‘El gobierno de México no otorga reconocimiento porque considera que esta práctica es denigrante.’ G. Estrada

Esta semana los comentologos de la derecha estratégicamente ubicados por el lobby petrolero de los Estados Unidos en distintos medios de comunicación, han desatado una crítica feroz en contra del Presidente Andrés Manuel López Obrador por la ausencia de México en la reunión donde la Organización de Estados Americanos OEA, donde se pretendía exigir al Consejo Nacional Electoral (CNE) de la República Bolivariana de Venezuela, que dio como ganador a Nicolás Maduro, para que “publique inmediatamente los resultados de la votación” en cada mesa electoral además, pedía “una verificación completa de los resultados con la presencia de organizaciones de observación independientes…”

Nuestro país que ha sufrido históricamente la presión estadunidense y europea para el reconocimiento de sus gobiernos, estableció en el informe presidencial de Venustiano Carranza de 1918 la doctrina que lleva su apellido, en la cual se afirma el derecho de los gobiernos a resolver sus procesos sin intervención externa.

Y el 27 de septiembre de 1930, el secretario de Relaciones Exteriores Genaro Estrada Felix propuso una doctrina donde se niega la facultad de un país para reconocer a otro. Esta postura, es un asunto geopolítico como lo es también el tema electoral de Venezuela y es que; dada la cobertura mediática, pareciera que fue la única nación con elecciones este año. La realidad es que mas allá de los derechos políticos hay 300 billones de barriles de reserva petrolera que ansían, (como lo reconoció el candidato republicano, Donald Trump) las corporaciones norteamericanas.

Hay que recordar que en 2007, el gobierno bolivariano nacionalizó la industria petrolera y la reacción inmediata del Senador por New Jersey, Bob Menéndez, (hoy condenado por recibir cohechos del lobby petrolero, incluyendo barras de oro de Qatar). Fue impulsar sanciones económicas, que ha decir de la Organización de Naciones Unidas ONU, provocaron un colapso en Venezuela.

Por eso causa suspicacia la reacción de comunicólogos que encuentran financiamiento en distintas organizaciones vinculadas a los intereses de Estados Unidos en contra de la postura del gobierno de la 4T, que retoma los principios históricos de política exterior que han vestido a México de dignidad en los foros internacionales y que se abandonaron durante la oscura noche neoliberal.