La polarización que hoy vive nuestro país ha sido tan profunda que ha desencadenado una pandemia de infracciones a las normas que hoy en día pone en vilo nuestra democracia.

En México existe la percepción cada vez mayor de que la democracia se encuentra en retroceso, tal como ocurrió en Venezuela, Bolivia, Hungría, etc. Por lo que en al parecer, no solo en Latinoamérica, si no en todo el mundo, hemos entrado en una especie de recesión democrática.

La pregunta del millón es: ¿qué tanto la victoria de Donald Trump en 2016 representa un desafío a la democracia mundial?

Y es que por el poder del Gobierno estadunidense, vaya que influyen sus acciones diplomáticas en la vida democrática.

Desde que el muro de Berlín cayó, hasta la era de Obama, los gobiernos de Estados Unidos desplegaron una política exterior en defensa de la democracia; claro que unieron algunas excepciones, pero en general los gobiernos “gringos” usaron la presión diplomática, cooperación económica y otras herramientas de política exterior, para oponerse al autoritarismo y presionar por la democratización durante la era posterior a la Guerra Fría. Ese periodo de 1990 a 2015 fue una etapa sumamente democrática en la historia mundial.

Sin embargo, cuando llegó el autócrata Donald Trump a la presidencia, Estados Unidos abandonó su papel de promotor de la democracia. Se volvió un país donde su Presidente ataca a la prensa, amenaza con encarcelar a sus adversarios y declara constantemente impugnar los resultados de la elecciones.     ¿Le parece conocida esta estrategia? Pues es la misma que el presidente Lopez Obrador había adoptado mientras fue aspirante y que intensificó ahora que llego al poder.

Autócratas en ejercicio y que iniciaban su periodo (López Obrador casi dos años después) se envalentonaron al ver a Trump actuar. De manera que si este concepto de “recesión democrática mundial” era una gran leyenda antes de 2016, la llegada de Trump, la despuntada de China y la creciente agresividad de Vladimir Putin, contribuyen a hacerlo realidad.

Mexico es ya parte de esta estadística que pone en peligro la democracia mexicana, tal cual como si fuera parte de un “check list”, acción por acción las de Lopez Obrador son idénticas a las de Trump y a la de la mayoría de los lideres mundiales que han convertido lamentablemente a sus países en autocracias populistas.

Incluso AMLO ha ido más allá, al defender abiertamente a los lideres y gobiernos de países que viven bajo este sometimiento: dar asilo político a Evo Morales y ponerse del lado equivocado de la historia, al anunciar recientemente con bombo y platillo que visitará la dictadura cubana, traicionando así los derechos humanos y a la democracia. No estoy exagerando.

¿Como podemos cambiar el rumbo de la historia en nuestro país? Existen tres escenarios probables. El mejor es que en México haya una rápida recuperación democrática.

En este panorama, Lopez Obrador fracasa con su política y pierde en estos dos años que restan de Gobierno, el apoyo de la opinión publica y Morena no gana en 2024.

La ruptura de la presidencia obradorista y el triunfo de la coalición Va por México, revitalizaría la democracia en nuestro país, que volverían a hacerse del poder y revertir las políticas más infames del actual Presidente.

Si Morena fracasa en 2022, 2023 y por supuesto 2024, el disgusto de las y los mexicanos incluso podría motivar reformas que mejoren la calidad de nuestra democracia.

El periodo de Morena y Lopez Obrador en el poder, se enseñaría en las clases de historia y documentales como una era de errores trágicos en la que la oposición evitó la catástrofe y salvó la democracia en México.

El segundo, es un escenario nada alentador y sería que AMLO y sus aliados continuaran ganando elecciones. En este, retendrían la presidencia, la mayoría en la cámara de diputados, el senado, congresos locales y con ello reformas estructurales, y una vez que lo consiga, fabricaría mayorías electorales absolutas.     Y es un hecho que con este afán de eliminar al INE, quitar plurinominales o elegir consejeros electorales por elección abierta, busca obstruir y eliminar la oposición.

Estas medidas desencadenarían una resistencia que podría derivar en una confrontación creciente e incluso violenta que conllevaría a la represión política.

El tercer escenario, es que Morena y AMLO fracasen en 2024, que se forme un frente amplio contra la izquierda extremista de López Obrador, pero este no serviría para detener la polarización o para que se encuentre nuevamente la tolerancia entre corrientes políticas o ideológicas, si no que, esta confrontación aumentaría y lejos de debilitar el proyecto de izquierda, se terminaría –aun fracasando en el 24– consolidando en nuestro país.

Basta ver en Estados Unidos a Trump, que ya inició sus recorridos por territorio norteamericano, fue derrotado en 2020, mas no sepultado su movimiento.

Así pues, los probables escenarios de cara a lo que se avecina, sin duda tenemos las y los mexicanos en nuestras manos, decidir el rumbo del país, si le ponemos un alto al odio, al extremismo y al autoritarismo o dejamos que este se consolide.

Ese es el desafío al que nos enfrentamos y también nuestra oportunidad de defender la democracia. Si lo conseguimos, México se convertiría en un país extraordinario.

Gerardo Abraham Aguado Gómez es miembro de Acción Nacional desde 2008. Exdiputado local en la LXI Legislatura del Congreso del Estado de Coahuila.