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Los “duros” 2 – Sheinbaum 0

Por Amador Narcia

Hace 7 meses

La mañanera se ha desgastado y perdido impacto. Es cada vez más irrelevante. Renovarse o morir, por lo visto no se considera necesario.

Reyna Haydee Ramírez es una reportera “cueruda”, como dicen en Sonora, su tierra. La Real Academia Española, la definiría como “que soporta las críticas sin que le hagan mella”.

Y vaya que se las ha ganado. Cuando eventualmente le toca preguntar al Presidente en la mañanera su participación es en ocasiones interminable y a veces raya en la imprudencia.

Pero el miércoles, tras un día de necesario descanso para la audiencia, gracias a la Guadalupana, el Presidente regresó a su soliloquio y cuando le dio la palabra, no imaginó cómo le iría.

Y qué bueno que fue así pues se mostró de cuerpo entero.

La primera pregunta fue contundente: “¿Qué reflexión tiene usted? ¿Por qué México ha llegado a que los ciudadanos intenten tomar, defenderse ellos mismos? ¿Dónde está el Estado, Presidente? Porque no solo es Texcatitlán; está Guerrero, está Michoacán”.

El Presidente trató de escabullirse: “Pues estamos trabajando, Reyna, todos los días en eso, para que el Estado cumpla con su responsabilidad de garantizar la paz, la tranquilidad, que no tengan que ser los ciudadanos los que se hagan cargo de la defensa, lo que pasaba antes, pues”.

Y vino un intercambio:

— Está pasando aquí en México, ahorita.

— Sí, todavía en algunos casos, pero es la excepción, no es la regla.

— ¿Texcatitlán es excepción?

— Sí, sí, sí, ahí por ejemplo, ahí por ejemplo, y en otros casos.

— ¿Michoacán, Guerrero?

— Sí, sí, en algunos casos.

— ¿Tamaulipas?

— Ya, pero, sí, igual.

— ¿Sonora?

— Sí, muchísimos casos, pero nunca, nunca igual.

El Presidente trató de salirse, pero la reportera lo regresó a la conversación. Y fue más allá.

—¿Conoces de algún Presidente de los últimos tiempos que haya atendido el tema de seguridad todos los días, que haya recibido de lunes a viernes de 6:00 a 7:00 de la mañana el reporte de lo sucedido en las últimas 24 horas en el país? ¿Conoces a alguien, algún Presidente?

— No, yo no vi, o a los que a mí me tocó, cuando llevo 30 años de ser reportera, ninguno había, hablaba de que se reunieran. Había reuniones, sí, y, bueno, el peor fue el de Calderón, eso sí lo sabemos, pero no que hayan… Pero ¿de qué les sirve a los ciudadanos que ustedes se reúnan todos los días si vemos lo de Texcaltitlán, si vemos lo de Guerrero, si vemos lo que está pasando en Sonora?

En su impaciencia, el Presidente se puso a hablar de transparencia, pero lo regresaron al tema.

—¿Ahí qué metodología usó usted para dar por cierto este reportaje de los gastos superfluos del INAI? ¿Qué metodología usó? ¿Y qué metodología usó usted para dar por falso el reportaje sobre su hijo Andrés y los presuntos amigos que tiene, que se han visto beneficiados con…?

— Ah, ahorita, ahorita te contesto.

— O sea, ¿cómo uno lo da por cierto y otro lo da por falso?

— Ahorita te contesto, sí, ahorita te doy contestación.

Fue tal el agobio, que el Presidente le pidió a otra reportera, evidentemente empática con él, que explicara lo que había publicado sobre el Inai.

El Presidente trató de negar lo evidente, al asegurar que nunca le ha pedido un favor a un periodista, cuando tiene a su servicio a un coro de aduladores cada mañana.

Unos dirán que es ecuánime, pero otros interpretarán lo ocurrido en el Salón Tesorería como la pérdida de liderazgo, pues ya no controla ni lo que sucede en su propia conferencia de prensa. El 30 de julio del año pasado, aquí afirmamos que la mañanera se ha desgastado y perdido impacto. Es cada vez más irrelevante. Renovarse o morir, pero por lo visto no se considera necesario.

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