Saltillo.- Si Ligia Urroz recuerda algo de su infancia es la figura de Anastasio Somoza. Los fines de semana en la casa, las comidas, el olor que llenaba el aire y, sobre todo, a un hombre agradable y cariñoso, que años después se revelaría como la figura de un dictador que causó el exilio de la escritora.

Ahora, más de 40 años después, Urroz recrea esos tiempos que vivió de niña, pero también lo contrapone con los pensamientos de la mujer que es ahora en Somoza (Planeta, 2021), novela en la que reconstruye desde la historia y la memoria la figura compleja del dictador y sus emociones propias.

Para Urroz, el libro pudo contarse desde muy cerca porque yo conocí al general Somoza. Cuando tenía 8 o 9 años pasé muchos fines de semana en Monte Limaro, su casa en Puerto Somoza, y me di cuenta de cómo reaccionaba él cuando pasaba algo importante en Nicaragua, pero también lo que decía.

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Todas esas vivencias las fui guardando y cuando llegué a México para mí fue un parteaguas porque viví la guerra, y me di cuenta de que esa persona tan cariñosa que yo quería, era realmente un dictador. Entonces la novela se escribió porque quería hacer un diálogo entre la Ligia niña que vivió esos acontecimientos y que vio al general, con la Ligia adulta que le reclama el porqué se quedó sin su país, el exilio y todo eso”, comentó a Zócalo en entrevista.

 

La relación que existía entre la familia de la autora y el general militar, tenía que ver con el abuelo de Urroz, quien era cónsul de Nicaragua en México. Pero en su país de origen la guerra entre el Frente Sandinista y el Gobierno provocaba muertes y explosiones, imágenes imborrables de la guerra, que la pequeña Ligia presenció.

Esas experiencias traumáticas se clavaron profundo en ella y le sirvieron como materia principal para este libro que fue, a su vez, “un proceso de terapia, porque fue buscar todos estos ‘si hubiera’, todas esas preguntas que me hice”, como explicó la autora que se presentó en la Feria Internacional del Libro de Coahuila.

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Creo que comencé a escribir la novela desde que viví la guerra, vi estos cuerpos destrozados y presencié los asesinatos, ahí fue cuando comencé a escribir. Porque cuando los escritores decimos ‘ya empecé a escribir’ no es porque tenemos la computadora en frente o en la libreta, sino desde que comenzamos a idear las cosas. En cuanto al papel, han sido nueve años, un proceso largo, doloroso y de terapia”, dijo.

Historia de todos

Pero Somoza no solo consta de la memoria y las impresiones de la escritura, sino que ahonda en la historia de la nación centroamericana a través de libros como La Muerte de Somoza, de Maribel Alegría, o Nicaragua Traicionada, autoría del mismo Somoza junto al periodista estadunidense Cox.

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La novela ofrece un panorama enorme para contar la historia. Este libro está dividido en dos partes, la primera es mucho más cerca a la reconstrucción periodística y la segunda parte es una polifonía de voces que la convierten en una parte mucho más íntima y cercana a la ficción, porque es ese diálogo entre la Ligia niña y la adulta en la que relleno muchos huecos a partir de la memoria, pero también de un diario que llevaba mi papá”, dijo.

Cuando la familia de Urroz llegó a México ella “no podía decir que conocí a Somoza porque era odiado y repudiado. Mi familia tenía miedo de que yo, como niña, pudiera decir algo y comenzará una persecución contra nosotros que nunca tuvimos una relación política, económica o de trabajo con él, sino que era una relación de amistad. Ese callar un pasado inmenso, me hizo bloquearlo.

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Pero fue pasando el tiempo y empecé mi proceso de escritura porque sentí que ya había llegado el tiempo de decirlo, además de que en Nicaragüa desde la primavera del 2018 se vive un proceso que no debe repetirse, porque no podemos replicar la historia ni volver a la dictadura, por eso creo que fue el tiempo necesario de publicar esta historia”, dijo.