En La Laguna se generaron muy buenos comentarios con el nombramiento del buen Luis Olivares al frente de la Secretaría de Economía en Coahuila, esto luego de haber estado a cargo de la oficina de PRO Coahuila durante los primeros meses de la presente Administración estatal.

Desde la iniciativa privada, la designación de Olivares se ve como un acierto del gobernador Manolo Jiménez, toda vez que representa un perfil que conoce muy bien la región, que tiene un perfil dinámico y que puede lograr acuerdos importantes para los próximos años.

Y es que el buen Luis Olivares no solamente es bueno para aquello de correr maratones, sino también para dialogar de forma clara con cualquier inversionista y conciliar, una habilidad que es más que destacable en un funcionario de Gobierno.

Se esperan sin duda buenos tiempos para La Laguna y para Coahuila, ojalá sea el caso.

Y quienes ya no ven lo duro, sino lo tupido, son los ocupantes de la Presidencia Municipal de Matamoros, pues el buen alcalde de aquella ciudad, Miguel Ángel Ramírez “El Charro”, podría tener algunos problemas administrativos, pues se habrían destapado más casos de presunto nepotismo en su Gobierno y que podrían ser objeto de señalamientos de parte de la oposición.

Sin duda serán dardos que, de tener buena materia de respaldo, podrían significar en ruido innecesario rumbo al fin de año.

Ya veremos cómo lidia con esos incómodos señalamientos el buen “Charro”, sobretodo por el mal ánimo que ya trae un sector de la ciudadanía con aquello de la prohibición de los eventos públicos con cierre de calle, especialmente aquellos con uso de música.

Nuestras hormigas laguneras del lado de Durango ven con alivio el término de la huelga en la empresa Linamar, esto luego de que unos mil trabajadores sindicalizados pararon sus labores desde el lunes pasado ante diferencias con la empresa canadiense.

El tema no pintaba bien, especialmente porque el Gobierno del Estado no metió las manos en lo absoluto para dar apoyo público a los empleados, quizá por el miedo de espantar a Linamar y otros inversionistas, quizá porque se confiaba en una solución pronta entre los involucrados.

Sin duda que una huelga no es bien vista por nadie, pero dejó en claro que la base trabajadora en la región siempre tiene un límite cuando se trata de salarios bajos, condiciones no adecuadas para desempeñar su labor y acuerdos que no se cumplen.