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Aceptar la realidad

Por ATL DEL DESIERTO

Hace 3 meses

Casi nunca ha sido presidente de México quien tuvo mi voto, sin embargo, mi deseo nunca fue el de ver fracasar al designado.

Vi con rabia equivocarse a muchos gobernantes, y deseaba verlos cambiar el rumbo para el bien de todos, tuve la suerte de conocer todo el territorio nacional, y no, no las fondas restaurantes y hoteles, conocí el campo, trabajé hombro con hombro, muchos campesinos cuyo universo eran más de cuatro meses de trabajo, y una tonelada por hectárea, y esperar a que les paguen, vi con disgusto las migajas que les entregaban y como, hasta en eso, los perjudicaban.

Un premio de productividad estatal era un camión de tres toneladas para el ejido ganador, les llegó un arado, “como quiera es bueno, les decían los funcionarios”. Los productores de caña de azúcar esperando cuatro meses hasta que la administración del ingenio les liquidara la cosecha, en acaparamiento de granos y molinos de granos, el castigo por impurezas que era negocio del administrador y el contador, semanas antes de la recepción del grano, ya estaban los montones de tierra que serían las impurezas.

Con todas esas deficiencias, veíamos como quiera un avance, a finales de los ochenta, más como imposición de la banca extranjera, a cambio de crédito, se trató de disminuir ese estado nocivo llamado estatismo, algo que provoco un cisma en la clase política, por cinco sexenios se hicieron cambios que nos libraban de esos vicios estatistas, pero ese grupo original del partido hegemónico ha recuperado el poder absoluto, para desgracia nacional.

Y avanzando más lejos, borran aquella cultura del castigo a las malas acciones, desapareciendo organismos de transparencia y control de las acciones de los gobiernos, el imperio de la impunidad.

En el imaginario onanista del actual gobierno, aparecen países nórdicos como ideales, ponen el nirvana en su sistema de salud, claro, pero para haber alcanzado ese nivel, cada ciudadano acepta prepararse mucho, trabajar mucho, pagar cerca del cincuenta por ciento de sus ingresos como impuestos, respetar la ley, y al medio ambiente, y querer más a su país que a naciones extranjeras,

Es surrealista que a muchos mexicanos solo nos queda la esperanza de que un gobierno extranjero castigue a los gobernantes por nexos con el crimen organizado o por lavado de dinero.

 

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