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Saltillenses que Inspiran: Lilia Amparo Cantú; ‘Al éxito se llega con trabajo, gran esfuerzo y constancia’

Por Jesús Jiménez 'Chuchuy'

Publicado el sábado, 16 de marzo del 2024 a las 06:19


Repasa Lilia Amparo Cantú de Cárdenas su historia como empresaria en un libro de memorias

Saltillo, Coah.- “Al éxito se llega con mucho trabajo, gran esfuerzo y con una enorme constancia, y cuando la gente logra salir adelante es muy común escuchar ‘es que tuvo suerte’, lo que no saben, es que la suerte se reparte a las seis de la mañana”, afirma la señora Lilia Amparo Cantú de Cárdenas, forjadora de una gran familia, de una gran historia, misma que ha quedado plasmada en su libro de memorias ‘Una mujer industriosa del Norte de México’. 

Entrevistada en el segmento ‘Saltillenses que Inspiran’ del noticiario ‘Despega con Chuchuy’ de TELE SALTILLO, la señora Lilia nos habla de este libro escrito por Claudia Luna, quien en 414 páginas condensó la historia de una exitosa mujer nacida en Nuevo León, quien a finales de los 1950’s y principios de los 1960’s, llegó a Saltillo para acompañar a su esposo en el inicio de un restaurante muy sencillo, ‘El Principal’, entonces ubicado en Allende antes de Ocampo, donde se servía cabrito, preparado con las tradicionales recetas de las familias norestenses. 

Aquel pequeño negocito, con el transcurrir del tiempo y a base de un gran trabajo de doña Lilia y don Braulio (QEPD)  pasó a ser solo el primer eslabón de toda una cadena de negocios familiares, importantes restaurantes: ‘El Principal’, ‘El Mesón del Principal’,  ‘El Chivatito’,‘Villa Ferré’, ‘Don Artemio’, ‘El Feligres’, superando fronteras,  ahora también ‘Don Artemio’ en Dallas-Fort Worth. 

Doña Lilia, nos comparte la enorme satisfacción que significa ver hoy a sus hijos con negocios sumamente exitosos, y el orgullo de ver que sus nietos ya caminan en el mismo sentido, con la misma entrega y pasión por el trabajo que ella y don Braulio les supieron inculcar, y comenta ‘la vida es muy bonita cuando uno la sabe llevar, y cuando uno sabe aceptar las cosas que no puede cambiar”. 

Para mí fue muy difícil perder a mi esposo, pero tuve que salir adelante, si yo me apachurraba, que ejemplo le va iba a dar a mis hijos, y todos debíamos seguir adelante, con el ejemplo que Braulio nos dejó, y claro que lo extrañamos, pero lo recordamos con ese cariño y con todos los ejemplos que nos dejó, con un gran compromiso con su comunidad, porque era un hombre sumamente trabajador y honesto, que le gustaba dar, y nos enseñó a brindarnos no solo al trabajo, también a nuestra ciudad y a su gente”. 

Cuestionada sobre este ejemplar editado por ‘Mier Narro’ y  que representa todo un documento y una gran historia de éxito, doña Lilia comenta “Juan Ramón me mandó a la señorita (la escritora Claudia Luna) para que fuera a entrevistarme, y fueron muchos días que estuvimos platicando, Gracias a Dios que me dio muy buena memoria, fui recordando todo lo que hoy viene en este libro, del cual se imprimieron pocos porque pensamos que era solo para la familia”.  

Acabo de cumplir 85 años, muy bien vividos, muy trabajados, pero muy satisfecha de la vida, dándole Gracias a Dios por todos los beneficios que he recibido, tantos en mi persona como en mi familia, y me siento muy contenta de que mis hijos hayan salido adelante, que pudieran ir a la universidad, son cosas que uno va valorando y nos van llenando la existencia”. 

La señora Lilia recuerda que ‘antes’ las familias tenían la tradición y costumbre de que las mujeres no debían estudiar porque nacían para ser esposas y madres de familia, ‘para que las mantuvieran’,  pero yo siempre quise salir adelante, y cuando trabajaba en Monterrey tuve una experiencia al conocer a una señora que quedó viuda muy joven y con dos bebés, y yo veía que estaba un mes con su mamá y otro mes con su suegra, y ahí yo me dije, voy a trabajar muy duro, para que cuando yo tenga mis hijos y mi familia, no vaya andar como esa señora, y tenga mi casa y pueda darle todo lo necesario a mis hijos”. 

