer caso a alguien de manera ofensiva o deliberada), que es ignorar a las personas físicamente presentes al prestar mayor atención al celular. Esta conducta está creciendo y normalizándose debido al fenómeno social de reciprocidad, porque ignorar a las personas para centrarnos en el celular provoca un efecto de contagio en los otros que acabarán actuando igual.

Con el phubbing las habilidades sociales disminuyen, ya que la falta de contacto visual se percibe como una falta de interés provocando distanciamiento y deterioro en las capacidades para relacionarse, ocasionando un deterioro importante en las esferas social, familiar, laboral o académica, de manera persistente.

También entre los síntomas por la adicción al celular está la nomofobia, que es el miedo irracional a no tener el celular disponible. Otro síntoma muy común es el de la vibración fantasma, la percepción de que el celular está vibrando o sonando cuando en realidad no lo está.

Para combatir las adicciones, como todas las terapias, al inicio se emplea la abstinencia total. Por ejemplo, cuando un alcohólico ingresa a una clínica de desintoxicación, en ningún momento se le recomienda comenzar bebiendo tan solo una cerveza. A diferencia de las terapias para combatir las adicciones a las drogas -que son para no consumirlas nunca más- el tratamiento de la dependencia del celular busca aprender a hacer un buen uso mediante el autocontrol.

Los celulares forman parte ya de nuestra vida diaria y son una herramienta de trabajo sumamente útil, sin embargo, es común su abuso, por lo que en algunos países ya se está legislando para que los trabajadores, fuera de su horario, se desconecten y no respondan mensajes.

Indiscutiblemente el celular es la puerta al universo virtual con el que se puede hacer casi todo, pero no deja de ser un objeto y, por lo tanto, hay que aprender a utilizarlo y evitar que el celular sea el que nos use transformándonos en adictos.

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