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La regulación de las redes sociales: ¿restricción a la libertad de expresión o protección a la privacidad del usuario?

Por Federico Muller

Hace 5 meses

En las pasadas elecciones del 2 de junio una parte de la sociedad mexicana acudió a las urnas para emitir su sufragio. La convocatoria democrática fue para nominar a 20 mil 708 ciudadanos, a ocupar diversos cargos de elección popular en el amplio mosaico político del país. Las candidatas a la Presidencia de la República fueron las que más espacios ocuparon en los medios de comunicación cibernéticos, televisivos, de radio, así como de periódicos y revistas impresas, en relación al que tuvieron el resto de los postulantes a alguna cartera política como: senadores, diputados, gobernadores y presidentes municipales. A las aspirantes a la primera magistratura del país, les atribuyeron, en los 90 días de campaña que tuvieron, declaraciones que nunca hicieron con la intención de desacreditarlas y restarles potenciales votantes, también, ambas fueron blanco de insultos personales, o tergiversaron sus propuestas de trabajo en aras de satisfacer oscuros intereses políticos.

Quedaron en la memoria colectiva, aquellas frases que atentaban contra la libertad de culto religioso y la gratuidad de la educación. Por ejemplo, el cierre de la Basílica de Guadalupe de la Ciudad de México, y la cancelación del derecho que tienen los alumnos a recibir educación pública, laica y sin costo. Pero, la sarta de acusaciones, agravios y patrañas no sólo se ha limitado a políticos y funcionarios públicos, sino que ha llegado a cualquier persona que destaque en el ámbito cultural, deportivo y artístico.

Para comentar el tema de las falsas noticias en este artículo, se parte de la revisión de los modos de comunicación, que utilizan los consumidores; para posteriormente citar algunos estudios que se han hecho para normar la difusión de sus contenidos, y finalmente mencionar algunas ventajas y desventajas de su regulación desde la perspectiva económica. 1) Modos de comunicación. El usuario y/o cibernauta tiene diferentes formas de enterarse del acontecer de su entorno inmediato y más lejano; y en algunas de ellas, puede exponer sus opiniones al mensaje recibido, y reproducirlas desde su celular u otro dispositivo electrónico, para que llegue a terceras personas. Las más consumidas en el mercado nacional fueron: Las tecnologías digitales, alcanzando una cobertura de 86%, de ese porcentaje, solo las redes sociales ocuparon 61% con respecto al resto de los medios electrónicos como páginas web, plataformas digitales, blogs, etcétera. Le siguieron por el tamaño del mercado atendido, la televisión, la radio; y los periódicos y revistas en presentación física. La estadística del uso de redes sociales es mayoritaria, 61 personas de cada 100, las consumieron a finales de 2023. Por la liberación de palabras y textos de forma rápida, económica y efectiva ha sido el medio preferido de noticias y comunicación de la sociedad mexicana. Según lo reveló la “Encuesta Sobre el Impacto en Línea de la Desinformación y Discurso de Odio”, aplicada en México y en el resto de países que tendrán elecciones durante este año, que publicó la Unesco a principios de 2024.

2) Estudios para normar las redes sociales. Existen varios trabajos que han revisado los contenidos de la información de las redes sociales, que se genera ante acontecimientos electorales, deportivos, contingencias sanitarias, crisis económicas, o de cualquier índole que alteran la cotidianidad de la región o país. Lo que se divulga con mayor frecuencia han sido noticias falsas, que en muchos de los casos inducen al odio entre los individuos y pueden alterar la paz social de la comunidad. A tal grado ha llegado el uso y abuso de las redes sociales, que la ONU, a través de la organización que atiende a la Educación, Ciencia y Cultura, ha solicitado a los países miembros regulen su uso. Les recomienda a los gobiernos, que los reguladores sigan siete principios en la evaluación de la información que fluye a gran velocidad en las plataformas digitales. Algunos de ellos, se describen de manera parafraseada para su mejor comprensión: a) Que se respeten los derechos humanos de las partes involucradas en las noticias; b) Que se haga labor de convencimiento entre los administradores de las plataformas, para que formulen iniciativas didácticas que induzcan al pensamiento crítico entre los cibernautas; c) “Que se establezcan la responsabilidad y la transparencia en los algoritmos, cuya mecánica se basa con demasiada frecuencia en provocar exageraciones en detrimento de la fiabilidad” Esto es, exigir a las redes sociales que manejen fuentes confiables de noticias; evitar que no las sobredimensiones, sacándolas de su contexto real, maximizándolas de tal manera que cause inquietud y zozobra en los que la reciben; d) Que la responsabilidad de la censura o moderación de la noticia, no sólo sea decisión de los entes privados, independientes del Gobierno, sino que también provenga del consentimiento del regulador público, lo que supone que ambos tipos de regímenes son imprescindibles en el mercado informativo de cada país; e) Que ante fenómenos naturales o crisis que trastoquen el orden establecido, las acciones que se tomen sobre notas tendenciosas o exageradas sean enérgicas y punitivas.

3) Algunas ventajas y desventajas de la regulación de las redes sociales: Las ventajas de regular o restringir la información que fluye en el espacio cibernético, sin duda contribuye en la protección de la intimidad del usuario que puede ser transgredida por noticias falsas; también ayuda a reducir la propagación de la desinformación. No obstante, para que lo anterior se cumpla se requiere de reguladores con perfiles académicos idóneos para la función que desempeñarían como censores, y no menos importante para el cargo, además, de su formación y experiencia profesional, deben tener un comportamiento ético intachable. El principal inconveniente es la complejidad que se tiene, para encontrar el punto de equilibrio, entre dos criterios opuestos: libertad de expresión y protección de los derechos humanos. Sobre todo por los intereses económicos que están en juego, que se verían afectados al también pasar por el escrutinio la propaganda y publicidad, la cual financia a las plataformas digitales.

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