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Grandes maestros, mejores entrenadores; extraordinarios guías

Por Ramón Rocamontes

Hace 1 año

Todos y cada uno de nosotros, hemos tenido grandes maestros o extraordinarios guías, que han dejado una gran huella y un gran legado, en nuestra educación, pero lo mejor, una gran enseñanza, no sólo para el mismo deporte o el aspecto académico o desde la trinchera que desees del aprendizaje, pero para la vida misma.

A lo largo de nuestras vidas, hemos y seguramente, tu, amigo (a), lector (a), también has tenido una gran cantidad de maestros académicos, entrenadores y desde luego coach de vida, que han impactado más allá de las aulas, los campos, la dirección de tu vida o bien en la misma familia, también muchos hermanos, para muchos, los mismos padres, han sido grandes guías, al menos yo lo confirmo en mi caso, porque tuve dos grandes maestros, que fueron mis padres.

Hace un par de días, se celebró el día del maestro, y no quiero dejar pasar la oportunidad de mencionar a algunos o algunas de las personas que han impactado a lo largo de mi vida, pero, sobre todo, que permanecen siempre en mi corazón por el tiempo, que dedicaron a mi formación y como no recordar, las enseñanzas en casa, el salón, en cada corrida, en una pista, en un campo de cualquier índole, y en cada caída, para levantarnos y seguir sin claudicar, en busca de nuestros objetivos de vida.

Nuestra misión, que viene antecedida con un propósito, del porqué, estamos en este plano terrenal, tiene una razón de ser. Todos y cada uno de nosotros tenemos una misión que cumplir y aunque muchas personas aún no estén conscientes de ello; por eso, todos y cada uno de nosotros, tenemos dones y talentos, para usarse.

Con esta premisa, quiero partir, en el sentido de enseñar y todos y cada uno, al ir descubriendo cuales son sus talentos y dones, empieza a dirigir su enfoque a lo que se va a dedicar. Enseñar es un don, enseñar y dirigir, va de la mano, de la pasión por ser un ejemplo, un guía para los demás, y lo mejor, llevarlos a que logren sus objetivos y que se desarrollen en la vida o el área donde se desarrollen. Eso es saber compartir el tiempo y los conocimientos, para compartir con los demás.

Puede ser sólo un tiempo, meses, años, lo que se comparte a través del tiempo. Así son esos maestros, esos guías, que, en su momento, fueron y seguirán siendo lámpara, en nuestro obscuro camino, para aclarar en muchas ocasiones nuestra vista, de ese camino que se veía sinuoso y sin salida; quizá limpiar esa visión borrosa en nuestro peldaño, que se empañaba con el desconocimiento en la educación, en el deporte, en la vida, en el aspecto que usted lo quiera ver, pero por algo se atravesaron en nuestro camino y destino. Primero enderezar eso que llamamos conocimiento y segundo que con el tiempo se convertiría en sabiduría.

En el libro de los Salmos, en el capítulo 32, en el versículo ocho, destaca, la palabra, “Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar;
Sobre ti fijaré mis ojos”.

Que palabras tan sabías, importantes y claras, para enseñar, y saber que hay personas que siempre te abrirán puertas de su corazón, a través de la educación, las enseñanzas, aunque en muchas ocasiones, nos moleste, nos enoje, como no las dicen o muestran; en muchos de los casos, se asimila después de mucho tiempo.

Gratos recuerdos de mis maestras y maestros de primaria, Violeta, Aracely, Rosy, Carmelita, el maestro Nemesio en el ballet folclórico, y desde luego de la caminata, Francisco Calzoncit, Pepe Reyes, con el futbol soccer de la colonia del ISSSTE, El Abuelo con los Diablos de la República, en el beisbol infantil; desde luego a mis entrañables, coach Maya con Acereros, el Perrito, Luis Humberto García, que siempre tuvo una sonrisa para uno, desde que lo conocí, hasta el día que falleció.

El coach Inés Hernández, que fue un importante aliciente al llegar yo a Liga Mayor, Alfonso Flores, Jorge Castro Medina, sin duda alguna mi mejor mentor. Carlos García Villegas, Javier Carrete, Francisco Cárdenas, Manuel Espino, Frank González, otro de los que más impactaron en mi vida y el mismo Martin Padilla en el atletismo de la Universidad.