Era cosa de querer progresar, de superarme, siendo que estábamos en un pueblo, si bien no éramos pobres, porque en mi casa mi papá tenía vacas, cabras, caballos, y comida nunca faltaba, y mi mamá era muy buena para cocinar y  nos hacía fritada, arroz tortillas de maíz y de harina, y nunca faltan las gorditas de harina – de azúcar – para desayunar”. 

Y así con ese muy particular don que tiene doña Lilia para platicar de forma muy amena las cosas, nos fue narrando y nos fue llevando por esa su bella historia con don Braulio, y cómo fue que lo conoció, como se hicieron novios : “Fue una historia muy bonita, yo me enamore de Braulio y él se enamoró de mí; Lo conocí en una boda a la que yo no quería ir porque no tenía vestido nuevo, y por lo mismo me senté en un rincón, y Braulio sacó a bailar a una prima y amiga, y le pregunté, ‘ese joven con el que bailaste, ¿es Ramón?, y me dijo ‘no, es Braulito y ya pegué, y ahí pensé dentro de mí,  ‘! Pegabas ¡’”, y ríe con enorme gracia al acordarse de aquel comentario. 

No era muy guapo, pero a mí, si se me hizo muy guapo, pero además era una persona seria, honesta, y algo hubo, y es que Dios nos tiene destinados a cada quien, lo que nos va a tocar”, dice la señora Lilia, quien en este recomendable libro nos conduce por todo ese sendero que siguieron ella y su esposo, el siempre bien recordado don Braulio Cárdenas Cantú (QEPD), para forjar una gran familia, a base de un enorme trabajo, gran esfuerzo, constancia y mucha disciplina, y como criaron y fueron llevando por el camino del bien y del trabajo a sus seis hijos: Braulio, Lilia, Juan Ramón, Miriam, Elsa Patricia y Eduardo, historia hoy extendida a 19 nietos y cuatro bisnietos, y que ha quedado plasmada en este interesante libro. 

 

Ejemplo a seguir

En el prólogo del libro ‘Una Mujer Industriosa del Norte de México, Lilia Amparo Cantú de Cárdenas’, su hijo Juan Ramón escribe:  

Es este un sencillo tributo que honra a mi madre, a quien le tengo una honda admiración por su abnegada entrega a la familia y al trabajo. 

En estas páginas, como eco, se resguardan, vivencias de esfuerzo y tenacidad de gente común, y corriente que habitamos el norte de México, vivencias que se repiten en muchísimas familias. La abundancia que se muestra en algunas partes, proviene de una aparente pobreza en ciertos poblados; es aparente porque sus habitantes tienen la tierra que es lo más preciado y también, porque su gente encarna saberes ancestrales de los procesos que ocurren en la naturaleza y a la vez posee un espíritu de laboriosidad inagotable. 

Para la generación de mis padres, para mucha gente y para mí, el trabajo es la forma de salir adelante, y la vía de acceso a la prosperidad, ello enmarcado en el respeto a nuestros antepasados. 

En este libro a través de la memoria de mi madre, podemos conocer formas originales en las que nace la gastronomía norestense y la transformación de los sencillos utensilios a partir del reciclaje que permitía – como una real práctica ecológica sin ser nombrada como tal- , el aprovechamiento, por ejemplo, de las latas de manteca que se convertían en objetos como las charolas para hornear. La austeridad era mucha, pero la creatividad más. 

Lilia Amparo, mi madre, fue testigo de ese México sin energía eléctrica y de su transformación. Aquí engarzado en sus hijos, está presente el valor fundamental de la familia como núcleo de la sociedad, que en nuestro caso fue y es una familia fuerte que permite a sus miembros florecer y prosperar poquito a poquito. 

Mi madre y mi padre solo estudiaron primaria y su interés principal fue darnos estudios a todos sus hijos. Ellos estaban convencidos de que con el estudio podíamos salir adelante.  Así fue. 

Siempre vi a mi madre trabajando de manera incansable. En la casa cocinaba algunos de los platillos que se venderían en el restaurante, ella bordaba los manteles para las mesas, elaboraba las cortinas, si era necesario lavaba los manteles en nuestra propia casa, además de hacerse cargo del cuidado y la alimentación de toda la familia y del funcionamiento de nuestro hogar.  Es una mujer fuera de serie. 

Sean pues sus memorias, que unen familia y trabajo, un legado para las futuras generaciones. 

 

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