“La moda es la armadura para sobrevivir a la realidad de la vida cotidiana”. B. Cunningham
El pasado 6 de mayo, como cada primer lunes del mes desde 1948, se lleva a cabo la influyente gala cuyo objetivo es recaudar fondos para el Costume Institute, único departamento del MET que debe autofinanciarse, ya que la moda no era considerada arte cuando se estableció.
Para Walter Benjamin, el capitalismo hace que el trabajador viva una monotonía, ante la cual la moda representa un escape.
Está visión se ha modificado. A través de la moda no sólo se expresan corrientes artísticas, sino que podemos por medio del vestido, reconocer momentos históricos, sociales, políticos, religiosos, ideológicos y de evolución humana.
La MET Gala adquiere el nombre por el Museo Metropolitano de Arte de la ciudad de Nueva York, donde se lleva a cabo la exhibición del Instituto del Vestido que tendría como temática Las bellas durmientes: El re despertar de la moda. El dress code del evento estuvo inspirado en el relato corto El jardín del tiempo de James Graham Ballard.
Si la moda se ve mas allá de la banalidad con la cual suele abordarse y se analiza como realidad social, bien podría este cuento usarse como alegoría de las respuestas en todo el mundo ante los excesos de unos cuantos; el cuento nos retrata al Conde Axel y a su esposa ataviados con ropas lujosas paseando por el versallesco jardín, con ese aura de unicidad, lejos de la confusión que viste a la masa.
El Ejercito popular marcha a las murallas de la rosaleda de la cual han excluido al pueblo.
El Conde intenta retrasar su llegada cortando flores que al convertirse en cristal detienen por días los ocasos, sin embargo, cada que corta una flor el tiempo se acaba.
Los pétalos de cristal sólo son sombra de promesas que se rompen al caer para que el pueblo abra destinos.
Ante la marcha de las masas en triunfo, el Conde hurga en el jardín para encontrar en las últimas flores un tiempo que ya perdió porque es propio del ruin buscar donde no le queda nada; hasta creer las mentiras con las que intentó engañar a la gente.
Las últimas flores convierten a ambos condes en estatuas de piedra.
Mientras el edén celebra la creación humana, donde el arte, la cultura y la moda florecen por el trabajo de la gente mientras las estatuas del privilegio permanecen ciegas ante la luminosidad inmensa de la transformación.
Más sobre esta sección Más en Coahuila