En la carrera el Inge Ignacio María Cerda, Toño Hernández Molina con su peculiar frase, “Puntos menos”, en la clase de radio, porque se viciaban los micrófonos, al acercarlos a las bocinas; Zoila Hernández, con el singular viaje con el niño Fidencio, Irene Ewald, Aida Hernández, Julieta Carabaza, quien me ayudó mucho al ingresar a la Universidad, la Dra. Murillo, entre otras, y más adelante en uno de mis posgrados, al Dr. Chema Buceta, gran mentor en la Psicología del Deporte, Saúl Salvador Ramírez, Celestino Tobías, Arturo Alba.

Todos y cada uno de ellos, por años, han permanecido y seguirán ocupando un lugar especial en mi mente, por sus grandes enseñanzas.

Recuerdo aún en sexto grado de primaria, con la maestra Carmelita, que nos decía, ustedes podrán llegar a donde quieran, pero luchen por sus sueños. La última vez que le ví, fue hace unos años, en Palacio de Gobierno, cuando su servidor, aún era responsable del Premio Estatal del Deporte.

En otra etapa, con el Ateneo y Lobos, al coach Castro, que nos decía, si vas a hacer las cosas, hazlas bien, siempre a la primera.

Frases de Frank González, que nunca olvido, sobre el ser el número uno, era prepararse como el número uno y parecerlo, pero en todo momento y a toda hora.

Otro muy grato recuerdo, vino a mi mente, hace un par de semanas, cuando estaba yo de maestro de ceremonias, en el evento de entrega de Reconocimientos por años de servicio, en el Tecnológico de Saltillo, luego de nombrar a Mauro Álvarez, ya jubilado de la secundaria técnica 4, ahora Ismael Ramos, de donde no salí, por cierto.

Álvarez, fue mi maestro de eléctrica en la secundaria y acaba de cumplir 50 años de labor en el Tec Saltillo, donde somos compañeros de trabajo, y por cinco años, cuando fui jefe de Actividades Extraescolares, él como promotor del soccer de la clase extraescolar, con la misma vitalidad y energía.

Si usted lo hubiera conocido en aquellos años, de secundaria, cuando para sacar a los más picudos, nos ponía unos guantes de box, o bien las inolvidables clases de electricidad. Hoy por hoy, usted lo ve y cuerdo con una paciencia y pedagogía de enseñanza que no pasa de moda. Esas cosas buenas son con las que uno se queda para la vida.

Dice en la palabra, “Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, y que obtiene la inteligencia, esto dicho en el capítulo 3, dentro del versículo 13 del libro de Proverbios.

Todos y cada uno de ellos, con gran sapiencia y paciencia en sus enseñanzas. Siempre se queda uno con lo mejor de cada uno, sin embargo, también tuve experiencias, con algunos no tan agradables, pero al final de la enseñanza, entendí que era lo mejor para mí, en ese momento.

Gracias a todas y todos, por sus enseñanzas, porque cada uno de ellos, nos deja un poco de su vida, porque entregan energía, amor, pero sobre todo tiempo de su vida, que como personas debemos ser agradecidos por todo ello, ya que parte de esa esencia de sapiencia, se queda con nosotros.

Como no estar agradecido con la vida, con Dios, el Universo, pero sobre todo el tiempo, la época, el espacio, de coincidir con todas estas extraordinarias personas, a las que llamamos maestros, guías, entrenadores, coach, familia y amigos, porque en cada uno de nosotros, hay un poco de ellos, hay un poco de su esencia y un poco de su amor, por las cosas que hacen y por el sentido de dar un poco de nosotros, sin esperar nada a cambio, simplemente, un gracias que se queda para toda la vida.

Algo que aprendí en todos estos años, como maestro docente, como entrenador, es que, si enseñas, no debes terminar de aprender.

Todos los días, nuestras alumnas y alumnos, así como nuestros jugadores y jugadoras, tienen algo que nos enriquece y el día que dejamos de aprender de ellos y ellas, ese día, estaremos desaprovechando sus talentos.

Seguramente todas y todos ustedes, tendrán sus historias de vida, pero con todo lo anterior, no dudo que te haya trasladado a un pequeño recorrido en unos minutos de lectura, a años de aprendizaje, vivencias, que te trasladaron, seguramente a grandes recuerdos, o grandes logros, que seguramente no habríamos podido lograr, sin estas extraordinarias personas, que la vida puso en nuestro camino.

Gracias por siempre, gracias a todas las personas con las que me he encontrado a lo largo de estos años; gracias a las y los que me han enseñado mucho, estoy más que agradecido, y desde luego a las que he podido impactar en sus vidas, con la docencia, con la entrenada, pero, sobre todo, gracias por dejarme ser parte de sus vidas.

Nos vemos a la próxima!

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