Saltillo.- Hay cuatro historias curiosas sobre la relación del escritor Jorge Luis Borges con el rock y una de ellas sucede en esta ciudad.

La primera es que María Kodama, la pareja del argentino, recuerda que para el cumpleaños del autor de El Aleph, en vez de ponerle Happy Birthday, le ponía The Wall de Pink Floyd, banda de la que el memorioso poeta se sabía numerosas letras. La segunda es que The Rolling Stones lo homenajearon en la película de 1970, Performance, en la que Mick Jagger lee su cuento El Sur. La tercera es que en los tempranos 2 miles, el escritor Julián Herbert jugó con su admiración por el argentino, el amor por su equipo de futbol y su pasión por el rock y la música norteña para nombrar su banda: Los Tigres de Borges, ensamble que rugirá hoy en Plaza de Armas a las 20:00 horas.

Conformado por la rasposa voz de Herbert, de cuya pluma surgen también las poéticas letras del ensamble; la suave e hipnótica guitarra de Héctor Zárate; la batería potente de Obed Cortés y el profundo bajo de Hugo Valdés, el grupo es una reencarnación de aquella primera banda que fue profetizada, exactamente, hace nueve años, cuando el vocalista escribió en su muro de Facebook: “Como ya aceptamos que se murió Madrastras (su anterior banda de rock), Héctor Zárate y yo hemos decidido resucitar a Los Tigres de Borges”, escribió aquella vez el vocalista.

Si para Borges esta banda sería una pesadilla terrible nacida de dos de sus miedos más profundos, los espejos y los tigres, para los miembros es “una forma pura de hacer rock. De ser rockstars a nuestra manera”, como dice Zárate en entrevista con Zócalo.

Seriedad y diversión

Esta nueva alineación de los Tigres juega con la estrategia de mirar al pasado, pues el grueso de sus piezas son renovaciones del repertorio de Madrastras, como Huracán y Soy tus Alas, pero también nuevas composiciones como Mala Fe, una polka norteña que dialoga con el filósofo Wittgenstein; una canción de amor llamada Verte Bailar; una versión intervenida de La Llorona, y hasta la musicalización del poema Nave de la China, de Francisco González de León.

Según detalla Zárate, director musical de la banda, su catálogo es “una revisitada a aquellas viejas canciones, pero también una aproximación muy distinta a aquella primera etapa. Hace 9 años, cuando empezamos el proyecto, Julián y yo estábamos en una situación muy diferente a la de ahora. Este año, creo, que ha sido muy importante porque nos ha asaltado un sentimiento de responsabilidad, de hacer bien las cosas, de pensar en una ruta para hacer las cosas. Por eso creo que la gran diferencia es que estamos tomando esto tan pero tan en serio que no esperamos nada, es la idea de que tenemos que construir esto con nuestra mejor experiencia y nuestros alcances. Creo que la responsabilidad y la seriedad son las palabras que pueden definir esta nueva etapa de la banda”.

Pero esa seriedad sólo se refleja en su forma de trabajo. Pues las presentaciones de Los Tigres de Borges son todo menos solemnes. Así queda de manifiesto la actitud performática que durante algún tiempo adoptaron Herbert y Zárate: en algún concierto aparecieron vestidos de traje, como dos bluesman listos para rockear; en otro sólo un par de lentes oscuros, y en otros más dos playeras iguales reflejaban su sincronía.

Según detalla el guitarrista “una vez me puse a pensar que a nuestra edad a los Rolling Stones ya les hacían documentales. Así que pensé qué era ser un rockstar: ¿levantarme tarde?, ¿vivir de la música?, ¿ponerme borracho? En ese caso tenemos toda la esencia, cumplimos el 80% de los requisitos y con un ocho pasas en cualquier maestría y doctorado”, dice socarrón, y entre carcajadas, el también miembro de la Saltillo Big Band, y añade “la ventaja que nosotros tenemos es que no nos anda correteando la masa exigiéndonos algo. Eso está padre. Porque a veces creo que nos hemos tomado demasiado en serio las cosas, en el sentido jodido de la palabra, y olvidamos que podemos hacer las cosas divirtiéndonos, con la idea clara de una banda de rock, dejando caer toda la energía en todos lados donde nos presentemos. Eso para mí es ser un rockstar, es aceptarnos como rockstars”.

Y esa visión los ha llevado a tener presentaciones en la Fiesta del Libro y la Rosa, de la UNAM; en el Complejo Cultural Chapultepec, en un homenaje al escritor José Agustín, y como uno de los eventos musicales del festival literario SWR Frontera, de Dallas, Texas. Además de ser, hoy, una de las actividades de esta Fiesta Internacional de las Artes de Saltillo, un espacio en el que el rock y la literatura, al parecer, van de la mano.

Por cierto: la cuarta historia de Borges y el rock, es que Mick Jagger conoció al argentino en España. Cuando se acercó a saludarlo, el rockero se arrodillo ante el escritor y lo saludó. Borges, por su ceguera, le preguntó quién era, “soy Mick Jagger”, dijo el Stone, y Borges le dijo que admiraba su música. El líder de sus Satánicas Majestades cayó de espaldas y casi se desmaya.
Entonces una pregunta salta al aire: ¿qué hubiera hecho Herbert si hubiera conocido a Borges o a Jagger?

HOY:

Concierto

Los Tigres de Borges

Plaza de Armas

20:00 horas

Entrada libre