Vida
Por Grupo Zócalo
Publicado el miércoles, 16 de agosto del 2017 a las 11:58
Ni siquiera en los 70, con todo el culto alrededor de Black Sabbath y el diábolus in música producido por la guitarra de Tony Iommi, los jóvenes fueron juzgados como nosotros a principios del nuevo milenio. “Ovejas de Satán”, “enajenados por el Diablo”; cualquier sobrenombre se quedaba corto para esta generación de infantes demoníacos que conducirían al mundo a su total destrucción.
Teníamos de seis a ocho años, sin embargo, en nuestras manos se encontraba el mecanismo para gobernar las nuevas versiones de Sodoma y Gomorra: el control remoto. Sí, ese pequeño aparato con botones que cada tarde nos hacía sintonizar las caricaturas era, según la mente de nuestros confundidos padres, la razón por la que nos merecíamos una vida hundidos en las llamas del Infierno, a menos, claro, que respondiéramos al llamado de Dios.
Para un niño, percibir la maldad en una forma tan abstracta como simbología oculta y evocación a los demonios a partir de sus nombres o formas es simplemente imposible, no obstante, algunos fanáticos religiosos estaban seguros de que nuestras series favoritas eran oscuros manifiestos que atentaban directamente contra la percepción católica del mundo. El inminente y público acto que demostraba la existencia del mal y el pecado sobre la Tierra.
¿Recuerdas esas series que te convirtieron en un siervo del mal?
Aunque realmente no importa a cuál de sus entregas te refieras, esta serie fue uno de los blancos principales de la prohibición. A partir de obviedades como el nombre de personajes como Mr. Satan (quien además tenía un auto cuyas placas eran 666), muchos colegios argumentaron que se trataba de una serie creado por el mismo Diablo en conjunto con un séquito de brujas de las cuales Krilin era una de las más poderosas. Hábilmente los creadores la escondieron detrás de un chico que se muere en cada temporada… o al menos eso creían los locos religiosos.
Si estas pequeñas criaturas hubiesen existido, según algunas teorías, serían los principales seguidores de Donald Trump. Debido sus trajes blancos con gorros puntiagudos han sido tomados como una alegoría al Ku Klux Klan, sobre todo si consideramos que su líder, Papá Pitufo, usa un traje rojo justo como el del Gran Dragón del KKK.
Otros fanáticos religiosos alegan que la tierra de los Pitufos es una representación amigable del infierno en donde conviven los siete pecados capitales liderados por un sujeto rojo. Además, al ser todos varones, se sospecha que tienen sexo entre ellos. Por otro lado, Gargamel era un monje dominicano, por ello odiaba a estas pecaminosas criaturas.
El carácter tan bien definido de algunos de los protagonistas de esta serie ha hecho que más de una persona piense que Fondo de Bikini se trata de una alegoría a algo mucho más oscuro que una ciudad debajo del mar. Quienes se han tomado el tiempo de analizar la serie se han dado cuenta que muchos de sus personajes encaran al menos uno de los siete pecados capitales. Por ejemplo, Gary empata con la gula, Arenita con la soberbia, Don Cangrejo, obviamente, representa la avaricia. Patricio la pereza, Calamardo la ira, Plancton envidia y Bob, por supuesto, la lujuria debido a su desmedido amor por el mundo.
Quienes cursamos la primaria en el 2000, seguro tenemos recuerdos de una de las cacerías de brujas más trágicas y absurdas que ha visto el mundo: la quema de tazos y mercancía de Pokémon… Todo inició cuando algunos grupos religiosos alrededor del mundo, llevados por los torpes discursos de personas como Josue Yrion, se pronunciaron en contra de esta caricatura porque algunos de sus personajes tenían cuernos lo cual era señal demoniaca —como si las vacas o venados usaran siempre sombreros vikingos—. Por eso que las iglesias y las escuelas católicas hicieron un llamado para quemar todos esos afiches del demonio, y así salvar a la niñez de todo mal que les amenazara.
Si bien las cartas nunca disfrazaron la palabra “demonio” para referirse a sus personajes, ni disfrazaron algunos símbolos ocultistas en las ilustraciones, afirmar que jugar con ellas era una manera de invocar a Satanás y hacer pactos con él, es totalmente ridículo. Otro de los aspectos que, según grupos católicos, parecían sospechosos, es la presencia constante de simbología egipcia que ha estado ligada durante siglos con la brujería.
Muchas de estas series fueron sacadas del aire para evitar conflictos con los padres de familia. Eso no evitó que nos gustara la violencia ni los nombres demoníacos, lo único que cambió fuimos nosotros; pero no como nuestros padres creían, crecimos sin conocer el final de muchas de nuestras series favoritas, por lo que se podría decir que el fanatismo de algunas personas nos arrebató una parte importante de nuestras infancias que, gracias al Internet hemos podido revivir.
Lo triste es que ya no es lo mismo que hace 17 años… y adorar a Satán ya no está de moda.
Fuente: Cultura colectiva
https://culturacolectiva.com/cine/caricaturas-diabolicas-de-la-infancia
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