No sé a usted, estimado lector(a) si le queda claro lo del llamado y cacareado “segundo piso” que vendría a ser algo así como la cereza en el pastel de la mal llamada “cuarta transformación”.
En realidad, nunca, en estos años del gobierno del hombre que llegó culpando de todo lo malo y perverso a sus antecesores, he podido encontrarle sentido a las frases usadas como sello de distinción -cuarta transformación y más reciente, segundo piso- porque lo que he observado en este gobierno que está por terminar, es la gran afectación al país, que ha llevado a la destrucción de instituciones que funcionaban y pudieron mejorarse.
Hay que recordar que se empezó con el aeropuerto, un proyecto necesario que se eliminó de un plumazo.
Fue el principio del fin que abarcaría instituciones, fideicomisos. Lo peor, el daño irreversible al ser humano; en este caso, a los mexicanos.
“Corrupción” “no somos iguales” frases de uso frecuente en contra de sus adversarios, que no poca gente creyó sin detenerse a analizar el sentido de las palabras; que no era otro que envenenar la mente y el corazón de un electorado noble que terminó por sucumbir a la mentira, el engaño y la traición.
Para hablar de un “segundo piso” se requiere haber construido algo con buenos cimientos. Un profesional de la construcción, por ejemplo, está consciente de que debe usar materiales de calidad para su proyecto y lo hará reforzando los cimientos porque de lo contrario, su obra por muy espectacular que esta sea puede venirse abajo en cualquier momento.
Lo mismo sucede en un país cuyas instituciones están en riesgo, cuando el odio y la ambición del gobernante amenaza constantemente con destruirlas.
Quien crea que en nuestro país todo estaba mal, está cayendo en el error. Nuestras instituciones pudieron no ser perfectas, pero al menos funcionaban. Si al gobierno de López Obrador le hubiera importado realmente el país, hubiera fortalecido lo que daba servicio y no lanzar acusaciones sin sentido.
Un buen gobernante construye, jamás destruye. Y menos, en perjuicio de la gente, menos aún, cuando entre la población hay niños que requieren de protección.
Hablar de un “segundo piso” no solo es absurdo sino ofensivo.
Destruyeron lo que habían construido otros gobiernos y dejaron sin protección a miles, millones quizás, de mexicanos en estado vulnerable. Dejaron sin sus medicamentos a pacientes de la tercera edad con enfermedades crónicas; a niños con cáncer los dejaron morir y no les importó.
¿A dónde fue a dar el dinero de los fideicomisos?
Corrupción no es dejar fondos para ser utilizados en un momento específico y necesario. Corrupción es haber dispuesto de los recursos de los fideicomisos. Corrupción es no dar cuentas de todo lo supuestamente invertido en obras faraónicas que no funcionan y esconder como “secreto de estado”.
Tres conceptos que -curiosamente- forman parte del ideario del actual presidente, de la presidente electa y de quienes militan en MORENA y que se ufanan en pregonar son: No mentir; no robar; no traicionar ¿dónde quedaron?
Es pregunta, simple pregunta.
Hagamos un poco de memoria. El presidente dijo que no iba a meterse con el Poder Judicial; no iba a intervenir en sus decisiones, palabras más palabras menos. ¿Por qué ese ataque sistemático a la Suprema Corte? ¿al Poder Judicial? No veo otra explicación que, porque no conviene a sus intereses tener un contrapeso.
Promueven una encuesta en la que quienes tenemos un poco de sentido común, por lo menos, no creemos. Encuestas plagadas de falsedades, como todo lo que han hecho. “El pueblo sabio quiere, decide, manda. ¡Ajá!
A propósito de la encuesta, comparto una cita de Marco Aurelio, emperador romano “La opinión de 10,000 personas no tiene ningún valor, si ninguno de ellos sabe nada sobre el tema”.
A pesar del tiempo transcurrido, la cita anterior nos viene “como anillo al dedo”.
Hay muchísima gente preparada, con licenciaturas, maestrías, doctorados, conocedores de la ley, honestos que no están de acuerdo con lo que se pretende hacer.
Se habla, para tranquilizar los mercados internacionales, de que habrá diálogo; y se escucharán todas las opiniones en un parlamento abierto. Una cosa es escuchar y otra aceptar que van a cometer un atentado contra el Poder Judicial. La decisión está tomada por eso MORENA quiere la mayoría calificada para hacer y deshacer a su antojo lo que el o la presidenta les ordena.
Eso señores, se llama traición. ¿Para qué piden el voto de los ciudadanos? ¿para servir a quien consideran su patrón? O ¿para ser dignos representantes y honrar nuestra Constitución y sus leyes? Recuerden, por si lo habían olvidado, que “La Patria es primero”.
Por si lo olvidaron, esa hermosa frase está en un muro en la Cámara de Diputados y de Senadores para que la tengan siempre presente al tomar cualquier decisión. Y la dijo Vicente Guerrero.
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