Saltillo, Coah.-  Lo que solía ser una carretera, se ha convertido en una avenida más, la cual colapsa cada vez con mayor frecuencia. La Saltillo-Monterrey, tanto en su tramo libre como de cuota, está rebasada frente a la movilidad entre ambas capitales.

Apenas el miércoles, tras la carambola que dejó dos víctimas mortales, a la altura del kilómetro 53, obligó al cierre total de la vía por varias horas.

Comenzaba a fluir la circulación cuando volvieron los accidentes. Uno alrededor de las 19:00 horas del mismo día y otro durante la madrugada sobre la autopista, llevando a cientos de viajeros a ver frustrado su arribo a la capital de Nuevo León, a sus centros de trabajo, citas médicas, a tomar algún vuelo, visitas escolares o la entrega de mercancías. 

Lo que cada vez es más común, el tráfico de Saltillo a Monterrey se detuvo desde las primeras horas de ayer, tanto en la carretera como en la autopista, por lo que cientos de conductores y acompañantes quedaron atrapados en un megaembotellamiento por horas.

Así, llegar a trabajar al estado vecino, a la consulta a los hospitales de especialidades, o bien cumplir con la entrega de cargamento para empresas, resultó una odisea.

Los conductores descendían de sus vehículos forzando la mirada al máximo para ver una fila kilométrica, con impotencia porque sólo podían hacer eso, observar y esperar.

A las 9 de la mañana la autopista comenzó a avanzar lentamente y así siguió a cuentagotas el flujo, con un solo carril habilitado. Mientras en la libre ya con normalidad se podía transitar, pero con serias afectaciones en el itinerario de miles.

La autopista se normalizó hasta después de las 3 de la tarde, dejando pérdidas de tiempo y dinero a miles de viajeros, quienes vieron afectadas sus actividades diarias.