En rigor, no es la primera ocasión que ocurre. En realidad, desde 2017 aquí documenté que la de julio de 2018 sería una elección federal con un potente tufo de “narcoelección”.
Y es que desde esa fecha era evidente que el crimen organizado no solo financiaba al naciente artido Morena, sino que imponía candidatos a modo.
Prácticas mafiosas –las de imponer y financiar candidatos– que se repitieron en todas las elecciones del 2021 y 2022, y que resultaron en “narcogobiernos” estatales como los de Sinaloa, Tamaulipas, Sonora, Zacatecas, Morelos, Michoacán, Baja California y Quintana Roo, entre muchos otros.
Por eso, las preguntas obligadas, frente a la elección federal de junio del 2024, que será una de las contiendas más grandes de la historia.
¿Cuántas de las tres candidaturas presidenciales en juego, hoy son financiadas por alguno de los cárteles mexicanos del crimen organizado?
¿Terminaremos, por segundo sexenio consecutivo, bajo la tutela de un “narcopresidente”, como ha sido el mandato de López Obrador?
¿Cuántos candidatos a gobernadores y jefes de Gobierno de CDMX son financiados por las bandas criminales, de los ocho gobiernos estatales y la Ciudad de México, que se renovarán el 2 de junio próximo?
¿Cuántos candidatos a las 500 diputaciones federales, son reclutados y financiados por las mafias del crimen?
¿Cuántos aspirantes a ocupar los 128 escaños al senado, son financiados por el narcotráfico?
¿Cuántos de los 31 congresos estatales que se renovarán estarán al servicio del crimen organizado?
¿Y, cuántos de los 20 mil cargos de elección popular –en la elección más grande de la historia– habrán sido impuestos por el crimen y estarán al servicio de las bandas mafiosas?
Las anteriores y muchas otras interrogantes sobre la violencia que se apodera del proceso electoral en marcha, se pueden responder si se analizan la causa y el efecto de los crímenes políticos cometidos en la naciente contienda electoral federal.
Y es que, en efecto, detrás de todo crimen político-electoral está la mano de tal o cual grupo mafioso cuyos jefes pretende someter y/o imponer un candidato a modo en tal o cual cargo de elección popular.
En pocas palabras, los grupos criminales dominantes en un distrito electoral, en un municipio, en una entidad federativa o en distintas regiones del país, también juegan el juego del poder y la política.
Por esa razón, pretenden imponer a sus candidatos a cargos como los de diputados locales, alcaldes y gobernadores. Así, una vez que consiguen el poder político, dan el paso siguiente, para apoderarse del poder de la policía municipal, estatal o federal.
Y también por esa razón, todo lo consiguen mediante las armas preferidas de las mafias; la plata y/o el plomo, que en la historia de la humanidad han sido los métodos más efectivos para doblar conciencias.
De esa forma, si mediante la plata los criminales no doblan la voluntad de una candidata o candidato –para ponerlos a su servicio– entonces usan el plomo –es decir, las balas– cuyo poder de convicción es letal.
Sin embargo y a pesar de que hoy abundan los sorprendidos por la “narcoelección” presidencial de 2024, lo cierto es que es una historia vieja.
Por ejemplo, en el Itinerario Político del 29 de junio de 2018, titulado, ¿Los ‘Narcos’ al Poder?, realicé un detallado resumen de la participación del crimen organizado en entidades como Tamaulipas, Guerrero, Sonora, Sinaloa, San Luis Potosí, Michoacán y otros, al tiempo que advertí del riesgo de que a partir de 2018 se impusiera en México un “narcoestado”.
Así lo dije: “Para nadie es nueva la participación del narcotráfico y del crimen organizado en política y, sobre todo, en elecciones.
“Lo nuevo –que hoy alcanzó niveles de escándalo– es la intervención montonera del crimen organizado en los procesos electorales en entidades como Guerrero, Michoacán, Oaxaca, Puebla, Sinaloa, Sonora y Tamaulipas.
“Aún así, hoy nadie sabe cual será el número de alcaldes, diputados locales y federales; de senadores y hasta gobernadores que estarán al servicio del crimen organizado y del narcotráfico luego de la elección de 2018.
“Lo que sí sabemos, sin embargo, es que como nunca, gobiernos municipales, estatales, el Congreeso de la Unión y no pocos congresos locales estarán en manos de matarifes, narcos, sicarios, huachicoleros, tratantes de blancas y administradores de las fortunas producto del crimen.
“Y por eso aparece la pregunta obligada. ¿Qué partido político será el campeón en prestar su franquicia electoral para los criminales?. Se llama Morena Al tiempo”.
¿Tuvimos o no razón en 2018?
¿Tenenos o no razón hoy, cuando aseguramos que el crimen organizado también impuso candidatos a la presidencial de 2024?
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