El tradicional juego que se hizo una costumbre…

Se aproxima la fiesta patronal de mi barrio, el Santo Cristo de la Capilla del Ojo de Agua, ahí donde bajo su ermita brotó el Saltillo, que le dio nombre a nuestra ciudad.

Desde hace más de 70 años se instala en la fiesta pagana un toldo con la famosa lotería mexicana, organizado por los descendientes de la familia Monsiváis, que dejan una enorme huella difícil de llenar en la barriada, que desde hace más de 100 años siguen ocupando una modesta casa de la calle de Hidalgo sur.

Muy comprometidos con la Iglesia, con el club deportivo y todas las causas sociales y educativas. Solidarios, era y es el sello característico de este conjunto de buenos individuos. Hoy rendimos homenaje póstumo a Antonia Monsiváis Martínez, quien por más de 50 años se encarga de entre otras cosas más, a organizar anualmente la lotería de las tablas, con el clásico gritón, las semillas de frijol o de maíz, para marcar las barajas que van saliendo, en beneficio de la iglesia del Santísimo Cristo de la Capilla.

Todo comenzó en el año de 1956, cuando sirvió como primer capellán de planta el presbítero Rafael Guerrero, a quien se le solicitó permiso para instalar en la fiesta del patrono, que se celebra el segundo domingo de septiembre, la lotería a un costado del depósito del agua, ubicado sobre la calle de Félix U. Gómez, entre Libertad e Hidalgo. Perforaban la tierra, pues ni para cuándo llegaría el pavimento, para enterrar barrotes de gran tamaño con los que improvisaban una tienda cubierta por pesadas lonas que les prestaban algunos dueños de ferreterías o traileros. Con el tiempo la calle fue pavimentada y el depósito cercado con malla ciclónica y la lotería tuvo que cambiarse a las calles de Félix U. Gómez y callejón del Ojo de Agua.

Gracias al párroco-exorcista José Luis del Río y Santiago, la lotería cuenta actualmente con un espacio amplio, con piso de cemento y una estructura 100% funcional al lado derecho de las escalinatas que conducen al templo. Muchos son los que han participado en la organización, sólo dejo un testimonio muy valioso de cooperación de la familia Monsiváis, Toñita y su hermana Juanita, que fueron pilares fundamentales para el éxito de esta lotería hace más de seis décadas, en una labor desinteresada a favor de la iglesia del Santo Cristo del Ojo de Agua.

Aún queda en mi memoria aquel gritón de la lotería de mi infancia, el maestro pintor y rotulista José Guadalupe Silva, que daba inicio al juego gritando “¡corre y se va y se corriendo con la vasija del pozole!”, y otras frases que no sé si hayan sido originales de él: El que la cantó a San Pedro, el gallo. Pórtate bien cuartito, si no te lleva el coloradito, el diablo. Puliendo el paso, por toda la calle real va la dama. Don Ferruco en la alameda, el catrín. Para el sol y para el agua, el paraguas. Medio cuerpo de señora se divisa en altamar, la sirena.

La herramienta del borracho, la botella. Tanto bebió el albañil, que quedó como barril. El que a buen árbol se arrima buena sombra le cobija. El gorrito que me ponen. La muerte siriqui siaca. El farol de los enamorados, la luna. Rema, rema Joaquinita y no dejes de remar, la Chalupa. La cobija de los pobres, el sol.