Internacional
Por Margarita Reyna
Publicado el martes, 3 de septiembre del 2024 a las 14:11
Ciudad de México.- En 1979 Theresa Kane era la encargada de dar la bienvenida al papa Juan Pablo II en su primera visita a Estados Unidos aprovecho el pódium para retarlo públicamente a que permitiera a las mujeres servir como sacerdotes.
La mitad del auditorio, compuesto por unas 5000 monjas, estalló en aplausos; la otra mitad permaneció sentada en silencio, muchas de ellas en señal de desaprobación. Cuando terminó, sor Theresa se acercó a Juan Pablo II y se arrodilló. Él le puso la mano en la cabeza en señal de bendición.
Han pasado 49 años y dos papas más pero la situación de la mujer no ha cambiado en nada y definitivamente no lo hará.
Nacida como Margaret Joan Kane nació el 24 de septiembre de 1936 en el Bronx, cambió su nombre por Theresa al ingresar a la orden de las Hermanas de la Misericordia en 1955.
Se licenció en Economía y Finanzas por el Manhattanville College (ahora Universidad de Manhattanville) en 1959, obtuvo un máster en administración pública por la Universidad de Nueva York en 1986 y un máster en historia por el Sarah Lawrence College en 1993.
Que el debate sobre la ordenación sacerdotal de mujeres no se ha extinguido nunca, es una realidad.
Sin embargo, hace hoy 30 años que el papa Juan Pablo II se plantaba en el ‘no’ con su exhortación apostólica ‘Ordenatio Sacerdotalis’, publicada el 22 de mayo de 1994.
La Iglesia Católica enseña que las mujeres no pueden ser ordenadas sacerdotes porque Jesús eligió de forma consciente únicamente hombres como sus apóstoles. Quienes se oponen a esta norma dicen que eso se debe solamente a que las normas de esa época así lo marcaban.
El papa Juan Pablo II declaró que “Para que toda duda pueda ser disipada, declaro en virtud de mi oficio […] que la Iglesia no tiene autoridad alguna para ordenar mujeres al sacerdocio y que todos los fieles de la Iglesia deben, en última instancia, acatar esta decisión”.
Así de claro lo ponía el papa Wojtyla en una exhortación con la que pretendía poner fin a un debate que había comenzado décadas antes, pero que, sin embargo, nunca ha llegado a finalizar.
“Un sacramento para doce apóstoles”
En 2018, el por entonces prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, Luis Fernando Ladaria, escribía un artículo en el L’Osservatore Romano en el que reivindicaba la exhortación de Juan Pablo II. “Cristo quiso conferir este sacramento a los doce apóstoles, a todos los hombres, quienes, a su vez, lo comunicaron a otros hombres. La Iglesia siempre se ha reconocido en esta decisión del Señor”, apuntaba.
Al morir el papa Juan Pablo, Benedicto XVI quiso suavizar la relación de la iglesia con la mujer y anunció que las mujeres podrían ser autorizadas a tener cargos de responsabilidad en el ministerio de la Iglesia Católica pero reafirmó que no podrían llegar a ser sacerdotes.
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