Coahuila
Hace 2 años
Como para presumir a este vecino del Ojo de Agua, miembro de la famosa y prolífera dinastía de los Narro del Saltillo, cuya membresía abarca un voluminoso libro donde se documenta su estadía en estas tierras como pioneros y fundadores de la ciudad, según el documento denominado Genealogía, cuyos autores son Ignacio Narro Echegaray y Martha Durón Jiménez.
Hombre sencillo, casi humilde, pero valioso por su desempeño como constructor y queda constancia de su obra, por ejemplo, el segundo piso del Palacio de Gobierno, la reestructuración del propio edificio cuando se quemó y el inmueble del antiguo Colegio Roberts, que tuvo varios usos. Ahí fue el primer centro de Salud de la Secretaría federal del ramo (donde el que esto escribe nació) y ahora convertido en la Escuela Preparatoria Mariano Narváez de la Universidad Autónoma de Coahuila, e infinidad de obras en la ciudad, que sería largo enumerarlas, entre otras, el puente Paso del Águila en la antigua traza de la Monterrey-Saltillo, que a más de 80 años de distancia aún existe.
El ingeniero Narro nació en la calle Hidalgo 804 Sur, donde se inicia el barrio del Ojo de Agua, cuya casa data de 1726.
Casó con Sofía Arredondo González, vecina de San Antonio, Texas, con quien procreó cuatro preciosas hijas que parecían artistas de Hollywood y a un apuesto varón.
Tuve el privilegio de conocer a los Narro, eran muy buenos vecinos, educados, condescendientes, generosos, amistosos, hospitalarios. Fueron excepcionales y si eran ricos ni cuenta nos dábamos, pues convivían amablemente con la gente de la barriada.
La historia del ingeniero Narro incluye su estancia en Estados Unidos, donde dejó testimonio de sus obras. Con un primo formó una pequeña sociedad y tuvieron éxito. Se ubica en San Antonio, Texas, por un tiempo, pero decide regresar a Saltillo, pues no le gustaba el ambiente de la juventud norteamericana para sus hijos.
Tras algunos años en Saltillo se ofrece la oportunidad de ser director de Obras Públicas en el Gobierno del Estado de Querétaro, y hasta allá va la familia. Ahí murió su esposa y el ingeniero Narro. En la capital queretana hay descendientes de ellos.
La casa de los Narro aún existe en la primera pendiente de la calle Hidalgo, al sur de Práxedis Peña, donde comienza el Ojo de Agua del Saltillo.
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