José María Morelos y Pavón, cuyo nombre completo era José María Teclo Morelos Pavón y Pérez, fue hijo del carpintero José Manuel Morelos y de Juana María Guadalupe Pérez Pavón, criolla, hija de un maestro de escuela. Nuestro héroe patrio nació el 30 de septiembre de 1765 en la antigua villa mexicana de Valladolid (hoy llamada Morelia en su honor), y estudió durante los primeros años de su vida en la escuela de su abuelo, el maestro José Antonio Pavón. El padre de José María Morelos murió en 1779, cuando José María tenía apenas 14 años, y esto significó un importante cambio en su vida. Fue confiado a la custodia de su tío Felipe Morelos, y se trasladó a una hacienda cerca de Apatzingán (Michoacán) donde se dedicó primero a la labranza y, poco después, a conducir como arriero una recua de mulas que su tío empleaba para transportar los cargamentos de mercancías, entre el puerto de Acapulco y la Ciudad de México. José María trabajó también como atajador, después como arriero y vaquero, se instruyó en agricultura y ganadería. Morelos se hizo una herida en la nariz persiguiendo un toro, —cuya cicatriz le quedaría grabada el resto de su vida—. Al cumplir los 25 años, en 1790, ante la insistencia de su madre, que deseaba que ingresara en la carrera eclesiástica, con la ilusión de que accediese a una capellanía dejada por su bisabuelo materno, José María Morelos se separó de su tío Felipe y regresó a Valladolid para ingresar en el colegio de San Nicolás. Allí tuvo ocasión de conocer a Miguel Hidalgo y Costilla, quien era entonces el rector del colegio, y tuvieron una relación cercana durante dos años. Estudió gramática, latín, retórica y filosofía. El 28 de abril de 1795 recibió el título de bachiller de Artes en la ciudad de México. El 20 de diciembre de 1797, cumplidos los 32 años de edad, fue promovido al sacerdocio, otorgándosele licencias para celebrar misa, oír confesiones y predicar en Uruapan y en los curatos vecinos. Así inició una larga carrera sacerdotal que lo llevaría a ejercer de cura párroco en varias localidades. Sin embargo, sus ideales de libertad y justicia propiciaron que su vida diera un giro de 360 grados, ya que, en octubre de 1810, conocedor del levantamiento de Hidalgo, que había sido su rector en San Nicolás, José María Morelos decidió visitarle y hablar con él. Al parecer, su intención era ofrecerse como capellán, pero en el transcurso del encuentro, que tuvo lugar el 20 de octubre, en Charo, Michoacán, Hidalgo lo convenció de que aceptara una misión más importante: marchar a la costa del sur, reunir tropas y tomar el puerto de Acapulco, un lugar estratégico porque ahí llegaban mercancías de la Nao de China, provenientes de Filipinas, entonces dominio español. Hidalgo le otorgó el título militar de “General de los ejércitos americanos para la conquista y nuevo Gobierno de las provincias del sur”. El 25 de octubre, acompañado de una veintena de voluntarios mal armados, Morelos partió de Carácuaro hacia las tierras calientes del sur, en calidad de lugarteniente de Hidalgo. Ambos Héroes Insurgentes nunca más volvieron a verse.

Tras el encuentro con Hidalgo, Morelos regresó a Carácuaro para explicar sus motivos de abandono al curato, afirmando que “los clérigos pueden tomar las armas lícitamente cuando hay alguna grave necesidad en utilidad grande de la República”. Tras la muerte en 1811 del cura Hidalgo, Morelos asumió el liderazgo del movimiento independentista y obtuvo importantes victorias. Con buena parte del sur del país bajo su control, Morelos trató además de dar forma política a sus ideales de justicia e igualdad a través del Congreso de Anáhuac, el primer cuerpo legislativo de la historia mexicana, cuyas sesiones tuvieron lugar en Chilpancingo en 1813, donde se abolió la esclavitud, la distinción de clases y castas, ordenó el reparto de los latifundios, y el 6 de noviembre de 1813 dio a conocer el Acta solemne de la declaración de la Independencia de la América Septentrional. Morelos presentó los Sentimientos de la Nación. El Congreso aprobó el 22 de octubre de 1814, en Apatzingán, la primera Constitución de México con bases liberales y democráticas. La actividad insurgente de Morelos duró cinco años, a lo largo de los cuales fue capaz de desarrollar cuatro campañas militares, además de una obra política, doctrinal y administrativa en la que se recoge un pensamiento avanzado, innovador y cargado de sentido popular y social. Se le reconoce además como genio de estrategia militar, capaz de enfrentarse y doblegar en varias ocasiones a los ejércitos realistas superiores en número, bajo el mando del temible mariscal español, Félix María Calleja. Sin embargo, lamentablemente, tras varias derrotas, fue capturado el 5 de noviembre de 1815 en Temalaca, Estado de Guerrero, juzgado por la Inquisición y finalmente fusilado en San Cristóbal Ecatepec, Estado de México, el 22 de diciembre de 1815.

Durante su vida, Morelos tuvo varios cargos y seudónimos, dentro de los primeros se encuentran: Presidente del Supremo Gobierno Mexicano, luego Generalísimo de las Armas Americanas y también miembro distinguido de la Suprema Junta Nacional Americana, asimismo fue nombrado Alteza Serenísima. Sin embargo, se reconoce su humildad y patriotismo cuando renuncio a este título y se autonombró como “Siervo de la Nación, porque esta asume la más grande, legítima e inviolable de las soberanías, y yo estoy al servicio de ella”.