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Coahuila

Militarizando México

Por Gerardo Aguado

Hace 2 años

La Guardia Nacional tiene poco más de tres años, y desde el primer minuto, siempre estuvo rodeada de polémica, principalmente por funcionar como una herramienta que aceleraría la militarización en nuestro país.

Y quienes polemizaron no se equivocaron, ya que este 2022 López Obrador anunció que mediante un decreto pondría un mando militar para que se encargue de la seguridad, en un país donde las masacres y la violencia no cesan.

De hecho, en su momento la Guardia Nacional se creó con el consenso de todas las fuerzas políticas, pero para llegar a ello el Gobierno federal tuvo que modificar su propuesta inicial de hacer una corporación netamente militar, para darle un carácter mas civil, al menos en su conducción.

Pero vámonos unos cuantos años atrás, cuando la principal promesa de López Obrador era “desmilitarizar” la vida pública en México, promesa que lo acompañó durante gran parte de su sendero a la Presidencia.

Durante las campañas de 2012 y 2018, insistió en que el Ejército debía regresar a los cuarteles en un plazo no mayor a seis meses, ya que tanto Felipe Calderón como Peña Nieto los habían sacado a las calles estrictamente para combatir al crimen organizado. Al día de hoy, la realidad es muy distinta.

Hoy, el Presidente no solo quiere a decretazos poner un mando militar en la Guardia Nacional, sino que a la milicia, se le ha encomendado, incluso tareas y funciones que en gobiernos anteriores estaban relacionadas solamente con el ámbito civil y privado.

Pero ¿cual es la lógica del Presidente de trasladar responsabilidades civiles a los militares?.

Primer argumento: que el Ejército es una de las instituciones mejor evaluadas por la sociedad. Casi nueve de cada 10 mexicanos dicen confiar en el Ejército.

Esto puede explicarse debido a que el Ejército ha sido de muchos años para acá, el responsable de brindar auxilio a la población mediante distintas actividades: evacuación de poblaciones en riesgo, rescate de personas ante desastres naturales, seguridad, resguardo de áreas afectadas, etc.

Siendo así, intuyo que López Obrador quiera aumentar la participación de los militares en funciones que no han sido tradicionalmente asociadas a ellos aprovechando su buena imagen.

Al menos en principio, son una institución altamente popular y que cuenta con legitimidad ante la sociedad. Otro argumento es, que simplemente López Obrador quiere seguir a sus ídolos populistas y autócratas latinoamericanos que militarizaron sus países, pero que dicho sea de paso, acabaron en golpe de Estado.

Sin embargo, dentro de esta lógica, el Ejercito corre el riesgo de perder credibilidad ganada a pulso, generando una disminución considerable en sus niveles de aprobación y derivando en un desgaste conforme se vaya involucrando en más actividades –eventos de Morena, construcción de obra pública–.

Y si bien es cierto que el Ejército es una institución altamente capacitada, profesional y con una estructura sólida, su marco de actuación siempre ha estado relativamente bien acotado a tareas en las que, por su formación y disciplina, eran especialistas.

En la nueva configuración política propuesta por López Obrador, en la que se hacen cargo de cada vez más responsabilidades, se corre el riesgo de que los militares se involucren en funciones para las que no se encuentran preparados.

Esta situación podría dejar expuesta a la institución y consecuentemente disminuir su legitimidad.

A todos nos queda claro que la labor del Ejército es crucial para atender amenazas de seguridad nacional y para realizar labores de apoyo –de apoyo– en tareas de seguridad interior y seguridad pública.

Sin embargo, como está ampliamente documentado, los principales responsables de la provisión de seguridad pública deberían ser las policías civiles.

Mientras que el Ejército está entrenado bajo una lógica de combate al enemigo y protección del territorio, las policías son quienes, desde una lógica local, regulan y controlan las interacciones cotidianas de la ciudadanía.

Puedo afirmar que no hay razones para confundirse y pensar que nombrando un mando militar en lugar de un policía al frente de la Guardia Nacional, se obtendrán mejores resultados en términos de seguridad pública. Al tiempo.

 

Gerardo Abraham Aguado Gómez es miembro de Acción Nacional desde 2008. Exdiputado local en la LXI Legislatura del Congreso del Estado de Coahuila.

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