A mi querida mamá con todo mi amor:
Sólo Dios y yo… decía mi abuelita materna cuando le preguntaba cómo estaba, cómo se sentía, hoy después de 34 años de tener la bendición de ser mamá, entiendo perfectamente lo que significaba esas palabras: “sólo Dios y yo”. Cuántas historias desgarradoras habrá en el mundo, y cuántas de gran alegría. Todos sin excepción tenemos seguro anécdotas bellas que te sacan las lágrimas de felicidad y cuántas lágrimas han sido por dolor.
La mayoría de las madres somos como leonas cuando se trata de defender a los hijos o hijas, y cuidado cuando las madres sentimos que algunos de nuestros hijos (hijas) está en peligro. Háganse a un lado porque no respondemos muchas a la razón, nos vamos a la yugular, como se dice. Y después averiguamos. Esa adrenalina que se siente cuando están en peligro, nos hace reaccionar a veces de formas no esperadas, o no correctas algunas de las veces, otras la razón sí impera, definitivamente. Pero si se está en riesgo la vida, creo todo es permitido, para salvar la vida de lo más amado que son nuestros hijos e hijas.
Hoy en día las mujeres en edad reproductiva, con carreras profesionales, y más con maestrías, ya se hacen la pregunta si en realidad quieren ser madres o no. Más aun que muchos de los chicos de esa edad de los 27 años y los más adultos como de 40 o más ya no quieren compromiso tampoco, así que, pues se torna difícil formalizar una relación, ahora veo que las jóvenes reflexionan su posible maternidad, no sólo es traer al mundo hijos porque todos así lo hacen, o porque así es la naturaleza, y vamos siguiendo patrones que no nos quedan ya. Y la verdad yo admiro a los chicos y chicas que se hacen la pregunta, si de verdad quieren ser padres y madres, si la respuesta es no, está bien, sobre todo si en una pareja se habla desde un inicio si habrá hijos o no. Eso les evitará muchos conflictos en el futuro. Claro que las circunstancias de la vida van cambiando día con día, y pueden cambiar de opinión siempre y cuando esté aún a tiempo el reloj biológico de la mujer. Lo que quiero resaltar es que ya son más reflexivos el dar vida a un ser que no pide venir al mundo, y que, si se desea ser madre y padre, qué maravilloso es cuando es deseado y tratado con todo el amor y cubriendo todas sus necesidades primarias. Para que crezca sano en todos los aspectos de la vida de un ser humano.
En mi caso, ser madre es una de las mayores bendiciones y alegrías en mi vida. Ser madre de 4 hijos ha sido maravilloso, pero nada fácil, he pasado de todo, como en la feria, momentos de gran dolor, de mucha preocupación, y de grandes satisfacciones, alegrías por supuesto. ¿A veces volteo hacia atrás, y me pregunto, como pude con todo, al mismo tiempo?, y la respuesta sin duda es Dios siempre conmigo en todo momento. Sin la fe en Él difícilmente habría salido adelante, y con la bendición de esos ángeles terrenales que son mis padres que, hasta el día de hoy, esos abuelitos tan amorosos y entregados a nosotros que no tenemos cómo pagarles tanto amor y apoyo incondicional, más que con amor y tiempo de calidad con ellos, escucharlos, aunque las historias sean repetidas, no importa, así nos quedarán en nuestra memoria por siempre. Qué seríamos sin esos recuerdos de vida, cuando ya no se tiene a los seres amados. Infinitas gracias, mamita querida, cuánto te amo, mamita, qué alegría tiene nuestra alma de contar con tu vida, jamás será suficiente el agradecimiento por tanto y tanto amor incondicional, eres de otro mundo mamita, porque tu amor va más del terrenal, no conozco una madre más entregada que tú por tu familia. Te amo, mamita hermosa. Dios siga cuidando de ti, y te mantenga con salud, junto a mi amado padre, otro ser maravilloso que agradezco siempre mantenerse juntos apoyándose a sus 64 años de casados, uff, se dice fácil.
Ahora los jóvenes tienen perros, gatos, y demás mascotitas, que a decir verdad cómo se ama a esas criaturitas que nos vienen a llenar una parte muy importante de nuestra vida. Ese amor incondicional de esos animalitos que ni siquiera muchos de los que se dicen humanos son capaces de dar. El egoísmo es tanto, desafortunadamente, que sólo se enfocan en el yoyo. Ese egocentrismo, sólo lleva a quedarse solos. Y bueno, cada uno construye o destruye su vida. Y es válido.
Ser madres es una responsabilidad de por vida, aunque legalmente cuando son mayores de edad ya es una responsabilidad meramente moral. Por el amor tan grande uno sigue ahí al pie del cañón pase lo que pase, las buenas madres, estamos ahí a pesar de nosotras mismas y de nuestra salud. Siempre anteponemos a nuestros hijos, y ahora lo veo, que debemos ser prioridad nosotras las madres, porque si no estamos nosotras bien, los hijos tampoco lo estarán, por eso hay que cuidarnos mucho. Ponernos límites nosotras mismas primero, y luego a nuestros hijos, ya que por amarlos tanto, se nos van de las manos esas reglas y límites indispensables para una vida sana, de respeto y que tanto dentro como fuera del hogar sean hombres y mujeres de bien, que sean bienvenidos en cualquier lugar, esa educación que nosotros en casa damos se verá reflejada afuera, sin embargo hay sus excepciones como todo, que ya de grandes tienen otras amistades, gustos e intereses, que van muy lejos de lo que algunos como padres y madres hubiéramos deseado para ellos. Dejar que se equivoquen, que se caigan, que se den de topes en la pared. Que nadie aprende en cabeza ajena. Es lo más difícil. Pero necesario para que aprendan las lecciones de vida. Y sobre todo que sus dolores no podremos vivirlos, ni sus fracasos, pero sí podemos estar a su lado, amándolos, y estando a su lado, demostrándoles nuestro apoyo moral, y si en ocasiones se puede de otra índole, sea económico, cuidándolos en sus enfermedades, accidentes, en sus caídas, podemos darles la mano y ayudarlos a levantarse. Pero no podemos vivir sus vidas. Dejémoslos vivirla a su manera, y que Dios todopoderoso derrame en ellos sus bondades, su luz, y sabiduría en sus vidas. Amén.
Muchas felicidades a cada una de las madres de familia que hoy me hacen el honor de leerme, que Dios todo poderoso derrame en sus vidas y sus familias la mayor de las bendiciones. Gracias a esas madres que han adoptado por amor a esos niños y niñas sin hogar, doblemente que DIOS LES DUPLIQUE EN BENDICIONES TANTO AMOR INCONDICIONAL. SON ADMIRABLES.
Más sobre esta sección Más en Coahuila