Antecedentes

El ingeniero Jordi Bosch, en una conferencia que impartió en 2017 sobre la historia del agua en Saltillo, recordó que la ciudad, desde 1930, se abastece de pozos freáticos, que aportan el vital líquido, para el consumo humano.

Luego de más de 90 años, en 2024 las fuentes de suministro no han cambiado, siguen siendo del subsuelo; no obstante, lo que sí se modificó, fue el carácter de la administración.

Después de tres entidades públicas, la gestión del agua se concesionó a una compañía privada extranjera: Aguas de Saltillo (Agsal) que desde agosto del 2001 opera en la ciudad.

El tridente tecnológico

El gerente de la compañía, Bosch Bragado explica que para la detección oportuna y precisa de fugas en las tuberías hidráulicas que subyacen en la mancha urbana, recurren a las tecnologías de vanguardia; utilizan tres, para repararlas: satelital, cartográfica y trazadores de gas helio.

El satélite puede detectar filtraciones de tuberías que se encuentren asentadas hasta tres metros de profundidad de la superficie. Por medio de imágenes examina las características del terreno, y advierte cualquier factor ajeno al paisaje natural, como humedad, etc.

Para acotar la superficie de interés, que detectó el satélite, Agsal echa mano de la cartografía, que muestra al trabajador de campo, en forma detallada: mapas o planos de materiales, diámetros, profundidades e interconexiones de las tuberías con probables averías.

La paramunicipal cierra el proceso inyectando gas helio en las cañerías sospechosas, que tiene la particularidad de migrar del punto de fuga al asfalto, concreto hidráulico, etc. Con equipo especializado se detecta el helio que emergió al suelo.

Acuíferos, pozos y redes

En virtud de que las políticas hídricas de la región no las formula y supervisa el ente operador concesionado, sino que corresponden a los organismos públicos especializados en la materia y a los estados y municipios.

Para el abasto del agua se sigue dependiendo de pozos, que su ciclo de producción, está en función de las recargas naturales, y del margen de estrés hídrico a que sean sometidos por la operadora.

La frontera entre explotación y sobreexplotación de un pozo es muy delgada, se contraviene o violenta cuando no se considera la tasa anual de recarga natural del acuífero.

No se ha tenido la capacidad política, y menos la sensibilidad social en los tomadores de decisiones, para construir medios alternativos en el suministro de agua a las familias saltillenses.

De acuerdo con los estudios geológicos que ha hecho la compañía operadora, los 92 pozos que recibió del municipio, como parte de los activos concesionados, que abastecen a la ciudad, se localizan en alguno de los tres acuíferos del subsuelo de la región.

El primero denominado: Saltillo-Ramos Arizpe, que aporta 73%, luego está el llamado Derramadero con 17% de participación y finalmente el Saltillo Sur, cuyo afluente representa 10% del total del ecosistema hídrico del área conurbada.

El transportar el agua desde su fuente hasta el grifo de la vivienda del consumidor, cumpliendo con las normas oficiales en el proceso de entrega, tiene un costo promedio de 13 pesos por metro cúbico.

No hay que perder de vista que la fuente (pozo) más distante del centro de la ciudad se localiza aproximadamente a 70 kilómetros. La tasa de crecimiento de la red de agua potable de Saltillo ascendió a 54.78%, al pasar de mil 900 kilómetros a 2 mil 941 kilómetros de extensión en un lapso de 22 años de 2001 a 2023, mientras en ese mismo período, la cañería de las aguas residuales o drenaje urbano, se incrementó 64.23 por ciento.

Oferta y demanda de agua

De acuerdo con los censos nacionales de población y vivienda de 2000 y 2020, la ciudad de Saltillo inició el nuevo milenio con 637 mil 273 residentes, 20 años después la población llegó a 879 mil 958 habitantes.

El crecimiento demográfico de 2000 a 2020, fue de 38.08% y, en 20 años la extensión de la mancha urbana aumentó en alrededor de 1.8% por año, tasa que se explica por el patrón de crecimiento urbano que se ha seguido desde 1980, orientado a la construcción de espacios habitacionales y comerciales horizontales. La vivienda vertical o en condominio ha sido escasa y poco popular entre los saltillenses. Al multiplicarse la población de la ciudad, demandó más servicios básicos.

En 2001 se bombeaban mil 370 litros por segundo de agua de los pozos, que se introducían a las tuberías después del proceso de potabilización. A pesar del mismo inventario de pozos, se incrementó la oferta de agua y cerró 2023 con mil 950 litros por segundo de agua.

El consumo per cápita de agua por día de los saltillenses no ha variado mucho. En 2001 fueron 101 litros diarios, y para 2023 subió a 110 litros, con excepción de algunas semanas de verano, que llegó hasta 160 litros.

Aunque, este indicador no necesariamente revela que la población tenga hábitos de austeridad o despilfarro en el uso del agua, sino que también puede obedecer a la disponibilidad o no, que se tenga de ella.

Conclusiones

Con un dejo de sorpresa para el ciudadano, no se puede entender, a menos que se consideren los perfiles y visión de los políticos que han gobernado el municipio y estado, que desde 1930 no haya cambios en el origen de las fuentes de abastecimiento de agua para Saltillo.

No disponer de plantas recicladoras de agua, no aprovechar las diferencias significativas en las cotas de nivel de la topografía de la ciudad para captar el agua de lluvia, a través de un sistema pluvial y tanques cisterna de almacenamiento.

La ausencia de fuentes alternas a las ya existentes, como las mencionadas, propicia que el abastecimiento del agua quede a merced de la benevolencia de la naturaleza.