Saltillo, Coah.- Ya son 95 años desde que Santos Salazar Fuentes decidió abandonar su trabajo para dedicarse a la venta de leche bronca en la capital de Coahuila, ahora es su nieto Martín Salazar quien preserva el oficio de nutrir a los saltillenses.

De acuerdo con Martín, quien forma parte de la tercera generación de vendedores de leche bronca de su familia, el uso de este producto ha evolucionado, pues ahora los principales compradores son los productores de pan, nieve y algunos otros productos derivados de la leche de vaca.

Un alimento que se resiste a desaparecer

Advirtió que la nostalgia y la curiosidad son algunos de los sentimientos que hacen que nuevos clientes se acerquen a él, sin embargo, no llegan para quedarse, ya que los modelos actuales de vida y nutrición distan mucho de lo que eran en el apogeo de la venta de este producto.

“ En el pasado, con la leche bronca se criaban los niños y actualmente se emplea para la elaboración de productos diversos derivados, como quesos o el yogur.

Para nosotros empezó a decaer el mercado hace 30 años, cuando la casa se empezó a quedar sola, porque la mujer salió a trabajar; nosotros llegábamos a las casas y el ama de casa era la que nos recibía, y después ya no se encontraba”, recordó el lechero.

Apuntó que otro factor se presentó con el cambio de dieta, que por prescripción médica limitaban su consumo ante índices elevados de colesterol y enfermedades como la diabetes e hipertensión.

Aún con clientela

Por este motivo, don Martín considera de manera enfática que tiene cautiva una clientela en un 10%, en comparación a otros tiempos y que esa población fiel abarca personas de la tercera edad, y ha encontrado como una gran excepción que alguna persona desee el producto como base para criar a sus hijos.

Sin embargo sí existen personas que desean volver al consumo de alimentos naturales y de ello ha dado cuenta en su contacto con gente a través de las ventas en la vía pública. Ha tenido compras de esas personas hasta de 10 litros, aunado a otras de ciudadanos que sólo lo hacen por curiosidad de probar la famosa leche bronca y los productos que la contienen, o porque recuerdan que sus antepasados mencionaban sobre su consumo cotidiano.

“ Yo ya no tengo mucha venta a consumo directo, trabajo más surtiendo a productores de yogur, nieve, quesos, yo creo que sólo el 10% de lo que yo muevo es para consumo, y es muy raro que alguien me compre para criar a sus hijos, por lo regular es gente ya grande”, dijo.

Inclinación por el ganado

El hombre recordó que desde niño le atrajeron los animales y que donde hoy se encuentra la colonia Saltillo 400 tenían los establos, donde su abuelo (fallecido en 1984), junto con sus hermanos, lo llevaba siendo infante y allí jugaban, admiraban y aprendían, y al paso de sus etapas de estudios ese gusto por el medio campestre y de crianza de bovinos en él perduró.

También, que después de haber contraído matrimonio estudió de noche la carrera profesional, y aunque obtuvo un título su inclinación por el ganado y por la lechería persistió igualmente.

Homenaje a sus antepasados

Don Martín siente su oficio en el alma y con mucho orgullo como un homenaje y conmemoración al esfuerzo de sus antepasados, José Santos Salazar Fuentes y Flora Magallanes de Salazar, jóvenes pioneros en la iniciativa por lograr la realidad de este esforzado emprendimiento, pues empezaron a vender la leche casi a pie entre las calles del antiguo Saltillo.

Salazar Sánchez muestra orgullosamente un trofeo al que fueron acreedores sus abuelos, en una exposición ganadera dentro de la Feria de Saltillo efectuada en 1969, por un primer lugar en la calidad de un becerro lechero presentado. Fue cerca de 1975 cuando dejaron de tener animales, pero se fortalecieron en la elaboración de productos de leche bronca, de tal manera que en esos buenos tiempos podían vender hasta 2 mil 500 litros diarios y transporla en tres camionetas.

“ Desde niño me gustaban mucho los animales y como en ese tiempo mi abuelo tenía vacas y nos traía en el establo ubicado en lo que ahora es la colonia Saltillo 400, sin embargo, a ciencia cierta no sé qué hizo que me quedara aquí.

“ Mi abuelo fue visionario, porque en ese entonces Saltillo era un rancho y en cualquier lado había vacas, donde quiera había leche, entonces mi abuelo se iba caminando a venderla y después en bicicleta, así fue como fue creciendo”, dijo con mirada franca evocando al pasado.

Pasión y esfuerzo

Así el relato lleno de pasión y esfuerzo en el oficio de quien lucha contra productos de imitación, procesados con sustancias muy alejadas de un real sabor… el sabor de la leche de vaca, la leche fuerte y bronca que también debe hervirse antes de su consumo, y que tiene un verdadero precio accesible de 20 pesos.

Un dulce recuerdo

De acuerdo con la experiencia , sensopercepción y costumbre de don Martín al ingerirla, la leche bronca tiene un sabor dulce, como el recuerdo de su abuelo, el señor Santos Salazar, quien emprendió este noble oficio.

Empresa familiar

Don Martín refiere que posee el título de contador público, pero toda su vida laboral la ha desarrollado como lechero y con mucho orgullo, al ser la tercera generación de esa familia de raigambre en el comercio de la leche bronca y elaboración de productos derivados, sin embargo, es el único entre primos y hermanos que desde su infancia, y después de 40 años, y de manera solitaria, sigue en el trabajo de la lechería gracias a la motivación e impulso de su abuela materna, Flora Magallanes, último contacto de él con la dinastía de la empresa familiar lechera y advierte de una posible extinción de su labor, ya que sus tres hijos no poseen interés en continuar el oficio.

Garantía para el consumidor

En la actualidad, el señor Martín Salazar Sánchez adquiere la leche de un moderno establo certificado como libre de aftosa, por la Sagarpa, que hace estudios constantes de sangre a leche de las vacas, ubicado por el sector del aeropuerto de la ciudad de Ramos Arizpe, donde tienen vacas de la raza Holstein, que es una variedad de muy buena calidad, garantía para el consumidor.