Monterrey, NL.- José Miguel, de 19 años, recibió el pasado 11 de julio un trasplante de corazón gracias a la inmensa generosidad de padres que donaron el órgano de su hijo, un joven de la misma edad, fallecido en un accidente de auto en Ciudad Obregón, Sonora.

En 30 años es la primera vez que la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) Hospital de Cardiología No. 34 del IMSS realiza un trasplante de órgano cardiaco con donador y receptor de la misma edad.

“No ha habido casos así de la misma edad, con las mismas características, casi el mismo peso, la misma talla”, dice Víctor Quezada Elvira, coordinador de donación de la UMAE 34. “Fue una gran coincidencia para José Miguel”.

Han pasado dos semanas y el joven regio, súper fan de Tigres, está sentado en un sillón de la habitación del hospital donde conversa, sonriente, con voz ronca y pausada.

Estuvo sólo cuatro días en terapia intensiva. Su evolución es tan favorable que directivos del IMSS accedieron a esta entrevista en su cuarto.

El cirujano cardiovascular Quezada explica que en junio pasado José Miguel se puso como urgencia nacional en lista de espera del Centro Nacional de Trasplantes.

“Tuvo en tres ocasiones muerte súbita abortada, se desvaneció y lo resucitaron”, indica.

El 22 de junio, al ira a su trabajo en una tintorería, se desmayó y lo trasladaron a la 34. La única esperanza de vida era un trasplante.

Para su mamá Martha Angélica Martínez la vida de su hijo es un milagro.

“Estuvo muy grave, muy delicado, por eso digo que es un milagro.”, dice. “Orábamos mucho, pero sólo me atreví en una oración a pedir un corazón para mi hijo. Lo que le pedía a Dios era un milagro, porque sabía yo lo que implicaba el pedir un corazón”.

I. MAR DE ORACIONES

Cuando José Miguel tenía 11 meses de edad le diagnosticaron miocardiopatía hipertrófica simétrica, condición que fue deteriorando su calidad de vida.

“De niño hacía una vida normal, hasta como los 10 años que ya empezaba a cansarme más de lo normal”, cuenta el joven. “Este último año el corazón mío ya no fue aguantando tanto”.

Más pronto de lo imaginado, la noche del miércoles 10 de julio, José Miguel recibió la noticia de que había un corazón para él.

“Va la doctora y dice que ya hay un corazón para mí. Sí me puse alegre, y decía que ya mañana mismo se haría la cirugía”, recuerda.

Su abuela lo cuidaba en el hospital en ese momento.

En casa, sus papás Carlos Antonio Vázquez López y Martha Angélica y su hermana Angela Miray, de 21 años, recibieron la noticia por teléfono.

Su mamá se quiebra al recordar esos instantes.

“Cuando llegó el corazón lo primero fue agradecer a Dios porque mi hijo tenía una nueva oportunidad”, expresa Martha Angélica, “pero también con sentimientos encontrados porque me puse a pensar en la familia del donador.

“Porque nosotros hace tres años y medio perdimos a nuestra hija, la más chiquita, ella tenía 13 años, estaba en segundo de secundaria, entonces sabemos lo duro que es perder a un hijo, y me ponía en el lugar de su mamá”.

Isabella, la hermana menor de José Miguel, tenía el mismo padecimiento congénito en el corazón.

Su mamá señala que los doctores le explicaron que es una enfermedad hereditaria.

Por eso Martha Angélica recalca también el poder inmenso de la oración para que su hijo esté vivo.

“Se juntó un mar de oraciones. Familia, amigos, conocidos y desconocidos se unieron en oración”.

II. LABOR TITÁNICA

Por su condición, José Miguel siempre ha estado limitado en su actividad física, por eso cuando salga quiere ejercitarse. Uno de sus sueños es ser director técnico de futbol.

Quiere estudiar una carrera profesional, pero dice que aún no sabe qué estudiar.

El cirujano cardiovascular Quezada resalta la generosidad de la familia del joven donador, que en medio de su dolor y duelo, aceptaron donar el órgano.

A nivel nacional, indica, el 60 por ciento de las familias se niega a donar los órganos de sus seres queridos cuando tienen muerte cerebral.

Destaca el trabajo titánico del equipo médico que opera contra el tiempo en una cadena de relevos donde se debe viajar por el corazón y traerlo para el receptor.

“Tenemos cuatro horas desde que lo quitamos y hasta que el corazón ya está implantado y latiendo. El tiempo que hicimos en llegar y en que se bajó del helicóptero fueron tres horas”, explica el especialista.

“Entonces esa oportunidad de una hora más, es el tiempo de la técnica quirúrgica para la implantación”.

José Miguel ha recibido el trasplante de corazón número 92 en la UMAE 34 y es el primero realizado en este 2024.

En esta unidad del IMSS la receptora más joven que ha recibido un corazón tenía 13 años y la mayoría de los pacientes han respondido favorablemente.

Como ellos, José Miguel ha vuelto a nacer.

“Quiero agradecer a la familia del donante del corazón que ahora tengo”, dice el joven conmovido.