El estrés es parte de nuestra vida diaria. Sea cual sea la dinámica en la que nos movemos, ya sea familiar, laboral o social, todos nos vemos envueltos en compromisos y responsabilidades que en ocasiones nos es imposible atender como quisiéramos. El simple hecho de atender todo y tanto, es un generador de estrés. Cambios en las dinámicas, el trabajo, los duelos, pérdidas, enfermedades; sea cual sea la situación que pudiera estar generándonos estrés, tiene un efecto a nivel cerebral y emocional. Sentirnos rebasados, paralizados y tensos por cierto tiempo, puede desencadenarnos fracturas en todos los niveles.

También es cierto que el estrés en pequeñas dosis nos permite avanzar. Nos permite vencer miedos. Saltar de un avión, andar en moto, ciertas emociones intensas nos hacen vibrar. Me gusta la manera en la que David J. Phillips, experto en comunicación y liderazgo, habló a los jóvenes sobre el estrés en su conferencia de Aprendamos Juntos de BBVA. Antes, el objetivo inicial del estrés era hacernos huir de los osos. Hoy en día, nuestro día a día está lleno de osos: el trabajo, el colega, la maestra, la deuda… Y es que pueden perseguirnos alrededor de 20 osos al día. Y esos osos, es vivir en un estado donde el cortisol está al tope, y sentimos que estamos a punto de tronar.

 

¿Haz hecho alguna vez un mapeo del estrés?

Pudieras identificar y hacer una lista en papel sobre eso…

¿Qué te estresa? ¿Qué oso te persigue en tu día a día?

¿Qué conflictos con tus amigos, padres, u objetivos a largo plazo te persiguen?

Date el permiso de hacer una lista de todo lo que te genera estrés. Si lográsemos eliminar y decir, suelto esta necesidad, este conflicto, esto que me perturba, estamos avanzando. Pues el estrés no gestionado asertivamente, puede ser el generador de que no duermas, te sientas saturado, ansioso o deprimido.

 

¿Qué actividades podemos hacer para disminuir el estrés en el día a día?

1. Hacer algo de actividad física. Al hacer ejercicio, el cerebro libera químicos que ayudan a mejorar el estado de ánimo. Siempre se recomienda una actividad que se disfrute: caminar, bailar, nadar, bicicleta, algún deporte.

2. Realizar respiraciones conscientes durante el día. Gestionar pausas de pocos minutos nos permiten regresar al presente y dejar de pensar en el pasado y en el futuro. Lo cual nos mantiene en ese estrés de ir y venir.

3. Identifica en qué aspectos vives una vida saludable. ¿Qué desayunas, cuánta agua tomas, cuánto duermes? ¿De qué manera te nutres?

4. Menciona 5 personas que consideres un apoyo emocional para ti.

¿Cuánto tiempo les dedicas o las procuras en la semana?

5. Dedica tiempo para ti. Disfrutar de un buen baño, escuchar la música que te gusta, cocinar, una buena lectura.

6. Establece prioridades. Llevar una planeación o programación semanal sobre lo prioritario e urgente, te permite llevar más ordenadamente tus responsabilidades y disminuir el estrés.

7. Al iniciar el día, haz una lista de lo prioritario, lo urgente y lo necesario.

Se dice muy fácil gestionar el estrés, pero es algo que se aprende.

Comienza por reconocer las cosas que no puedes cambiar.

Aceptando que lo que no está tu control, es necesario soltarlo.

Identificando lo que está en tu cancha hacer y lo que no te toca.

Corrige tus pensamientos enfermos que te llevan a alimentar esa película en tu mente que te hace daño. Busca cambiar la perspectiva sobre eso que te mantiene alerta y enfócate en lo que sí has avanzado y el camino que sí has recorrido. Llevando un estilo de vida saludable, y teniendo un apoyo emocional, construirás un manejo del estrés más asertivo que te llenará de una mayor salud en todas las áreas de tu vida.

Estoy segura que estás lleno de recursos para manejarlo…