Vida
Por Ana Ponce
Publicado el lunes, 15 de julio del 2024 a las 07:30
Saltillo.- Felicidad, unión, familia, recuerdos, sabores, historias, risas, tristezas, incluso frustraciones, eso es lo que para el chef Rodolfo Onofre significa la cocina, ese lugar en el que las familias mexicanas pasamos la mayor parte del tiempo y en la que compartimos tantos momentos con nuestros seres amados, aunque para él es mucho más, es su vida y todo su mundo.
Fue desde muy temprana edad que se enamoró de la gastronomía; comenzó en Torreón, de donde es originario, a cocinar con ayuda de su abuelo, para luego convertirse en el responsable de preparar los alimentos para él y sus hermanos, pero fue a los 16 años que dejó la cocina de su casa y entró a una mucho más grande, teniendo que emigrar a Monterrey.
“ El comer me fue llevando a probar, por ejemplo, un tatemado en la cebolla, los aromas que provoca, huelen bien diferente tatemado, y luego el chile, yo veía esto y para mí era fabuloso, el oler esto y descubrir que no era lo mismo tatemado que cocido”, expresó.
Inició como lavaplatos
Aunque inició desde abajo, como lavaplatos, su talento, curiosidad por los sabores y aromas, así como su amor por la comida, lo llevó a avanzar rápido en su aventura de vida, aprendiendo infinidad de recetas y formas de preparación de los alimentos.
“ Yo empecé dentro de la cocina a los 16 años, como lavaplatos, fue mi primer trabajo, lo digo con mucho orgullo, nunca me imaginé crecer tanto, me da nostalgia”, recordó.
Conoce técnicas
El Hotel Ancira, en Nuevo León, fue el trampolín que impulsó los inicios de Rodolfo Onofre, gracias al cobijo de los chefs Antonio Márquez y César Jiménez Brito, por mencionar algunos, con los que empezó a conocer las técnicas en el proceso de preparación de alimentos.
Además, aprendió que para esta profesión es indispensable levantarse temprano, saber que hay horario de entrada, pero no de salida, que la cocina es una mezcla de olores a los que te acostumbrarás.
Tras concluir sus estudios en gastronomía en el Instituto Regiomontano de Hotelería y pasar por todos los puestos en la cocina, hasta convertirse en chef, entre 2003 y 2004 se fue de México para continuar aprendiendo en diferentes países, entre los que destacan República Dominicana, Costa Rica, Panamá, en los hoteles Coral By Hilton, hasta llegar a Australia, donde trabajó en el Café Pacífico, para regresar a México y empezar en la docencia, como fundador de la carrera de gastronomía en diferentes instituciones educativas.
“ Fui chef en el Instituto Regiomontano de Hotelería, en la Universidad del Valle de México, abrí varios programas educativos muy interesantes en la zona norte del país. Fui fundador de la UVM del campus Torreón y eso me fue llevando a la hotelería nuevamente, pero siempre trabajando con integridad, respeto y sobre todo, mucho cariño a la satisfacción del cliente”, apuntó.
Llamada que le cambia la vida
Una llamada de Martha Sahagún le cambió la vida, aunque estuvo muy cerca de perder la oportunidad de ser el chef presidencial, pues creyó que se trataba de una broma, por lo que le colgó el teléfono al Estado Mayor.
Afortunadamente, la buena recomendación por parte de la chef Paty Ortiz lo llevó a Los Pinos a cocinar para el, entonces presidente, Felipe Calderón, y el expresidente Vicente Fox, éste último como responsable de la proveeduría de la comida para la Presidencia de la República y el Estado Mayor Presidencial.
Fue así que desde 2005 y hasta 2022 estuvo a cargo de preparar los alimentos para todos los servicios presidenciales y diplomáticos, dentro de la Residencia de Los Pinos, así como eventos privados de la familia Fox.
Lo frena la pandemia
Desafortunadamente, su actividad, como muchas otras en el país y el mundo, se vio afectada por la pandemia del Covid-19.
“ Cuando se vino la pandemia yo creo que se paró la actividad en muchos lados, yo ya estaba un poquito cansado, pedí chanza o tiempo de regresar a mi tierra, Torreón, y me queda muy cerca de ahí mi hija, y en Torreón conozco una mujer maravillosa y me caso”, detalló.
Saltillo lo abraza
A sus 39 años, el chef coahuilense que alimentó a los últimos tres presidentes de México y sus familias, así como a toda la clase política de las más altas esferas, ha encontrado en Saltillo un cálido cobijo que espera mantener por muchos años más.
Kapú
Desde hace 8 meses, el chef presidencial coahuilense inició un proyecto gastronómico en Saltillo, con un concepto de comida de los distintos municipios del estado, buscando que cada receta permita al comensal regresar a sus tradiciones, gracias a la confianza de sus socios, quienes le han impulsado a seguir alimentando corazones.
Mencionó que son los tacos de perejil frito, los aguacates asados y las agujas de Rib Eye los platillos imperdibles del restaurante Kapú, sin embargo, el puchero de res es de los favoritos de los comensales.
“ Kapú representa Coahuila, la zona carbonífera, desértica y las zonas boscosas que tenemos, eso es Kapú, representa los proveedores y los productores que existen en la región, pequeños, grandes, medianos, eso es lo que representa, la gente trabajadora, que busca un lugar donde sus productos sean honrados de la manera correcta”, subrayó.
¿Qué apetecían?
El chef Onofre recordó que la cecina crocante es el platillo favorito de Vicente Fox, el queso de puerco en cuadritos; las manitas de cerdo en salsa Valentina también eran platillos botaneros que le fascinaban; el queso cotija, los cortes de carne, las enchiladas suizas, entre otros.
De igual forma, Felipe Calderón gustaba de la comida mexicana, así como de ensaladas frescas y salmón, en tanto, las primeras damas fueron más exigentes con los alimentos, ajustándose mucho a platillos saludables.
Un trabajo que le apasiona
Rodolfo destacó que si ha logrado ser un buen chef es gracias al equipo de trabajo que ha formado, aunque jamás imaginó que llegaría a cocinar para los presidentes de México; se dijo agradecido con la gente que le brindó su confianza y le otorgó esa oportunidad, pues además es un trabajo que le apasiona.
Y aunque ama cocinar, es inevitable quebrarse cuando se piensa en el sacrificio que se tiene que hacer para dedicarse a esta noble labor, la familia es el motor, pero se pierden momentos irrepetibles cuando se es chef.
“ Sacrificar a mi hija, sí, es algo que muchos lo hacen hasta cierto punto, pero sacrificar a tu familia, no tener el tiempo para verlos, el perderte sus problemas, creo que ha sido algo de lo más difícil que no todos pueden entender”, sollozó.
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