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Coahuila

Te presto mi voz

Por Lizbeth Ogazón Nava

Hace 3 meses

‘Hay que dar vuelta un mundo. Pero cada lágrima que corre ahí donde podría haber sido evitada es una acusación.’
R. Luxemburgo

 

A la llegada hace tres años del líder supremo de los talibanes Hinbatullah Akthundzada en Afganistán, las normas religiosas se han ido transformando en la legislación oficial; recientemente, el Ministerio de Virtud y Vicio, aprobó una ley para impedir cualquier rastro de existencia femenina por considerarnos objeto de pecado. Las mujeres afganas deberán vestir ocultas desde la cabeza a los pies, prohibe a los operadores de transporte público trasladar mujeres sin que estén acompañadas de algún familiar varón y ninguna debe hablar en espacios públicos. De hacerlo, podrán ser castigadas por cualquier autoridad sin juicio previo.

No hay suficiente distancia ni tiempo para que nos sean ajenas sus pesadillas. El silencio que les imponen subraya la fragilidad de nuestros derechos.

En Irán de 2022 luego que la policía de la moral asesinara a una joven de 22 años por llevar descolocado el hijab, las vimos marchar por sus derechos quemando velos ante el silencio de los medios locales y la complicidad de medios internacionales.

Desde el ejemplo de nuestras heroicas sufragistas, hoy luchamos por la igualdad y la justicia.

La lucha feminista es una; universal, transversal, antirracista y antitolerante. Que nuestro puño en alto sea advertencia para los fundamentalistas de cualquier credo: católicos, provida o musulmanes. Que se escuche fuerte nuestra voz para que cuando llegue la de las mujeres de Afganistán; seamos la tierra entera, para eso hermanas les presto mi espacio, para repetir su canto:

“Me redujeron al silencio para los próximos años, me encarcelaron en casa por el único delito de ser una mujer.

“La voz de una mujer es la voz de la justicia.

“No soy ese débil sauce que tiembla con cada ráfaga de viento, soy de Afganistán, recuerdo aquel día en que abrí la jaula, saque la cabeza de la jaula y canté como borracha.

“La voz de una mujer no es algo íntimo.

“Seremos más fuertes que antes.

“Nuestra voz no es un aurat (privada) y tentadora, tus ojos fabrican tentaciones.

“Mi rostro no es tentación, tus ojos fabrican tentaciones.

“Los talibanes han silenciado mi voz, mi rostro., mi mirada y mi presencia, ven y sé mi voz por última vez y di: mujeres, vida y libertad”.

El canto de todas que traspase el silencio y se multiplique por el canto de otras que copiarán otras mientras haya una sola de nosotras.

 

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