“Robar es un delito

Pero arruinar el país

Es traición a la Patria”

General Don José de San Martín

 

Han concluido las campañas políticas; tiempo en el que se tuvo la oportunidad de escuchar propuestas o mensajes de los candidatos en una jornada electoral.

Fue un tiempo donde los partidos políticos salen a promocionar a quienes los representarán en la contienda electoral.  52 millones de spots tuvimos los ciudadanos que tolerar durante tres meses.  ¡Una verdadera locura! 

Lo bueno, es que sobrevivimos.  Además de que se tuvo la oportunidad -sobre todo los indecisos- de reflexionar y definir el voto por el candidato (a) que se desee. 

La elección, la del 2 de junio del 2024, está considerada la más grande de todas en la historia del país.  Y lamentablemente, manchada por la violencia que ha prevalecido en nuestro México por la intromisión de la criminalidad.

No se puede ocultar lo que está a la vista de todos, repetir que “vamos bien” y que el país “está en calma”. No solo es FALSA tal aseveración sino cruel para quienes están sufriendo los embates de la violencia en sus ciudades, en sus negocios, en el hogar.

Sin embargo, no es necesario vivir en carne propia una pérdida para entender lo que realmente sucede en este maravilloso país.  Solo basta por un momento tratar de ponerse en los zapatos de otros para sentir un mínimo de empatía por el sufrimiento que están viviendo miles de compatriotas que se volvieron invisibles para un gobierno indolente.

Un gobierno que prometió bienestar y muy pronto se olvidó de sus promesas. El mismo que ha entregado buena parte del territorio a los criminales.

“Cuando gobiernan los buenos, el pueblo está alegre; cuando dominan los malos, el pueblo gime” Prov. 29:2

Y si el pueblo sufre, llora, tiene el corazón destrozado y a nadie conmueve ¿Qué se puede esperar? 

Que se puede esperar cuando conocemos de vidas inocentes, de niños que apenas van despertando a la vida y son asesinados sin el menor remordimiento por parte de sus verdugos.  Habría que preguntarnos ¿dónde están las autoridades? ¿cuál es el castigo para los criminales? ¿eso queremos para México?

En un país como el nuestro, donde se afirma que “todo va bien”, que “no pasa nada” (doble negación) pero pasa y con tanta frecuencia que en vez de sentirnos lastimados, dolidos, humillados, observamos que un buen sector de la población permanece indiferente; quizás porque se ha ido acostumbrando a lo que consideran una nueva realidad. Nueva, sí, impuesta a balazos por verdaderos criminales con la complacencia de un gobierno.

Y eso, por supuesto que no es bueno para un país, para la sociedad menos aún para los ciudadanos. No es bueno vivir con miedo, sin ilusiones; menos aún, sometidos a la voluntad o bajo órdenes de gente sin escrúpulos.

Este domingo 2 de junio, tendremos la oportunidad de emitir nuestro sufragio y decidir qué país deseamos. Seguir con lo mismo o unirnos al esfuerzo de miles, millones de mexicanos deseosos de recuperar nuestras instituciones.

Seguir con lo mismo sabemos que es seguir destruyendo a México, sin respetar leyes, ni su Constitución, ni las instituciones.  Además, ya tuvieron su oportunidad y la desaprovecharon; pudieron hacer mucho por la gente, por las instituciones y no lo hicieron.  A la clase media la repudiaron y humillaron, llamándola “aspiracionista”.

Utilizaron distractores culpando a los “que se fueron”, mientras ellos, los que llegaron, han saqueado las arcas -funcionarios y familia- para repartirse el botín a través de proyectos fallidos.

Lo imperdonable, haber atentado contra la vida de miles de mexicanos durante la pandemia, así como al negarles atención médica para combatir enfermedades como diabetes, cáncer.   Imperdonable sí, que hayan hecho caso omiso de un sector vulnerable como son los niños.

Además de mentirosos, mediocres y corruptos.  Sí, son peor que los que estuvieron.  Y peor aún, que con mentiras y engaños se presenten como buenos, honestos y mejor que otros, cuando agregan a sus filas a lo peor del partido que tanto critican.

Falsos porque muy pronto olvidaron que de ese partido que repudian, salieron cuando no les dieron lo que pedían.

No, mi voto no será para farsantes, hipócritas y corruptos.  Mi voto será para una mujer; nacida en México, con raíces indígenas sí, orgullosa de su origen humilde y de lo logrado a base de esfuerzo como tanta gente lo ha hecho en nuestro país. 

Una mujer que, en sus recorridos por todo el país, se ha acercado a la gente con sinceridad, sencillez y una sonrisa franca. Una mujer, que logró que reunir multitudes sin acarreos.  Una mujer que además cree en Dios.

No podría yo darle mi confianza a quien ha resultado ser una calca de quien la impuso.  Una candidata del oficialismo con una campaña desigual.  

Mi voto está definido desde hace mucho tiempo.  Amo a mi México lindo como estoy segura de que muchísimos mexicanos también lo aman; por lo tanto, saldremos a votar pensando en el país que queremos para nuestros nietos.

No más traiciones para México.  Nuestro país merece quien convoque a la unidad no a la división.  Al rescate de las instituciones no a la destrucción. A la paz y no a la confrontación.

Recuerda, importante es votar también por Diputados y Senadores.  En mi ciudad, también le daré mi voto de confianza a una mujer que ha sabido llevar muy bien las riendas del municipio.

Dios bendiga a nuestro México y proteja a quienes hoy están en la lucha por rescatar del desastre a nuestro país.

 

[email protected]