“No preguntes qué puede hacer el país por tí

pregunta qué puedes hacer tú por tú país.”

John F. Kennedy

Aunque no hay respuesta del todo por el resultado de las pasadas elecciones donde obtuvo mayoría la candidata de Morena, he tenido el tiempo para reflexionar acerca de los resultados.

En realidad, no deberíamos de estar tan sorprendidos ya que la contienda electoral al ser inequitativa -porque lo fue- el día de la elección quien hoy gobierna, no se iba a conformar con ser un simple votante y dejar que los ciudadanos cumplieran con su deber de emitir su voto.

Algo ha quedado muy claro, además de ser inequitativas por la participación diaria del aún inquilino de palacio nacional en su púlpito mañanero, se convirtieron en las más violentas de la historia.

La compra del voto estuvo presente hoy más que nunca. La utilización de recursos públicos y el enviar el mensaje equivocado de que los programas sociales iban a desaparecer si no votaban por la candidata oficial, fueron elementos determinantes para la obtención del voto ciudadano..

Compra de conciencias a base de mentiras y chantajes.

¿Realmente esa cantidad de votos obtuvo la candidata ganadora? Era de llamar la atención la tranquilidad de la hoy virtual, próxima o presidenta electa al asegurar que iban a ganar y que el día de la elección sería un mero trámite.

¿De verdad? ¿lo fue? ¿fue un simple trámite? ¡Qué vergüenza! Cuando tenemos un INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL, ciudadano, que debe ser garante de confianza, imparcialidad y respeto a todos los participantes.

No desconfío del INE porque fue creado precisamente para dar certeza en un proceso electoral. Surgido como instituto autónomo ante la desconfianza de los ciudadanos para llevar a cabo elecciones verdaderamente creíbles y confiables.

Y así lo ha sido desde su creación como Instituto Federal Electoral en 1990. Quienes estuvieron al frente del instituto ciudadano, Mtro. José Woldenberg, Luis Carlos Ugalde y Lorenzo Córdova entregaron buenas cuentas en la realización de elecciones.

Confiemos que sea la misma percepción con Guadalupe Tadei.

Más importante es que tengamos un instituto electoral ciudadano y no haya un retroceso, tal y como se pretende al desaparecer los organismos autónomos.

Quien gobierne, deberá entender que México es un gran país, que ha costado mucho esfuerzo construir instituciones y desaparecerlas no es una buena opción.

Hoy, no es tiempo de divisiones sino de mantenernos unidos. Por las razones que hayan sido, tendremos presidenta, por primera vez en la historia del país. Habrá que estar muy atentos para lo que vendrá porque el panorama no está aún muy claro.

México, tiene que ser gobernado con inteligencia; ante todo, con mucho amor por el país; sin pretender que lo sea de un solo hombre o mujer, o de un solo grupo político, social o económico.  

Mucha sangre se ha derramado; sangre de gente inocente, candidatos que fueron sacrificados quizás por no convenir a los intereses de quienes acabaron con su existencia.

Familias que lloran al ser querido, huérfanos que no volverán a ver al padre o madre, porque también en este atropello a la vida, se sacrificaron mujeres que creyeron, confiaron y quisieron emprender la lucha para cambiar un territorio.

Si bien me quedé asombrada por la cantidad de sufragios contabilizados para una candidata, quien resultó ganadora de manera abrumadora, más me asombró la tranquilidad con la que apostaban al resultado, calificado como un “simple trámite”.

Y sin pretenderlo tal afirmación me hizo recordar las elecciones del 2018. Algo similar ocurrió con el triunfo arrollador de quien hoy aún nos gobierna.

El tiempo, que se encarga de señalar y poner las cosas en su lugar, nos fue dando señales del por qué esos triunfos que nadie se explica; al menos no en el momento preciso.

El saldo a la fecha de la situación que prevalece en nuestro México no es nada para presumir. Lugares donde se respira el miedo, ciudades teñidas de rojo por la sangre de quienes han sido sacrificados.

¿Quién sería capaz de expresar misión cumplida? Lo considero difícil.

¿Qué deseamos para México? Sólo lo mejor, porque México es tan grande y maravilloso que no merece más traiciones Hoy más que nunca debemos estar unidos porque de polarización y divisionismo cansados estamos ya.

 

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