Miguel García | Saltillo, Coah.- A escondidas de su mamá y aún sin cumplir la mayoría de edad, el Perico Zacarías comenzó su andar en el pancracio sin imaginar que, tras 17 años de trayectoria, sería una micro estrella del Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL), estable y vigente. Fue de pasar sus tardes en el barrio a encarnar al némesis de KeMonito. Y todo empezó gracias a 25 pesos de cheetos con queso y una coca de tres litros retornable. A cambio, tuvo que escuchar la oferta del luchador saltillense en la esquina afuera de su casa.

Desde el taxi, Dragón Ninja le habló y luego le invitó a practicar el deporte de las llaves y candados, sin saber lo que sería el futuro del pequeño rufián avecindado en la colonia Valle verde, cerca de La Maquinita. Le faltaban dedos, fue lo primero que vio el exmiembro de La Fusión Maldita. Ambas facciones fueron tríos clásicos de Saltillo y Zacarías, siempre estuvo con ellos en el ring como su valet, término acuñado en el argot de la lucha libre para diferenciar a un acompañante del gladiador profesional. Aunque no basta con ser buena compañía. Por eso Perico se dio a la tarea de lucir su propia indumentaria, hecha a la medida e idéntica a la de sus coequiperos. Incluso, pese a su enanismo, practicaba lances y acrobacias en coordinación con los integrantes de su tercia. Dada su estatura, sus evoluciones arriba del ring maravillaban a niños y adultos por igual entre golpes y marrullerías.

Cuando los Dragones por fin lo convencieron de tomar el hábito de mascota, su hermana andaba de novia con un tipo de su colonia y a él lo usó de tapadera. “Me lo llevé y me fui a Monclova2, recuerda Perico. “Me pusieron una santa verg…za ese día con cinturonazos. Me regresé llore y llore”. Por eso los luchadores le advirtieron que si le decía algo a su mamá jamás regresaría a un encordado. Así que el contemporáneo de Átomo, Microman o Cuije ocultó el trabajo que le dio 400 pesos como primer pago, una buena cantidad a sus 14 años.

“Mi sueño era pisar un ring”, dice Zacarías. “Hasta el pinche cuello me tapaba (los moretones) aunque hiciera un calorón”. La micro estrella entrenaba con los Dragones en la Arena Paraíso o la Obreros. Entrenaba e iba a las luchas a escondidas. Así estuvo durante año y medio. Un día su mamá le descubrió el pecho reventado y tuvo que confesar.

― “Me agarré a chingazos en la lucha, mamá. Y esto me gusta un chingo. ¿Qué más puedo hacer?”

― “Pero, ¿cómo te va a gustar, hijo?”, preguntaba su mamá. “Si ni a tu padre ni a ninguno de tus tíos les gusta la lucha más que a ti. Tampoco tu papá te llevaba”.

“ Pero yo cada sábado veía el Consejo en la tele a las dos de la tarde2, confiesa. Salían los grandes, Perro Aguayo, Héctor Garza, Místico, Universo 2000, Rayo de Jalisco. “Me gustaba Octagoncito como jugaba las cuerdas, como brincaba y subía. (Pero), cuando lo enfrenté, no fue tanta la emoción”.

Con sus 42 kilogramos de peso y 1.13 metros de estatura, el luchador saltillense ha emulado a micro estrellas similares a él, como al Alushe de Tinieblas o KeMonito, mascota oficial del CMLL. Sin embargo, él ha hecho su propia historia en el bando rudo. En su debut (2010) comenzó siendo valet del Rey Bucanero y luego fue mascota de la famosa Peste Negra, trío capitaneado en la Serie y Estable por Mr. Niebla, al lado de Negro Casas y Felino. Rey Bucanero iba vestido de pirata, a lo Jack Sparrow. Y como cada pirata trae su perico, pues “Rey Bucanero me traía a mí”, dice Zacarías. Llevaba la botarga, un chaleco y una mano de garfio, pero todo de Periquito.

El resto de su alias vino por su participación en un programa de revista nocturno. “Zacarías me puso Coque Muñiz en su programa Tv de Noche”, recuerda el saltillense. “Nos llevaron a KeMonito y a mí. Perdí en un juego, me caí y él me bautizó: Ya sé cómo te vas a llamar tú, Zacarías”. Lo grabó y lo mandé a la empresa. De ahí empezó la gente con Zacarías la leche, Zacarías el perico… Y se quedó.

Parecía que el destino del joven afectado por la acondroplasia ya estaba definido para brillar a nivel nacional, pues varias veces le tentaron a marcharse de Saltillo. Además, con cuatro hijos, la mamá ya no podía pagar sus estudios de la prepa y esto le hizo más fácil tomar su decisión, pero sobre todo influyeron las voces de auténticas leyendas del deporte. Cuando tenía 14 años, Último Guerrero se lo quiso llevar a la Arena México, pero su mamá no lo dejó. Cuando tenía 16, pasó lo mismo con Atlantis y su mamá se rehusó de nuevo. A los 17, Místico también lo convenció y su mamá se interpuso. Hasta que cumplió los 18, el miniatleta pudo fugarse de Saltillo y ahora hasta tiene familia e hijos en la capital del país.

“ No quería mi mamá (que me fuera), porque estoy chaparrito”, dice el Perico. “Mira a uno grande cómo lo dejan. Imagínate ahora a un enano. Lo hacen cagada. Gracias a Dios me ha dado muchas fuerzas y estoy de pie. Sigo aguantando. Siempre que luchaba Volador Júnior con Mr. Niebla era una lesión segura. Un día me dobló una muleta en la espalda. En otro mano a mano con Marco Corleone, en la Arena Coliseo de Guadalajara, me caí desde la esquina. Mr. Niebla me estaba cargando y caí de pura cabezota. Quedé inconsciente”.

El exFusión maldita llegó a México para un aniversario en jaula del CMLL y lo hizo para quedarse. En el magno evento perdió la máscara Olímpico contra La Sombra, quien se convertiría en Andrade Cien almas a su salida de la empresa. Yo debuté ahí en la Semifinal con Rey Bucanero, Negro Casas y Mr. Niebla para enfrentarnos a Latin Lover, Strongman y Héctor Garza. Como parte de sus proezas en la categoría de Micro Estrellas, Perico Zacarías estuvo entre los tres mejores participantes del concurso de fisicoculturismo del CMLL, ocupando en 2014 el tercer puesto, en 2015 el segundo y en 2016 el primer lugar. A sus 30 años, cansado de las lesiones y los golpes dolorosos, la mascota rufián espera cumplir tres años más en activo y colgar la botarga.

La segunda parte la próxima semana.