Saltillo, Coah.- Sobre una cúpula rojiza un hombre se mantiene de pie y con un celular toma una fotografía. En otra cúpula ahora en blanco y negro, en cambio, el mismo hombre está sentado y con una cámara toma otra fotografía. Aunque la imagen puede parecer la misma, no lo es: una es instantánea y la otra una ilustración, son la idea del pasado y el presente congeladas en el tiempo, “es el espíritu de la ciudad, es lo moderno y lo clásico”, como define la artista Ana Ramírez, quien creó la ilustración con la que se celebró el 447 aniversario de Saltillo.

Para dibujarla, Ramírez se inspiró en el autorretrato del fotógrafo local Alejandro Carmona, quien en los años 30 estuvo en lo más alto de la Catedral de Santiago y, desde ahí, se fotografió a sí mismo pero con una idea en mente: retratar al edificio, tomarse “como un punto de fuga”, pero que el personaje principal fuera el monumento religioso, según explicó la ilustradora en entrevista con Zócalo.

Entre los colores ocres y naranjas, casi rosados de la cantera en la ilustración de Ramírez, y las formas curvas y angulosas que resaltan gracias a la escala de grises de la fotografía, uno puede encontrar una nostalgia por el pasado “una romantización de Saltiyork”, como la define la artista visual.

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Creo que Saltillo sí tiene algo, una esencia muy particular que hace que todos los artistas la romanticemos, eso es algo a lo que yo me siento muy cercana. Carmona pudo ver la belleza de la Catedral y la fotografío, y aunque sí es especial porque es uno de los pocos autorretratos que se tomó Carmona y que es una hazaña, lo realmente especial de esta selfie es cómo capturó la belleza de la arquitectura de la Catedral. Creo que son pequeñas cosas que nos hacen sentirnos más cercanos a estos sitios”, detalló.

Pasado y presente

Siempre se ha dicho que Saltillo es una ciudad en la que la tradición, lo clásico, y lo moderno se encuentran. De ahí la ironía el Carmona personaje de Ramírez tenga un celular y tome una fotografía de la ciudad con él: es el pasado y el presente unidos en la alquimia del arte. Pero para Ramírez, Saltillo tiene otra forma de ser, más parecida al caos que al orden y que ha conocido poco a poco en sus caminatas por el Centro Histórico.

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A mí me parece muy chistoso porque creo que es un desorden al que le hemos intentado dar sentido: nada funciona, todo está desorganizado, estamos batallando constantemente, pero al mismo tiempo tenemos cierto sentido de pertenencia. Y el hecho de que haya artistas que han descubierto un sentido estético me parece un tema muy divertido”, comentó.

La ilustración, que forma parte del homenaje que restauranteros y bares del Centro de la ciudad organizan año con año para la ciudad, traslada la fotografía de Carmona, pero no sólo como una copia, sino como una pieza que puede superponerse a la misma. Ya que como explica la autora, la escena no es la misma, el personaje no es el mismo y, sobre todo, la Catedral no es la misma que hace 80 años, sino que está en cambio constante, pero también en pertenencia perpetua.

Es, como dijo el teórico ruso John Ruskin “los edificios no son para nosotros, son para el futuro”, con esa idea en mente es que la creadora ideó esta ilustración.

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La Catedral ha pasado por muchas renovaciones y restauraciones. Entonces, la que dibujé no es la de la foto de Carmona, es una que tomaron hace un año, mis referencias para ilustración son fotografías recientes, buscando que fuera un contraste de ayer y hoy. La Catedral de Carmona es un poquito más descuidada, en derrumbe; y esta es un poquito más limpia, más nueva. Pocos se darán cuenta de que son catedrales distintas”, abundó la también artista del cómic.

A esto añadió que “es como dicen muchos teóricos del arte, la fotografía y la pintura son la forma que tenemos para detener el tiempo, para comunicar la historia. A esto le sumamos la fotografía de arquitectura, que es la foto de la historia física. Eso es algo que quise captar”.

El trabajo de Ramírez entronca de forma directa con una serie de ilustraciones que ha publicado en sus redes sociales. En esta, Manuel Acuña vuelve de la muerte y recorre su ciudad natal 150 años después, encontrando sus cambios y diferencias, pero también sus similitudes.

Según detalló, el Alejandro Carmona de esta imagen y el poeta de las otras, “Acuña y Carmona son presencias fantasmales. Son símbolos de un imaginario, ellos y la Catedral son el espíritu de la ciudad, son lo mismo”, concluyó.