El año que Richard Nixon ganó la Presidencia de Estados Unidos (1968), las protestas estudiantiles en Europa y América marcaban el inicio de cambios políticos y el fin algunas guerras. Charles de Gaulle en Francia y Gustavo Díaz Ordaz en México tomaron los movimientos como amenazas para el Estado y las reprimieron. Hoy, en el marco del conflicto entre Israel y Gaza, los universitarios vuelven a llamar la atención de los gobiernos en busca de paz y de justicia. Édgar London dedica al tema un reportaje en la nueva edición del bisemanario Espacio 4.

“Los campus universitarios de Estados Unidos —dice el periodista cubano-mexicano— se han convertido en arena de batalla de las tensiones geopolíticas entre Israel y Palestina. En meses recientes una serie de protestas, enfrentamientos y acusaciones de antisemitismo han sacudido a instituciones emblemáticas, reflejando la polarización que rodea al conflicto en Oriente Medio. Desde manifestaciones que han provocado múltiples detenciones, hasta presiones de donantes poderosos sobre la política universitaria, los disturbios han puesto en jaque la imagen tradicional de los campus como espacios de debate y diálogo.

“El atentado de Hamás contra Israel, el 7 de octubre de 2023, que provocó la muerte de mil 200 personas y la toma de más de 200 rehenes, prendió la mecha. La represalia de Israel contra Gaza ha sido brutal, causando más de 34 mil muertes y, al menos, 69 mil heridos, según cifras del Ministerio de Salud de Gaza. Estos eventos encendieron la indignación entre los estudiantes, quienes han tomado los campus como plataformas para expresar su solidaridad y exigir cambios.

“Desde entonces se han reportado numerosos actos antisemitas y casos de islamofobia en Estados Unidos, particularmente en los campus. Las protestas se han exacerbado con manifestaciones propalestinas y la presencia de la policía, lo que ha llevado a la detención de cientos de personas. Los campamentos los organizan grupos como Columbia University Apartheid Divest (CUAD), que critican la inversión financiera de las universidades en empresas que, según ellos, se benefician del apartheid israelí y la ocupación militar de Palestina.

“Uno de los principales focos de tensión en los campus ha sido el debate en torno a los límites entre la crítica legítima a las políticas del Gobierno israelí y el antisemitismo. Grupos proisraelíes acusan a estudiantes y profesores de utilizar el antisionismo como ‘máscara’ para encubrir sentimientos antisemitas.

“Anastasia Zorchinsky, fundadora y presidenta de The StartUp Nation, un club proisraelí, relató que el 8 de noviembre de 2023, un mes después de la masacre de Hamás en el sur de Israel, manifestantes antisionistas se acercaron a estudiantes judíos en la Universidad de Concordia y golpearon a varios de ellos. Nadie fue castigado por estos delitos, acusó. (…) Los defensores de la causa palestina rechazan las acusaciones y argumentan que criticar al Gobierno israelí no es lo mismo que atacar a la comunidad judía. La disputa semántica ha llevado a algunas universidades a adoptar definiciones más amplias de antisemitismo, que incluyen ciertas formas de crítica a Israel. Algo que, según expertos, podría entrar en conflicto con la libertad de expresión y el debate académico.

“Las detenciones relacionadas con las protestas propalestinas se han multiplicado a lo largo de las últimas semanas. Según un informe de CNN, los arrestos aumentaron significativamente luego de que más de un centenar de manifestantes fueron detenidos en la Universidad de Columbia en Nueva York, el 18 de abril. Los estudiantes habían reinstalado tiendas de campaña después de que un campamento previo fuera desmantelado por las autoridades”.